Lafrentz: "Aquí nadie me habla de mi padre"

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Hijo del presidente de Wanderers, José Lafrentz optó por desvincularse de él para que nadie dudara de sus méritos. Intenta prosperar, ahora junto a Pepe Rojas, en el modesto Lorca español.




En medio de la propaganda que ha causado en Lorca el fichaje de Pepe Rojas, también existe el término medio: José Lafrentz (24 años). El joven portero chileno que lo tiene todo por demostrar. El hijo de Jorge, el presidente del Wanderers, donde el muchacho entendió que no había la más mínima posibilidad de hacerse viejo. Su camino estaba en otra parte. Tuvo la fortuna de emigrar a Europa. Hoy está en Lorca y, desde la humildad, lo valora como si se tratase de un Oscar de Hollywood. Acaba de empezar a ser titular y no sabe si mañana deberá dar una orden a Pepe Rojas, que tiene diez años más que él. Pero así es la vida y así es el fútbol en el que Lafrentz ha aprendido. Lucha por ascender a Segunda A en un club programado por Xembao, un empresario chino, destinado a ganar a toda costa y en el que no vale de nada tener miedo. "La exigencia siempre es más interesante", acepta Lafrentz.

Vive en Los Alcazeres, un sitio del Mar Menor de retiro para jubilados en esta época. ¿Era la Europa que esperaba para jugar al fútbol?

Es una puerta de entrada al fútbol europeo, sí. Una bonita puerta de entrada en la que el invierno es muy leve, apenas has de abrigarte, puedes casi entrenar en manga corta, puedes ver el mar en Pinatar, donde entrenamos... No tengo ninguna duda de que éste era el momento, la oportunidad que uno imaginaba. El entrenador me llamó, me dijo que quería conocerme y preparé las cosas lo más rápido que pude.

¿Le vale así entonces?

Sí. Me vale con vivir el momento. Tengo 24 años y no me hacen falta las prisas. Hasta los 28 el portero no llega a su madurez. Entonces se verá hasta dónde he llegado. Pero ahora ¿ cómo no voy a estar feliz? Para nadie es fácil llegar a Europa y yo estoy aquí. He llegado y he empezado a jugar en el primer equipo.

¿Y todo es tan diferente?

No, porque en realidad no puede serlo tanto. El fútbol es igual en todo el mundo para un portero. Siempre el objetivo es atajar, el dejar tu arco a cero. Pero una vez aquí sí es verdad que descubres que hay otras posibilidades para el portero: yo, por ejemplo, nunca había jugado tanto con el pie como en el Lorca.

¿Y le da miedo?

No, el miedo es imposible para un portero, no conozco a ninguno que tenga miedo a jugar el balón con el pie... No puedes tenerlo...

¿Antes era más fácil ser arquero?

No es más fácil ni más dificil: todo dependerá siempre de la fuerza de la pelota. Pero sí es verdad que este puesto ha cambiado mucho. Ha evolucionado porque tiene que evolucionar. Antes al arquero le bastaba con tirar un balonazo largo y ya se vería lo que pasaba. Ahora ya no y hay que aceptar que también puedes jugar la pelota desde la portería...

¿En el Lorca se trata de ganar a golpe de talonario?

¿Qué quiere decir con eso?

¿No se está gastando demasiado dinero para Segunda B?

Eso no me corresponde valorarlo a mí. Pero todo dinero aportado en traer refuerzos siempre es bienvenido, porque nos ayudará a mejorar y, al final, todos queremos mejorar.

¿Entonces le parece normal que un tipo como Pepe Rojas venga a un Segunda B como el Lorca?

Me parece fantástico. El día que me enteré, se lo dije a mis compañeros: 'chicos, viene un fuera de serie'. Pero resulta que muchos de ellos ya también lo conocían. En realidad, ¿quién no conoce a Rojas en el mundo del fútbol? La suerte es compartir vestuario con él: todo lo que he escuchado de él podré verlo con mis propios ojos.

