Bruce Dickinson (55) lo recalca seco, sin matices, para que no quede duda de que se trata de destinos opuestos: "No hay ninguna similitud entre enfrentarse a una audiencia con Iron Maiden y hablarle como piloto o emprendedor a un público relacionado con los negocios". El cantante más exitoso y popular en la historia del conjunto británico viste short, bototos, camisa de manga corta y está sentado en un hotel capitalino casi 24 horas antes del miércoles 2, cuando junto a su banda congregó a 55 mil personas en el Estadio Nacional.
Por eso, sabe que debe trazar una diferencia categórica: casi la totalidad de la conversación está dominada por su vida como piloto y como conferencista dedicado a propagar temas de liderazgo, emprendimiento y creatividad profesional, rol que lo tendrá de retorno en el país el 28 de marzo del próximo año, con dos charlas en la Fidae (donde también se maneja la opción de que vuele alguna aeronave) y otras dos en un recinto a definir. Para reforzar aún más ese papel, el vocalista habla bajo un tono empresarial, desplegando su análisis en torno a modelos de inversiones y cifras del mercado aeronáutico. Del número de la bestia a las finanzas del circuito aéreo.
"Mis conferencias siempre dependen del tipo de público al que me dirija, ya sea gente de una corporación, ejecutivos o CEOs. Pero todas las veces les hablo de liderazgo y motivación, de lo importante que es improvisar, confiar en las habilidades de cada persona y convertirse en un emprendedor. Todas las compañías deberían centrarse en eso, además de las emociones, que son lo más importante de cada actividad. Lo que más me divierte de esto es que yo mismo escribo lo que digo y siempre aprendo algo", relata Dickinson a La Tercera en torno a charlas que lo tienen de terno y corbata, mezclando sentido del humor con historias personales, y con una suerte de power point a sus espaldas, en la misma posición ocupada por la mascota Eddie en sus conciertos.
El artista sigue: "El emprendimiento lo heredé de mis padres y me gusta difundirlo, porque te hace tomar riesgos y luego de eso tienes que asumir responsabilidades. Los políticos deberían aprender de eso y también la gente de los servicios públicos: son personajes que no se aventuran en riesgos y, finalmente, no adoptan responsabilidades".
El emprendedor rockero
El concepto que más se repite en el actual léxico del cantante es, precisamente, emprendimiento, aunque se trata de una actitud que explotó desde sus inicios. Desde que en 1980 se juró integrar Iron Maiden luego de verlos en un show londinense -para después empujarlos al podio como la banda inglesa más importante del metal de los 80-, el intérprete abandonó momentáneamente la agrupación en 1993 y, en paralelo a su carrera solista, ahí comenzó su formación como piloto y empresario.
"Empecé de manera muy espontánea en Florida y con un instructor que me llevó a este mundo. Gasté mucho tiempo preparándome. Por casi una década trabajé a tiempo completo como piloto. Me gusta mucho, aunque debo decir que ser cantante de una banda de rock duro es cero contribución a un trabajo como piloto. En cualquier caso, hacer ambas cosas es divertido", relata.
Con el avance de los años, la voz de Can I play with madness profesionalizó aún más su labor bajo el escenario y se convirtió en director de marketing y capitán de la aerolínea británica Astraeus, lo que le permitió pilotar durante varios años un Boeing 757, condición en la que aterrizó en Chile durante las visitas de Iron Maiden de 2008, 2009 y 2011. Tras la quiebra de la empresa -lo que explica que en su escala de la semana pasada no haya podido arribar como aviador de su propia nave-fundó Cardiff Aviation Ltd, una firma encargada del mantenimiento de aviones comerciales y que fortalece aún más su perfil como frontman metalero diversificado en disciplinas tan distintas como la aeronáutica, la práctica de esgrima, el estudio de Historia o la escritura de novelas.
"Mantener aviones es como la mayonesa de un sándwich: es lo esencial. Las mayores compañías aéreas sólo quieren ser más grandes y más grandes, pero no se enfocan en las necesidades más específicas, que es lo que nosotros ofrecemos, con un modelo totalmente distinto al del resto del mercado. En cualquier caso, y aunque con Maiden hablo desde un escenario para miles de personas y como conferencista sólo para unos pocos, la idea que transmito es que siempre se debe establecer una relación emocional con el cliente. Esa es la llave del éxito: la lealtad. Aunque aparezca un producto nuevo y mejor, que igual sigan prefiriendo lo tuyo", describe el cantante, para luego citar, casi como contraparte de su filosofía, a Apple.
"Sus usuarios la veían en un principio como una compañía hippie, pero ahora abandonó sus convicciones. Por eso yo no ocupo iPhone", zanja antes de sacar del bolsillo de su camisa dos celulares: uno de otra marca y otro mucho más grande, de los de la vieja escuela tecnológica, de clásica similitud con un ladrillo, pero con los que controla a distancia ese otro mundo consagrado a los negocios y las inversiones.