Un día después de su detención en Brasilia acusado de corrupción, el otrora poderoso presidente de la Cámara de Diputados y principal impulsor de la destitución de Dilma Rousseff, Eduardo Cunha, acudió este jueves -escoltado por policías- a la sede del Instituto de Medicina Legal de la ciudad de Curitiba, donde fue sometido al protocolario examen médico-legal tras su arresto. "Entrega a todo el mundo", le gritaron manifestantes que aguardaban fuera del recinto, instando así a Cunha a que revele todas las irregularidades de las que tiene conocimiento y "entregue" a sus supuestos cómplices.
Pese a que este jueves el abogado de Cunha, Marlus Arns de Oliveira, garantizó que una posible delación compensada por parte del ex parlamentario "no está en pauta", tras bastidores congresistas apuestan que una eventual delación de Cunha podría perjudicar a más de un centenar de diputados que él ayudó durante su ascensión como líder del PMDB a presidente de la Cámara de Diputados.
"El es un archivo vivo", afirmó al diario O Globo el líder del Partido de la República, Aelton de Freitas.
En las últimas semanas, consciente de que su detención era inevitable, Cunha habría dedicado todo su tiempo a dos tareas: su defensa en la Justicia y el libro que prepara sobre el impeachment de Rousseff y la crisis política, afirmó el diario Folha de Sao Paulo.
Cunha habría estado negociando con tres editoriales la publicación de ese libro que en la práctica constituiría una "delación informal", apunta el periódico paulista.
Para la obra, además de recurrir a agendas antiguas de compromisos públicos y privados y juntar "kilos de papeles" sobre las donaciones que lideró para el PMDB, además de una serie de estudios sobre la caja del PT, Cunha también habría rememorado conversaciones privadas y diálogos con diversos colegas del Parlamento, ministros, ex ministros, Rousseff y el propio Temer.
Si Cunha decide hablar "la crisis puede afectar al núcleo duro del gobierno y esto llevaría a una inestabilidad política inevitable", dijo a France Presse el analista Marco Antonio Teixeira, de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.
Sin embargo, Planalto reaccionó con cautela a la detención de Cunha. "El gobierno tiene cero preocupación ante una eventual declaración", dijo el secretario de Comunicación Social Márcio Freitas.