Lada fue concebido, tal como el Volkswagen germano, como "el auto del pueblo", pero para los rusos. Y esa es según muchos la principal bondad del automóvil. "Lo puedes arreglar hasta con un alambre", resume Juan Kovanen (39), ingeniero y presidente de Club Lada Chile, grupo que tal como sucede con las citronetas, recoletas o minis, reúne a los fanáticos en Chile de la marca nacida en la ex Unión Soviética.
El único requisito para participar del club es tener un Lada. Según Kovanen, tienen unos 80 integrantes, entre los que incluso hay nuevas generaciones que nunca vieron un 0 km en una vitrina.
Por eso la organización aplaude el anunciado regreso de la marca a Chile, fijada para el próximo sábado, de la mano de la Distribuidora Automotriz Cono Sur, una empresa con sede en Concepción. La firma no ha dado detalles del lanzamiento. Sólo inscribieron el dominio www.ladachile.cl, el que por ahora mantienen sin contenido alguno.
Sin embargo, los mismos fanáticos de la fábrica han logrado desmantelar algunas piezas del misterio. Tienen fotografías de algunos de los modelos que se han desembarcado en San Antonio (ver recuadro), y que corresponde al clásico Niva, el 4x4 de la marca, lo que se suma al sitio web www.unviejoconocidovuelve.cl, que con una cuenta regresiva muestra lo que parece ser un Niva tapado con una manta al que sólo se le ve parte del frontis. Pero no hay detalles de precio ni especificaciones técnicas, aunque por lo que se sabe de otros mercados, sería un modelo 4x4 y un motor de 1,7 litros, a un precio no superior a los 8 millones, que lo harían el todoterreno más económico del país.
Más que el precio
El precio no es su único don. Su robustez y espacio interior marcaron el idilio entre el modelo y René Valdés (34), informático y administrador del Club Niva Chile, un fanatismo forjado cuando de adolescente acompañaba a un amigo y su padre al Cajón del Maipo en uno de estos vehículos. "Me gustó porque mido 1,92 m, y este es el único auto en su tipo en que estoy cómodo. En otros debo echar el asiento muy atrás y no puedo llevar gente, entre otras molestias", relata. "En otros siento una especie de claustrofobia, que en el Niva no siento".
Por eso, en 2008 compró su primer modelo (una versión 1993), adquirió el dominio www.clubnivachile.cl, formado en 1994 y que había dejado de funcionar y refundó el sitio. "Hoy tenemos 300 socios que tienen uno de estos modelos, además de un grupo importante de seguidores que tuvo uno o está en vías de comprar uno", explica con indisimulado orgullo.
Igual que Kovanen, sintetiza las virtudes del auto en su simpleza mecánica: "Nunca me ha dejado botado en ninguna carretera. Con un poco de inventiva se puede resolver cualquier problema de motor. Aunque ahora me compré una versión moderna en el extranjero, sigue siendo el mismo auto de siempre". dice.
El club del frijol
José Salinas (36), técnico en enfermería, es otro fanático. Es socio fundador del Club Lada Chile, grupo que hoy preside su amigo Juan Kovanen y que, tal como el club del frijol, tiene tres reglas inquebrantables: "Tener un Lada, reunirse una vez al mes y ayudar desinteresadamente a otros socios cuando tengan algún problema mecánico. Mi misión es que estos autos sobrevivan en el tiempo", predica José, dueño de un modelo Samara, que el apoda "el misil rojo" y que le regalaron sus padres cuando era adolescente. Para mantener la tradición, hoy lo heredó a su hijo de 15 años. "Tengo otros autos, pero este es especial. Es un auto de paseo para el fin de semana, para disfrutar con la familia", dice.
José, como la mayoría de los fanáticos de la marca, incluyendo a Juan y a René, aplaude su regreso al país.
La mayoría apuesta a que al tener una representación legal podrán comprar repuestos, que ahora deben buscar en tiendas del ramo, desarmadurías o importar directamente desde el extranjero. "Estoy pensando comprar un modelo de los nuevos", dice José. "¿Mi Samara en parte de pago? No,ni loco, este es para toda la vida".