Aún no tenía un primer disco publicado cuando Lana del Rey (27) se presentó en el clásico programa Saturday Night Live, en enero del año pasado. Sólo Natalie Imbruglia se había atrevido, en 1998, a debutar sin un álbum en la calle, en una plataforma por donde han pasado desde Paul McCartney a U2. Del Rey entonó Blue jeans y Videogames, acompañada por un coro de expectativas que la vestían como la gran promesa de la música estadounidense. Fue una primera vez accidentada. Desafinó, apenas se movió. Pero cuando su debut, Born to die, salió a la calle, tuvo su venganza: vendió 3,6 millones de copias, convirtiéndose en unos de los cinco discos más vendidos de 2012 y en YouTube -por donde crió su fama-, el video homónimo suma más de 114 millones reproducciones.
En casi dos años, la cantante ha paseado su estampa fatal y ritmo lángido por el mundo y ahora llegó el tiempo de Sudamérica. La neoyorquina cantará en el festival Planeta Terra de Brasil, el 9 de noviembre, y mientras negocia más paradas en ese país y también en Argentina, ya tiene cerrado su debut en Chile, como confirman testigos de las negociaciones: Lana del Rey formará parte del festival Primavera Fauna, que en su tercera versión volverá a las piscinas de Espacio Broadway, el 23 de noviembre.
Junto a Del Rey, también estará en Primavera Fauna Solange Knowles (27), un nombre que tira desde la sangre: se trata de la hermana menor de Beyoncé, quien ha construido una carrera que cada vez marca más distancia del árbol familiar. Su visita será parte de un tour que incluye también una fecha en Brasil.
Junto a estos nombres, la productora a cargo del evento negocia sumar más artistas para dar el anuncio oficial, pactado inicialmente para el 19 de agosto. Las entradas estarán disponibles a través de una modalidad de venta en verde desde el 5 de agosto (ver recuadro).
Emergentes
Lana del Rey es la estrella pop incómoda. Su carrera nace en Nueva York, mano a mano con su compañera y amiga, Lady Gaga, quien ascendía en paralelo al firmamento pop. Como la cantante de Born this way, Del Rey cultiva una veta retro, pero anclada en ritmos anestésicos y la mirada gélida.
Tras la edición de Born to die, la cantante sacó Paradise, que fue comercializado por Universal Music junto a una reedición de su debut. Esta última, con una advertencia sobre los temas adultos que tratan sus nuevas canciones: decadencia y drogas, entre amores dañinos y en sepia, cóctel perfecto para que Baz Luhrmann la sumará a la banda sonora de El gran Gatsby.
Solange Knowles, en tanto, partió como corista de Destiny's Child, a los 15 años, y al año siguiente ya tenía su primer contrato (gestado por su padre, el ejecutivo y mánager Mathew Knowles). Tras la publicación de sus dos primeros discos, Solo star y Sol-Angel and the Hadley St. Dreams, y bajo el paraguas del pop y el R&B, tomó varios desvíos. La menor de las Knowles dedicó tiempo al modelaje y a disjockear, hasta la publicación de su EP True, que, instalada en una discográfica (Terrible Records, dirigido por el músico Chris Taylor, de Grizzly Bear), la lleva por terrenos más cercanos al new wave y pavimenta un nuevo álbum.