Lucía Hiriart, viuda del General Augusto Pinochet, acepta conceder una entrevista para una revista de papel cuché y asistir a una sesión fotográfica. Su difunto marido ha permanecido en las sombras a pesar de los escándalos del Caso Riggs y los constantes acosos periodísticos. Sin embargo, y en el día de su cumpleaños, quien fuera la mujer con mayor poder en Chile entre 1973 y 1988, decide correr el riesgo: con cada vez menos personal del Ejército a su disposición y una mancha en su expediente, Hiriart está dispuesta a llamar la atención. La entrevista, sin embargo, nunca ocurrirá.
La trama es ficticia, pero llevará por primera vez a los escenarios un monólogo de un personaje vivo. Lucía, escrito por Ximena Carrera y dirigida por Sebastián Vila, la misma dupla que en 2010 obtuvo el reconocimiento a la Mejor obra del año con Medusa, pisará las tablas el 5 de junio en el GAM.
Hace meses, Carrera comenzó a leer varios libros publicados en torno a la familia Pinochet. "Tomé como base Doña Lucía, de Alejandra Matus; La Familia, Historia privada de los Pinochet, de Claudia Farfán; Pinochet, epitafio para un tirano, de Pablo Azócar, además de otros", cuenta. "La obra no es un relato cronológico ni una copia literal de su biografía", aclara, "sino una situación ficticia que recorre ciertas anécdotas de su vida , como la frustrada carrera senatorial de uno de sus hijos y hasta el empujón que le dio a su marido para que se subiera al carro del Golpe de Estado dos días antes del 11 de septiembre de 1973".
Interpretada por la actriz Carmina Riego, Lucía intentará colarse en la mente solitaria de Hiriart. "Nos interesa indagar en la mujer detrás del dictador. Lucía es también Carmen Polo, esposa de Franco, o Imelda Marcos, esposa de Ferdinand, dictador de Filipinas", dice Carrera. "Pero el texto debía encontrar su arraigo en nuestra historia", dice Vila, "desde el teatro se puede hacer justicia, algo que las leyes nunca hicieron. Por eso su soledad, su mala fama, y su anonimato después de tanto poder: Lucía logró sobrevivir y quedar impune"
REESCRIBIR LA HISTORIA
La escena ocurre en las alturas del Cerro Santa Lucía. En 1888, Pedro Lira trazó La Fundación de Santiago, el óleo que hasta hoy permanece en el Museo Histórico Nacional. El protagonista es uno solo, considerado el conquistador y único fundador de la ciudad, el español Pedro de Valdivia.
Fue a partir de aquella pintura que la actriz Patricia Rivadeneira comenzó en junio pasado una investigación a la que pronto sumó a su colega Claudia Celedón -quien interpretará a Pedro de Valdivia-, al dramaturgo Luis Barrales (H.P.) y a la directora Manuela Infante (Prat, Zoo). Juntos, alistan la puesta en escena de Inés de Nadie, inspirada en la figura de Inés de Suárez. La obra llegará el 28 de agosto al GAM.
Inés de Suárez enviudó a los 30 años de Juan de Málaga, a quien buscó por cielo, mar y tierra. En 1538, ya en Cuzco, conoce a Pedro de Valdivia y se vuelven amantes. Tres años después fundan Santiago. Sin embargo, durante el viaje que Valdivia hace a Perú en 1547 y en que es nombrado Gobernador por el licenciado Pedro La Gasca al año siguiente, fue sometido a juicio por acusaciones en su contra. Para salir de la situación, debía devolver todo lo que había tomado de los españoles y dejar a Inés para casarla con uno de sus capitanes.
Inés, de 42 años, es obligada a contraer matrimonio con Rodrigo de Quiroga. Incapaz de darle hijos, el capitán tuvo relaciones con otras mujeres hasta convertirse en padre. Aún así, permaneció a su lado, y sus últimos años los vivió en Santiago bajo estricta religiosidad, a cargo de indígenas que colaboraban en la cocina y otros quehaceres de la casa. En 1580, a los 73 años, falleció.
El proyecto, que será dirigido por Infante y escrito por Barrales, recibió sobre 35 millones de pesos en la última entrega del Fondart. "Inés fue una de las dos fundadoras de Santiago, pero fue invisibilizada por la historia oficial, pues una mujer como ella iba contra el recato de la época", dice Barrales. Rivadeneira, quien interpretará a la mujer, concuerda: "Esta obra revelará aspectos desconocidos de su vida. Como mujer, fue mucho más dócil en el trato con los indígenas, aprendió a hablar en mapudungún, dominaba el quechua y siempre estuvo a la sombra de Valdivia. Pienso que en un país como en el que vivimos hoy, con mayor equidad y una presidenta, era necesario hablar de ella", agrega.
Otra que revivirá junto a su obra sobre las tablas, será Lucila Godoy Alcayaga, la profesora rural que años más tarde se convirtió en poeta y primer Nobel de Literatura chileno, Gabriela Mistral. Hoy, a 70 años del premio, Las cosas que nunca tuve, el concierto teatral creado por Elvira López y Ángela Acuña que el 12 de junio debuta en el GAM, tendrá a María Izquierdo como la narradora que guiará una puesta en escena de música y teatro. Mistral, en tanto, será encarnada por la actriz Catalina Saavedra.
"El texto está inspirado en Tala, de 1938, que según Mistral fue su primera obra publicada como tal. También en el intercambio epistolar que sostuvo con el poeta Manuel Magallanes Moure, de quien se enamoró a pesar de que nunca se concretó", dice López. "No es un relato biográfico como tal, pero revive pasajes de su vida. Hay tanto material que no sabemos hasta dónde llegar con la investigación. Podría, abordar el tópico de lo femenino en el amor, la maternidad y su relación con Doris Dana", agrega.
Por último, y hasta mañana, se presenta en el Parque Cultural de Valparaíso, Recabarren, la tercera parte de la trilogía Tiernos y feroces, escrita por Cristián Figueroa y dirigida por Cristián Keim. Inspirada el imaginario del dirigente sindical, ex diputado y fundador del Partido Obrero Socialista y Comunista, Luis Emilio Recabarren, llegará en abril a Matucana 100. "La biografía de estos personajes son una excusa para hablar de otras cosas", dice Keim, "por eso pasaron a la historia, pues a pesar de que algunos están muertos, sus ideas permanecen más vivas que nunca".