Miguel Ángel Solar: "La universidad está muy lejos de contribuir al desarrollo que el país necesita"
Para muchos es un emblema estudiantil: como presidente de la FEUC, hace 50 años encabezó la toma de la Casa Central de la Universidad Católica. Dejando un rato de lado su calmada "vida provinciana", como él mismo la llama, habla no del pasado, sino de cómo ve el presente.
"Es rico este aire frío", dice el médico Miguel Ángel Solar mientras posa para unas fotos, en camisa manga corta, durante una noche invernal de Temuco. Tiene 73 años pero habla con la energía de un quinceañero. Algunas palabras salen tan rápido de su boca que casi no se le entiende.
Dice que ya nada queda del muchacho rebelde que lideró la toma en la Casa Central de la Universidad Católica el 11 de agosto de 1967, esa en que los estudiantes colgaron el lienzo "El Mercurio miente", y que en 11 días provocó la renuncia de un rector y generó la intervención del Cardenal Silva Henríquez y el gobierno de Frei Montalva, pero que hasta hoy se lleva mejor con "la gente más joven", la generación de sus hijos, que con la de sus contemporáneos.
Sin embargo, un tono conciliador y moderado aparece rápidamente: "No queríamos una 'revolución', eso no es así. Nosotros éramos democratacristianos, jóvenes de clase media acomodada que queríamos una universidad mejor", dice, mientras come con calma unas tostadas con mantequilla.
¿Y qué significaba una universidad mejor para ustedes?
Una universidad para todos, cosa que era impensable en esos tiempos. La universidad era para pocos, estaba definido así, ese era el sentido común. El gran mérito de la reforma es haber transformado la universidad de unicultural a pluricultural, una universidad diversa, inclusiva. Que cualquier niño chileno, sin importar su condición social, religiosa, cultural o política, pueda entrar a la universidad si lo desea. Todo esto en el contexto de los procesos de democratización social que estaban sucediendo… viene Frei, el mismo Allende, incluso Pinochet no logra restaurar el pasado y al final tiene que hacer universidad para todos. Con privadas, con negocio para algunos, pero bueno, no niega el concepto, lo hace funcional a sus amigos. Un cuento que no se ha terminado.
¿No se ha terminado?
No. Soy de los que creen que la reforma nunca se interrumpió, que continuó y continúa todavía. Nosotros quebramos los vidrios y entró un nuevo aire, por decirlo de alguna forma, y ese nuevo aire es el que ustedes heredaron. El Chile nuevo al que nosotros aspirábamos ha avanzado muchísimo, pero falta.
¿La gratuidad, por ejemplo, es para usted un paso en ese proceso?
El acceso está. Hay que financiarlo y ahí existe toda una discusión de qué se paga o no se paga, pero esa es una discusión secundaria a mi modo de ver.
¿Cuál es la discusión principal entonces?
Hay un reclamo por la calidad. Ha habido una gran expansión en la cobertura, pero la calidad a la que aspiran los muchachos en su formación está muy lejos de lo que se ofrece. El mejor ejemplo de eso es que hacen huelgas de meses y no les afecta, porque no son tan importantes las clases. Nosotros hicimos una huelga de 11 días y estábamos locos, y yo le aseguro que hoy en día las clases son parecidas a las que yo recibía. Entonces, ¡por favor!, estamos con las mismas metodologías pedagógicas de hace 50 años. Incluso en investigación a lo mejor hemos retrocedido, nuestros investigadores del área de la medicina están ligados a las grandes farmacéuticas y no están respondiendo las preguntas a nuestros problemas de salud pública. Como padre yo he visto esto con mis hijas, como profesor en su minuto, como político, como demandante de ciencia y tecnología siendo parte de una empresa pública… la universidad está muy lejos de contribuir al desarrollo que el país necesita.
Política, de repente
Actualmente, además de su cargo como director del Departamento de Atención Domiciliaria del Hospital Dr. Hernán Henríquez Aravena de Temuco, Solar es Consejero Regional (CORE) de La Araucanía (independiente, con apoyo de la DC). En 2012 fue candidato a concejal, pero perdió. "Yo no seguí la carrera de estudiante a político. Tuve la suerte de que mi madre me dijera que yo era más o menos como político. Y así fue, con toda sinceridad. Como político, más o menos; como dirigente estudiantil, bueno. Ser político es una cuestión de una complejidad mucho mayor".
