"Estamos demasiado jodidos". Es lo único que Emil Feuchtmann alcanza a decir desde el otro lado del teléfono. Y no es para menos, el partido más accesible para la selección chilena no tuvo el resultado previsto. El equipo jugaba contra Arabia Saudita, único rival al que esperaban ganar en la fase grupal, pero la presión intimidó al grupo al punto de volverlos incapaces de finiquitar ocasiones claras de gol. Terminaron cayendo por una diferencia mínima (25-26).

Ante esta derrota, sólo quedaba confiar en la victoria de Hungría sobre Bielorrusia, pero los eslavos mostraron sus credenciales para clasificarse a los octavos de final y derrotaron a los húngaros por 27-25.

"Hay sentimientos de culpa, porque podríamos haberle hecho la situación más difícil a Bielorrusia en el primer partido, ganando por una mayor diferencia", manifiesta, con voz alicaída, el arquero Felipe Barrientos, desde Ruan.

El guardameta, que anotó tres goles frente a los árabes, se lamenta por el desempeño del equipo: "El partido pasó por nosotros. No debíamos haber fallado tanto. Dejamos escapar muchas oportunidades de marcar".

El técnico español de la selección chilena, Mateo Garralda, quien comenzó a dirigir el equipo hace un año, también apunta a las imprecisiones: "Cometimos errores que no debíamos. A nivel de ataque no conseguimos concretar las acciones de seis metros claras. Son demasiados aspectos que le dejas a un rival con el cual ya sabías de antemano que iba a ser complicado ganar". Sin embargo, no resta méritos al combinado asiático: "Arabia Saudita ha tenido grandes resultados. Perdió por tres goles contra Croacia. Estuvo a punto de ganar a Bielorrusia. Contra Alemania también hizo un gran partido. Entonces, aunque no hubieran ganado ningún partido, sabíamos que iba a ser muy complicado".

Luego del triunfo de los eslavos que dejó a Chile fuera de la segunda fase del Mundial, Garralda prefirió el silencio: "Las sensaciones son malas, no hay nada más para decir", dijo escuetamente.

Barrientos, por su parte, sí tuvo más palabras y reflexiones inmediatas: "Estar en esas instancias de pelear un puesto para los 16 mejores del mundo no es acorde a nuestro presupuesto, a nuestro diario vivir. Muchos trabajamos, estudiamos y entrenamos. Si se mira fríamente es casi magia lo que hacemos".

Y aprovechó de hacer un llamado a la autoridad: "La pregunta es qué más tenemos que hacer para que quienes toman las decisiones en políticas deportivas nos ayuden de verdad. Sin nada estuvimos muy cerca de meternos entre los mejores del mundo".