Pepenbauer es un hombre especial. ¿Le dará órdenes usted desde el arco?

La misión de un portero es la de generar confianza, porque es el último jugador dentro de la cancha. Intentaré que sea así.

Usted está en plena formación. ¿Su currículum le hace justicia a los 24 años?

No lo sé. No pienso en eso. Jugaba en la Primera B en el Santiago Morning. Juego ahora en el Lorca y para mí está bien. Es una oportunidad. Es un desafío para demostrar que también puedo jugar en Europa. A partir de ahí no necesito compararme con nadie. Sería un error.

El dueño del Lorca es un chino que trabaja las 24 horas del día. ¿Le deja a uno respirar?

Sí, claro que sí. Y, si acaso, lo que logra un hombre que se involucra tanto es motivarte más, imaginar que siempre vas a poder lograrlo... Viene, incluso, a ver los entrenamientos y forma parte de nosotros. A mí, personalmente, me encanta. El fútbol es para hombres exigentes. Si no nunca vas a lograr lo que te propones...

¿Qué se propone usted? Tiene un rotundo parecido físico a Oblak, Neuer..., el mismo color de pelo, incluso...

Tengo hasta pasaporte alemán...

¿Y eso qué significa?

Es algo que ha facilitado mucho mi llegada aquí, pero más allá de eso no cambia nada. Mi misión siempre será la misma. Cada día debo aprender algo nuevo y el día que no consiga aprender será un problema, pero mientras tanto voy bien.

¿Qué ha aprendido hoy debajo de la portería?

Cada día estoy más convencido de que atajar un balón es más difícil de lo que la gente se cree,pero ése es el misterio de ser portero.

Siempre se asoció su nombre al de su padre, presidente del Wanderers. Tenía que preguntárselo ahora que le veo tan relajado.

No pasa nada, no pasa nada. Es algo que esta ahí y que todo el mundo sabe. Sí hacía tiempo que nadie me preguntaba por esto. Aquí, en Lorca, nadie me habla de mi padre y lo prefiero así. Cuando estuve en el Wanderers lo entendí para siempre. Era mejor que cada uno fuera por su lado. Preferí seguir mi propio camino, no dar opción a malas interpretaciones de la gente o a que se hablase de mí como un apitutado. Eso no le gusta a nadie.

¿Pero su padre ha tenido algo que ver en su fichaje por el Lorca?

Nada. No lo creo. A mí me pidieron unos videos y a los pocos días me dijeron que el entrenador me quería conocer. No lo dudé nada. A los 24 años ya estoy en Europa con posibilidad de luchar por un ascenso a Segunda A. El día que vine me convencí de que esto es así: uno nunca sabe dónde está su futuro. Mañana puede cambiar todo.

¿Seguirá el camino más difícil?

Seguiré el que me ofrezcan o el que me merezca. Yo siempre haré lo posible. Lo cuidaré todo, la alimentación, el descanso, la ilusión a la hora de vivir y de jugar... Quiero triunfar en Europa, demostrar que, si otros lo hicieron, yo también puedo hacerlo.

¿En el Lorca los jugadores viven sólo del fútbol o trabajan en otra cosa?

No, no..., aquí todos son profesionales..., aquí hay gente que ha llegado a jugar en la Primera división española y que incluso ha debutado en un grande, como el Atlético de Madrid, como fue el caso de Noguera... Todo eso te recuerda que es importante estar aquí. No sé si podríamos ganar a los mejores equipos de Chile, pero podríamos competir, seguro.

¿Los 34 años de Rojas serán su guía de aprendizaje?

Será inolvidable estar a su lado. Todo Chile le admira y yo soy uno de ellos. Sé lo que ha hecho en el fútbol y que yo ahora sea compañero suyo... No tuve nunca la oportunidad de jugar a su lado... No imaginaba que llegaría este momento y, sin embargo... Por eso siempre digo que no sé lo que pasará mañana.

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