¿Qué le parece entonces que dirigentes estudiantiles como Gabriel Boric, Giorgio Jackson y Camila Vallejo estén en el Congreso?
Lo miro un poco con, la palabra exacta no sería envidia... les deseo que les vaya muy bien, pero si caen en un minuto dado ojalá que aterricen en sus profesiones y hagan la pega que les toca. Que Boric sea un buen abogado en Punta Arenas, por ejemplo. Creo más en el político que hace política de repente.
¿Y qué piensa de sus contemporáneos que siguieron carrera política?
Cuando se hacen críticas a mi generación, yo miro a cada uno de estos compañeros, que fuimos camaradas de lucha, y veo que cada uno en su trabajo, a su manera, ha hecho grandes aportes. Como he estado alejado de las peleas internas que han tenido, me doy el lujo de mirarlos con simpatía a todos. A Brunner, a Correa, Viera Gallo, a todos estos personajes.
¿Y usted, hace política?
Yo soy parte de ellos y del debate público, pero desde un área marginal. Mi trabajo es local. Yo estoy preocupado de cómo la reforma continúa aquí, en mi mundo local, en la provincia. Estoy preocupado de nuestras universidades, del bosque nativo, de los residuos domiciliarios, de la educación media, del hospital mismo y su autogestión.
Eso es bien general, ¿me puede dar un ejemplo más concreto?
Por ejemplo en la formación de los médicos. Desgraciadamente las universidades hacen perder mucho tiempo al principio, llenándoles a los estudiantes la cabeza de papeles, cuando podrían desde el primer día, en alguna medida, practicar las competencias que tienen. Mis alumnos de medicina iban en primer año a la sala del hospital a ver enfermos, a escucharlos. ¿Cierto que eso le hace bien a un enfermo? ¿Pero los médicos saben escuchar? No mucho. Entonces, ahí usted ve que la reforma de la formación médica comenzaría con estudiantes que fueran a los hospitales a los 15 días de haber entrado a la universidad, un ejercicio más propio de un centro de formación técnica. Pero a mí el alumno me llega en cuarto año de medicina y ahí es el doble de trabajo hacerle entender el trabajo que realizamos, que vamos del cuerpo a la mente, de la mente a las relaciones sociales. Hacemos una medicina biosocial, por decirlo así, que es un invento nuestro.
¿Lo que se ha llamado medicina familiar?
Medicina familiar 2.0 diría, porque no es lo que los alumnos aprenden hoy en la universidad, que por cierto es una especialidad de segunda categoría, no tiene estatus. La medicina general no existe, porque ese estudiante egresado de la universidad ha tenido clases con puros médicos especialistas, su formación médica es una especie de colcha de retazos.
¿Y cómo es la medicina familiar 2.0?
Nosotros tenemos una concepción de la enfermedad como una reacción frente al mal, no como el mal en sí mismo. Hay que entender que la subjetividad de la persona es importante, porque detrás de toda enfermedad está la sobreexigencia y las interacciones sociales inadecuadas. Pero en vez de saber manejar el estrés y los procesos anímicos que llevan a eso para abrirse a mejores relaciones sociales, ¿qué hacemos? Apagamos el estrés y está todo el mundo tomando antidepresivos y ansiolíticos que apagan la mente. Lo mismo con los niños: yo he pasado 30 años enseñando a no bajar la fiebre, a entender que la fiebre es un mecanismo de defensa, ¿pero cuál es la norma cultural? Que el dolor es malo, que si usted ve a su niñito como un pollito, eso está mal. Entonces le da un paracetamol, un ibuprofeno, y ya está bien. Pero el niño se va al patio, se pone a saltar en la cama, se enfría, se moja, se cansa... y se complica.
¿Cómo le hace entender eso a una mamá o papá que ve a su niño decaído y afiebrado?
