Han pasado cuatro años de vergüenza. Fue un 17 de enero, como hoy, cuando Lance Armstrong quiso reconocer lo que por años negó: que su carrera la construyó dopándose. Fue en una entrevista con la norteamericana Oprah Winfrey, en Austin, Texas, la tierra de la Lanza, donde terminó por asumir lo que muchos sospecharon por años.
"Comenzaré diciendo que es muy tarde (para hablar), y es mi culpa. Lo veo como una gran mentira, que repetí muchas veces", explicó siete veces campeón del Tour de Francia, despojado antes de todos sus títulos por la UCI casi tres meses antes.
Fue cuando Floyd Landis, compañero de equipo en el US Postal, se decidió a declarar todo lo que sabía cuando Armstrong supo que su "cuento de hadas" estaba deshecho. "Floyd me avisó que había confesado, que había grabado todo y que lo iba a colgar en Youtube. Le dije que hiciera lo que tuviera que hacer, pero que me dejara en paz. Pensé que la historia se sostendría por mucho tiempo, pero todo comenzó con la investigación federal".
<strong>"No sentía que estuviera haciendo trampas, doparme era parte de mi trabajo"</strong>
Una larga inspección de la Agencia Antidopaje estadounidense (USADA, por sus siglas en inglés) fue la que complicó su "historia perfecta", despojándolo en octubre de 2012 de todos sus títulos. Fue ahí cuando decidió asumir frente a las cámaras respecto dopaje sistemático por el que pasó durante más de una década: "Todo se ha tratado de una gran mentira que resultó bastante perfecta durante mucho tiempo. No sentía que estuviera haciendo trampas, doparme era parte de mi trabajo"
El inicio de la mentira
Fue después de superar un cáncer al testículo, en 1998 cuando comenzaron todas las trampas. Derrotando a esa enfermedad, se sintió capaz de todo con tal de ganar, sin importarle nada. "El deseo de ganar a toda costa, el nivel al que llegó es un problema. La arrogancia y ser desafiante me perdieron".
En 2001 comenzó a trabajar con el cuestionado preparador y médico abajar con el controvertido preparador y médico Michele Ferrari. Y allí, uno de los más críticos a ese contrato fue Greg Lemond (triple campeón del Tour).
<strong>"Es imposible ganar siete Tours sin doparse" </strong>
"Quiero decir a los que no creen en el ciclismo, a los cínicos y a los escépticos, que lo siento. Lo siento por los que no creen en los milagros, pero en el Tour no hay secretos, es una prueba tan difícil que sólo el trabajo diario te lleva a la victoria", dijo Armstrong en 2005, tras coronarse por última vez campeón del Tour de Francia. Sin embargo, hace cuatro años su versión fue totalmente distinta: "Es imposible ganar siete Tours sin doparse". Su cóctel era EPO, transfusiones sanguíneas y testosterona.
Han pasado cuatro años desde la mayor farsa del deporte mundial. La caída de un héroe que ideó una imagen de hombre correcto, pero que terminó siendo lo que todos creían que era.