El 18 de agosto de 1932, Auguste Piccard se convirtió en el primer ser humano en ver la curvatura de la Tierra. A bordo de un globo aerostático, el suizo logró alcanzar los 16.200 metros de altura. En 1953, a bordo de su nuevo invento, al que bautizó batiscafo, logró el récord inverso: la mayor profundidad a la que haya llegado un hombre. A bordo de su submarino personal, logró sumergirse a 3.150 de profundidad, cerca del archipiélago de Cabo Verde.

Su impresionante registro fue continuado por su hijo Jacques, quien en 2002 alcanzó el punto más profundo de la Tierra, el Abismo Challenger en la Fosa de las Marianas.

Su nieto, Bertrand, siguiendo la afición por las marcas de su padre y abuelo, fue el primero en circunvalar el globo terráqueo sin escalas con un aerostato en 1999. Bertrand ahora va por un nuevo récord para dilatar aún más el álbum familiar: ser el primer humano en dar la vuelta al mundo en un avión propulsado sólo por la energía del sol. La aeronave, bautizada Solar Impulse 2, busca demostrar el alcance que puede tener este tipo de energía.

El aparato partirá desde Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos, para dar la vuelta al mundo en 12 etapas, cubriendo 35.000 km, en una ruta que incluye sobrevolar India, China y Nueva York y los océanos Pacífico y Atlántico sin haber consumido una gota de combustible. El plan proyecta volar a una altura promedio de 8.500 metros, en una travesía de cerca de cinco meses, de los cuales 25 días serán de vuelo efectivo. El regreso está previsto a Abu Dabi a fines de julio o comienzos de agosto.

Además de Bertrand Piccard, la aeronave será pilotada por el también suizo André Borschberg, y en el proyecto están participando 130 personas de todo el mundo. Sesenta y cinco personas viajarán con el equipo por el mundo (dando apoyo  logístico), y otras 65 estarán en Mónaco, en el centro de control de la misión,  que incluye a meteorólogos, controladores aéreos e ingenieros, que harán las  simulaciones de trayectoria, prepararán los vuelos y ayudarán al piloto una vez  que esté volando.

El Solar Impulse 2 está cubierto de más de 17.000 células solares que proveen la energía necesaria a sus baterías de litio, que a su vez son las que suministran energía a sus cuatro motores eléctricos de hélice.  Mide 72 metros y pesa 2,5 toneladas (ver infografía).

"Si todo va bien, partiremos el sábado (mañana)", dijo Piccard a la agencia AFP el lunes, después de realizar su último vuelo de prueba.

"Desde un punto de vista operacional", agregó Borschberg a la misma agencia, Medio Oriente es "el mejor lugar para arrancar, porque permite sobrevolar India y China en un estadio temprano de la temporada, y volver en verano con un  tiempo relativamente bueno".

El antecesor

El Solar Impulse 2 es el sucesor del Impulse 1, el primer prototipo  que sirvió para hacer los primeros vuelos de largo aliento en Europa y EE.UU. y probar que este tipo de aviones puede cubrir largas extensiones. Este  prototipo fue el primer avión solar en cruzar EE.UU. en 2013 y el primero en unir Europa y Africa el mismo año.

"Físicamente estamos listos. André se está preparando haciendo yoga y  autohipnosis", precisó Piccard.

En cuanto a la vuelta al mundo que se disponen a dar, destaca que "nadie lo  ha hecho antes. Es una novedad histórica, un tremendo desafío".