Por supuesto, es una cosa contracultural y esa es la profundidad de la reforma. Véalo en términos políticos: si mañana Bachelet me nombra ministro de Salud y yo saliendo de La Moneda digo "no le bajen la fiebre a los niños, no tomen paracetamol", ¿cuánto duro como ministro? Por eso que las tareas de la reforma son muy grandes, cuando yo digo continuar la reforma estoy hablando de estas cosas.
Todos díscolos
En 1973, Solar se encontraba trabajando como médico recién egresado en Nueva Imperial. Como miembro del MAPU participó en el gobierno de la Unidad Popular y tras el golpe de Estado salió escoltado por los militares al exilio, después lo siguió su esposa y su primera hija, primero a Holanda y luego por 12 años a Venezuela, donde vivió y practicó la medicina en localidades rurales.
¿Y qué piensa de lo que está pasando en Venezuela?
Voy a Venezuela cada cinco años, la última vez fui a ayudar al embajador, para que conociera mejor lo que yo viví. Quienes no conocen al pueblo venezolano pueden pensar que soy demasiado optimista cuando digo esto, pero creo que se van a poner de acuerdo, porque es un pueblo muy unido y sociable, sin oligarquías. Es un país muy democrático.
Otros que también están en medio de un conflicto es la Democracia Cristiana. ¿Cómo la ve?
Sobre eso, sólo voy a decir que me gusta que la DC esté renaciendo con la Carolina Goic. Es necesario para Chile.
¿Estuvo de acuerdo con que no hubiera primarias?
Sí, yo era partidario de que todos compitieran en la presidencial, incluso Lagos.
¿Y tiene un favorito?
Es que todavía están corriendo los pingos, pues, no me pida que apueste ahora. Voy a votar por alguno de ellos, pero hay muchos corriendo. Mire, yo soy un último ejemplar de la Concertación ancha, esa que va de la DC al PC. Creo que la Concertación hizo la pega bien y que hoy todos son Concertación.
¿Cómo que hoy todos son Concertación?
Si usted lo piensa, que la derecha haya botado por la gratuidad en el Congreso refleja que las aspiraciones de equidad, democracia y desarrollo a las que nosotros teníamos están presentes en todos los partidos. Ahí perdió Piñera, para que vea que nadie manda mucho.
No ha sido fácil ser Nueva Mayoría, les ha costado ponerse de acuerdo.
Gobernar hoy es bien difícil porque cualquiera es rebelde. Ahora son todos díscolos, no hay mucha disciplina y a nadie lo echan de ninguna parte por llevar la contraria. Se van, pero ya a nadie lo expulsan de un partido.
Moral mapuche
Está en Temuco desde 1987 y dice que le gusta la vida pueblerina y que está orgulloso de eso. "Tengo tradición provinciana familiar (talquina y rancagüina). En Temuco hay una cultura de fluidez, es una ciudad de gran interacción social, de migrantes también, muy mapuche".
¿Y cómo ve el conflicto de La Araucanía?
Estamos construyendo un acuerdo huinca-mapuche que le conviene a ambas partes y a Chile. Estoy trabajando en eso. Pero es un avance lento, piense que la Presidenta habló de que este es un problema de 500 años. Creo que estamos mucho mejor que hace 500 años, que hace 100 años. El tema es que a veces los problemas son muy locales. Hay cierto acuerdo, pero la cultura mapuche es muy local y cada sector tiene su autonomía. Cada lonko decide como quiere. Tenemos mucho que aprender de los mapuche. Yo he aprendido mucho de ellos.
¿Qué cosas?
De su medicina, por ejemplo. También podemos aprender de su respeto al medioambiente, de su organización democrática en las empresas, de sus familias extensas, de su respeto a los mayores. Hay también una moral mapuche que es muy respetuosa de la individualidad: A nosotros nos han enseñado que uno tiene que ser humilde, pero no orgulloso, y eso es falso. Usted en algunas cosas es la mejor y eso significa que debe ser respetada en eso, esto de que tengamos que ser humildes en todo es absurdo, como si la palabra orgullo fuera mala. Yo me quedo con las cazuelas que me comí, no con las que no me comí, y reconozco que me ha ido bien en la vida. Por eso les enseño a mis hijos que soy orgulloso de cuatro cosas y humilde de cuatro mil.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.