Frente a la veterinaria Loreto Ramirez (40) hay un lechón con más del 50% de su cuerpo quemado que casi no puede abrir los ojos y se mueve lentamente. Lo encontraron cerca de Santa Olga junto a sus hermanos y su madre que estaban quemados como él, pero no sobrevivieron. Hay 32 grados en Constitución, pero él tiene frío. Loreto le consiguió una manta para taparlo y regularle la temperatura. "Lo estamos cuidando harto. Tiene infecciones y muchas heridas, pero estoy segura de que lo vamos a mejorar", asegura.
Ramírez, quien además es dueña de AnimalDoc, un furgón que atiende a mascotas a domicilio en una furgoneta propia, está a cargo del albergue de animales más grande que hay en el país, instalado en el Estadio Municipal de Constitución. Allí, asisten y alojan a más de cien animales entre caballos, chanchos, gatos, conejos y perros que han llegado desde que se iniciaron los incendios en la Región del Maule. La mayoría de los canes, que son la especialidad de Ramírez, son los que alcanzaron a arrancar del incendio de Santa Olga, el pueblo que desapareció en medio de las llamas que arrasaron con un monte completo y que dejó a casi mil familias sin hogar.
El lugar tiene a más de 60 perros, de los cuales 20 están en estado de mediana y alta gravedad. Cada uno del total tiene su canil, un espacio preparado para que duerman, coman y tomen agua mientras los asisten, los visitan voluntarios que se acercan a acariciar, pasear y cuidar animales. También para esperar a que alguien llegue y los reconozca. "Esa es una de las cosas que mas me ha conmovido: cuando veo a personas que se reencuentran con sus mascotas. He visto hombres llenos de tatuajes llorando sacándose las presiones sociales y emocionándose por ver a sus perros", dice Ramírez, la veterinaria que tomó la decisión de partir desde Santiago a Constitución a ayudar cuando a su celular le llegaron centenas de fotografías de animales muertos.
—¿Que particularidad tenían las fotos que te mandaron que te hicieron movilizarte?
—Hay unas fotos que afortunadamente no están muy difundidas donde aparecen cuerpos de animales, cabras, caballos muertos o algunos moribundos después de los incendios. Eso me dio mucha rabia, pena y al final fue lo que gatilló mis ganas de estar acá. Había animalitos en posiciones fetales o de arrancar. De verdad son imágenes que uno las ve en las películas, no se imagina que la realidad puede ser tan cruda. Por lo mismo, el 28 decidí agarrar mis cosas y partir no más.
Loreto
—¿Cuáles fueron los pasos que seguiste tú para llegar acá y los que debería seguir un veterinario que quiere ayudar en esta instancia?
—Pregunté primero a varias personas. Luego miré en el colegio médico de veterinarios, porque mi idea era venir de manera responsable, no a exponerme o a causar más problemas, sino que quería que fuera una ayuda coordinada. Al mismo tiempo, se empezaron a extender los puntos de incendio en Santa Olga, Nirivilo, Huerta Maule y Pitihua, que fue donde encontré el primer perrito quemado. Ahí, junto a la directora ejecutiva de AnimalDoc, dijimos: ya, vamos a esos lugares. Pero ahora es más fácil y el llamado es abierto: si son veterinarios, si tienen insumos, vengan porque en Constitución faltan manos para seguir ayudando a los animales.
—¿Cómo tomaste el liderazgo de esta iniciativa?
—Llegué pensando solamente que iba a tomar un turno que era de 12 horas donde te hacías cargo de los pacientes y que te tenías que preocupar de que pasaran todos sus medicamentos que es lo que uno hace en clínica normalmente, pero terminé ordenándome con los otros veterinarios que son increíbles, que son expertos y con excelente disposición. Acá los animales están en buenas manos. El problema es que este albergue no puede durar para siempre.
La veterinaria llegó a poner orden en el improvisado espacio. El día en que llegó, ordenó a hacer los caniles de hospital para cada paciente y luego implementar la ficha médica de cada uno de los animales. El principal traspié fue la falta de insumos, que todavía asecha al albergue. "Necesitamos que la ayuda siga llegando, pese a que por ahora estamos cubiertos", asegura mientras revisa a un perro que tiene sus cuatro patas vendadas y se arrancó de su canil. El animal, cuenta Ramírez, combatió el fuego en Santa Olga. Su situación, es la misma que los canes con los que comparte habitación.
Un bombero, hace dos días, fue a dejar a una gata y sus cuatro hijos contando la historia del animal: el fuego estaba a centímetros de ellos. Anvanzó tan rápido, que la gata no tuvo tiempode movilizar a sus cachorros. Se engrifó para espantar el fuego, como si éste le fuera a hacer caso. El cuerpo de bomberos se percató de la situación y rápidamente la tomaron a ella y sus hijos y luego los trasladaron al albergue donde se estan recuperando. La mayoría de los animales, están con quemaduras y problemas respiratorios. "Acá estamos haciendo un seguimiento de lo que necesita cada paciente. Hay que tener insumos para el manejo de infecciones y manejo del dolor, eso es primordial, pero todos tienen necesidades distintas", dice Ramírez.
