La parte de la cadena montañosa del Himalaya que se extiende en la frontera entre Nepal y el Tibet, es uno de los lugares más remotos y hermosos del mundo.
Cada año, miles de turistas vienen a participar en las caminatas del circuito de Annapurna.
La ruta diseñada los lleva a escalar montañas cubiertas de nieve, a más de 5.000 metros de altura.
Ese paisaje inhóspito y apartado ha sido el hogar de las comunidades budistas que, por siglos, han desarrollado sus propias actividades agrarias y comerciales.
Pero, en los últimos años, esta pacífica región ha sido manchada por los celos, el crimen y el asesinato.
Todo tiene que ver con la yarsagumba, el pequeño, frágil y momificado cuerpo de la oruga de una polilla del Himalaya que ha sido invadido por hongos, y al que se le atribuyen propiedades medicinales.
"UN PECADO"
Cuando la gélida noche cae en la localidad de Humde, en el Himalaya, Sangay Gurung y su esposa se acurrucan cerca de la hoguera para preparar su cena: una mezcla de arroz y vegetales.
Sangay me dice que me puede vender yarsagumba.
Tiene en su poder un poco de la codiciada sustancia porque su hijo la ha recogido. Pero, no es algo que lo hace feliz.
"Consideramos que es un pecado comerciar yarsagumba", indicó Sangay.
"En nuestra cultura budista no se nos permite recolectarla, esa es nuestra tradición".
"Mis abuelos me lo dijeron y yo los obedecí. Tengo 53 años y nunca la he recogido. Pero la generación joven es diferente. Ellos no creen ni en pecado ni en religión. Ellos están haciendo dinero con ella".
En los últimos 500 años, los chinos le han atribuido al yarsagumba (cuyo nombre científico es Cordyceps sinensis) poderes afrodisíacos.
Se puede encontrar en los pastos de la cordillera del Himalaya, por encima de los 3.500 metros de altura, y tradicionalmente se recolecta a inicios de la primavera, antes de las lluvias de monzón.
"GRAN AFRODISÍACO"
Cada año, cientos de comerciantes tibetanos cruzan ilegalmente la frontera para comprar yarsagumba en Nepal. Su objetivo es vender la sustancia en China.
Un kilo puede llegar a costar hasta US$10.000.
"Las propiedades medicinales de la yarsagumba son numerosas", señala Carroll Dunham, una antropóloga médica que ha trabajado en Nepal desde hace 25 años.
"La yarsagumba es conocida como un estimulante inmunológico, así como también como un gran afrodisíaco".
"Funciona de una manera muy similar al viagra. Se le considera útil para mejorar casos de impotencia sexual", explicó la experta.
Esto se traduce en que la yarsagumba se ha convertido en la más valiosa materia prima de esta remota región, en la que las oportunidades económicas no abundan.
El producto es tan lucrativo que el gobierno distrital implementó un sistema de concesión de permisos para quienes quieran recoger yarsagumba.
En algunas áreas, los permisos son más costosos para los extranjeros. En otras regiones, los foráneos tienen prohibido buscar la droga.
ENFRENTAMIENTOS
Para algunos aldeanos, la recolección de yarsagumba se ha transformado en un generador de bienestar. Para otros, sólo ha traído miseria.
En junio de 2009, siete hombres de las zonas bajas de la región de Gorkha, en Nepal, que intentaron recolectar yarsagumba fueron asesinados por un grupo que quería proteger su territorio.
Los hombres fueron atacados con palos y cuchillos y sus cuerpos fueron lanzados a los barrancos montañosos.
"Implicó una gran operativo. Más de 80 policías fueron desplegados en ese caso", recuerda Nal Prasad Upadhay, funcionario a cargo de la investigación.
"Dos cuerpos fueron recuperados en dos lugares muy difíciles de penetrar. La policía tuvo que utilizar cuerdas para acceder a esos sitios. Los cinco cuerpos restantes no los pudimos hallar".
Treinta y seis hombres de la remota localidad de Nar fueron arrestados por el crimen y todavía están a la espera de un veredicto.
ESTÉRIL
En la región montañosa, no existe una prisión lo suficientemente grande para tenerlos detenidos. Por eso, las autoridades tuvieron que habilitar una oficina en la villa de Chame.
En los últimos meses, 17 individuos fueron dejados en libertad bajo fianza. El resto está detrás de alambres de púas, jugando cartas y baloncesto y a la merced de sus familiares para que les traigan comida.
"Creo que a mi hermano lo dejarán libre muy pronto", indica Samma Tsering, quien visita la prisión diariamente.
"Siempre que me reúno con él me dice que no ha hecho nada malo".
Desde que su hermano fue arrestado, la vida de Samma se ha concentrado en apoyarlo.
Debido a que la mayoría de los hombres de este poblado están en prisión, no hay quien que trabaje el campo.
"Nuestra tierra es estéril ahora", indicó.
"No hay quien are los campos, por eso no hemos producido nada por dos años. Las mujeres que conocen el trabajo de los hombres están, de alguna manera, tratando de hacer algo, pero la mayoría no puede".
En febrero se prevé que se pronuncie un veredicto sobre el caso.
DOS CARAS
En marzo, comenzará la temporada de recolección de yarsagumba.
Cientos de habitantes locales recorrerán las montañas en busca de la valiosa droga con un objetivo en la mira: hacer una fortuna.
Para muchos que viven en esta zona, la yarsagumba no es una bendición, sino una maldición.
Recuerdan un antiguo refrán budista que advierte que la yarsagumba no trae más que mala suerte.