La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió este lunes que si Argentina no cumple con el compromiso de ordenar sus estadíticas dentro de tres meses recibrá una censura por parte del organismo.

Una semana después de que el FMI le otorgara un nuevo plazo -hasta el 17 de diciembre- a Argentina para adecuar su medición de la inflación y el PIB a los estándares internacionales, Lagarde dejó claro que se trata de la última "tarjeta amarilla" que recibe el país latinoamericano. 

"Tienen tres meses meses para evitar la tarjeta roja, pero si no se hacen avances, sacaremos la tarjeta roja", dijo Lagarde durante una charla en el Instituto Peterson de Washington.

En otro tema Lagarde señaló que pese al "progreso real" en la reforma del sistema financiero mundial, este "aún no es más seguro" que cuando comenzó la crisis.

"Desgraciadamente, la energía para aplicar las reformas que han sido aprobadas, así como otras reformas necesitadas, está decayendo", explicó la directora gerente del FMI en un discurso en el Peterson Institute en Washington a pocos días de las reuniones anuales en Tokio del FMI y el Banco Mundial.

Por ello, Lagarde señaló que la economía global sigue "cargada de incertidumbre", aunque alabó las últimas medidas tomadas en la "dirección adecuada".

Entre ellas, destacó las recientes políticas de estímulo monetario adoptadas por los bancos centrales de Europa, EE.UU. y Japón como "grandes señales políticas".

No obstante, afirmó que ahora es el momento de que las autoridades políticas pongan "en marcha los compromisos políticos asumidos".

"En este aspecto", dijo, "todavía hay un gran camino por recorrer".

Lagarde señaló que la incertidumbre global se centra en si los líderes políticos "podrán y harán cumplir sus promesas".

Como principales preocupaciones citó "la creciente divergencia en los resultados económicos en Europa y la tibia recuperación en Estados Unidos".

Destacó que las recientes medidas anunciadas en la zona euro, como la recapitalización del sector bancario español y el programa de compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE) "han animado a los mercados".

"Pero ahora lo que quieren ver (los mercados) es una aplicación coordinada, múltiples jugadores jugando el mismo juego", subrayó al referirse a los avances requeridos hacia la unión fiscal y bancaria en Europa que rompa el círculo vicioso entre "bancos y deuda soberana".

Reiteró, asimismo, la importancia de mantener "el énfasis no solo en la austeridad sino también el crecimiento", ya que ambos "pueden ser reconciliados y no deben ser mutuamente excluyentes".

Sobre EE.UU., volvió a expresar su preocupación acerca del llamado "precipicio fiscal", al que se avecina el país si antes de finales de año el Congreso no evita una fuerte subida de los impuestos acompañada de recortes automáticos en el gasto.

El efecto combinado de ambas medidas podría suponer una reducción del PIB de cerca de 2 puntos porcentuales.