—¿Cuáles han sido las principales dificultades?
—Anteanoche, por ejemplo, había muy poca gente y pocos medicamentos para sedar. Como pudimos tratamos de hacer los cambios de vendajes y manejo del dolor con las cosas que quedaban. Hoy en la mañana ya se empezó a ordenar nuevamente, empezaron a llegar colegas y había muchos más voluntarios, pero no eran médicos veterinarios. Y eso es lo que falta, porque lo ideal para que los doctores trabajemos descansados y podamos dormir las horas suficientes, cosa que no ha sido posible hasta el momento. Eso es lo que más nos falta: más veterinarios.
—Es posible que lleguen más animales a este albergue, considerando que los incendios se han seguido extendiendo. ¿Hay espacio suficiente?
—Sí. Todos los días llegan pacientes nuevos. Mientras más tarde se hace, empieza a llegar la PDI, bomberos y particulares con mascotas que han encontrado durante todo el día en su voluntariado en terreno. Acá estamos haciendo solo la parte de hospital, pero en terreno también andan equipos de veterinarios, andan personas que están viendo a las mascotas y a los que realmente no pueden seguir en el lugar los traen para acá. Hay mascotas perdidas hasta mascotas con lesiones graves llegan acá.
—¿Por cuánto tiempo seguirá funcionando el albergue de animales de Constitución?
—El hospital va a estar abierto por lo menos dos meses. Hay que ver cómo va también la reconstrucción de las casas de la gente que está albergada, porque acá aparte del hospital está el albergue de perritos que los dueños están en colegios alojando o en otros lados y acá están sus mascotas, y mientras los dueños no reconstruyan sus casas o no tenga algún lugar donde vivir, estas mascotas tienen que estar en alguna parte y ese lugar es acá. Lo mismo con los perritos heridos. Hasta su recuperación nosotros tenemos el compromiso de sacarlos adelante y entregarlos sanos a sus dueños y si nos demoramos un mes, dos meses o tres meses, ése es el tiempo que se pretende estar acá: entregar a los perritos hasta el último momento.
desilusión de ir a buscar a la mascota y que no esté.
—¿Qué es lo que necesitan en lo inmediato?
—Que se difundan las imágenes de los perritos que tenemos acá para que los dueños, si pueden ver alguna tele, diario, revista o si alguien se los facilita, puedan reconocer a sus mascotas y vengan ellos a buscarlas. Por último, si los tienen en albergue y no tienen dónde llevarlos, que los vengan a visitar, porque eso ayuda a una mejor recuperación de estos pacientes. Lo principal es hacer una campaña de reconocimiento y luego, los que no fueron reconocidos pueden ser dados en adopción.
La campaña en Constitución ha tenido especial atención por la cantidad de animales heridos y por la disfusión del "Negro Triste", el perro que fue encontrado solo recorriendo los vestigios que dejó el incendio en Santa Olga, un día después de ocurrido el desastre. Días después, el animal desapareció y en redes sociales, apoyados por La Tercera dieron con el Negro Triste que hoy se encuentra en el albergue bajo el resguardo de Ramírez. "Todos sabemos que lo estaban buscando. Llamaron hasta de Canadá para adoptarlo. Mañana, de hecho, viene esa familia a visitarlo. Pero la verdad es que vino un hombre de Santa Olga que dijo ser su dueño", cuenta la veterinaria.
La principal dificultad, es la capacidad de quienes tenían a estos animales como mascotas es dónde podrían llevárselos en caso de ser reconocidos. Si bien el albergue estará dos meses en funcionamiento, Romilio Pérez, quien perdió su casa en el incendio de Santa Olga y se reencontró con su perro, cuenta que "es difícil que pueda volver a mantenerlo y llevármelo si ni siquiera tengo casa. Me da mucha pena esta situación". El lechón que acariciaba y abrigaba Ramírez, fue encontrado con su madre y hermanos que luego fallecieron. "Con él me encariñé. Lo he cuidado y quiero llevármelo a mi parcela en Santiago, porque tengo espacio, pero su dueño lo reclamó", cuenta. El animal lo quieren, según le explicaron los dueños a la veterinaria, para ponerlo en engorda y posteriormente comérselo. "Yo estoy dispuesta a comprarlo para poder cuidarlo", asume.
—¿Qué cosas te han logrado emocionar positivamente entre tanta tragedia?
—Hoy un perrito que no se movía, no comía y solo dormía se reencontró con su dueño. Posteriormente, el perro comió, tomó agua y le cambió completamente su estado anímico. Esas cosas emocionan: los reencuentros y cómo los perros reconocen a sus dueños, cambian de actitud y les vuelven las ganas de pararse. De tanta tragedia y cosas malas, a uno se le pone el corazón duro con las cosas malas que ve. El segundo día ya nada afecta. Pero la sensación de felicidad de una mascota y de cómo cambia cuando ve a un dueño, emociona. Me emociono al contarlo. Dan ganas de estar despierta 48 horas si es necesario para ver momentos como ése.