Con ocho fechas del torneo aún por disputarse, Héctor Tapia ya hace sus requerimientos a Blanco y Negro con la vista puesta en la próxima campaña de Colo Colo, y no precisamente en lo que concierne al título que todavía está en juego. "Por algo pedimos a Orellana", dijo a La Tercera en el día de su cumpleaños. "Eso fue lo que nos faltó. Ellos (ByN) tienen una gran función: tratar de satisfacer nuestros requerimientos cuando se abra el libro de pases",  subrayó.

Su desenvoltura con los medios termina siendo una suerte de estrategia para canalizar sus deseos a la concesionaria y hacerse oir. El DT habla con extrema franqueza, reconociendo sus predilecciones y dándole mayor peso a sus pedidos. Claro, una vez que los nombres en cuestión son puestos en órbita, repercuten en la prensa y pasan de boca a boca entre los fanáticos albos. La directiva, en tanto, puesta en jaque.

Así ha sucedido desde que Tito asumió la banca del Cacique. "Orellana es de todo mi gusto" y "a cualquiera le gustaría tener a Paredes". Así de directas eran sus declaraciones luego de ser ratificado como técnico para enfrentar el torneo que terminó con el título número 30 del equipo. Con Miguel Riffo como su mano derecha, el ex jugador rápidamente impuso sus ideas en el club.

Con esa fuerza luchó por los jugadores que él quería, por los que jamás transó, incluso cuando la respuesta fue que, por ejemplo, había problemas económicos para repatriar a Paredes. Pero lo exigió y el delantero llegó, además de Julio Barroso y Jaime Valdés. El propio técnico, recién asumido, asistió a la comisión de fútbol de Blanco y Negro para entregar sus requerimientos con nombre y apellido.

Además, en ese proceso aumentó la distancia con Juan Gutiérrez. Tapia, en su firme determinación, rechazó varios jugadores propuestos por el directorio y por el gerente deportivo. Pero, uno por uno, los roces que generaba Tapia fueron dejados de lado debido a la evolución del equipo, y el respaldo de la corona del Clausura.

Con el título ya en la mano, el ex delantero mantuvo su estilo: Públicamente dijo que quería a Claudio Maldonado, e insistió, otra vez, por Orellana, situación que al día de hoy se sostiene. Los pedidos, ya conocidos e instalados en la discusión, ganaban fuerza al mismo tiempo que Tito exigía al interior de ByN. Y por esos jugadores y no otros. Lo que habría sucedido si otro refuerzo, visado por Tapia, hubiese llegado a Pedrero en lugar el "Poeta" serán las interrogantes que quedarán como saldo de este campeonato.

Otros técnicos suelen llevar en secreto las negociaciones por sus posibles fichajes. Mantienen los nombres en la interna para no contaminar las transacciones con elementos externos. Lo de Tapia es distinto. ¿Los resultados? A la vista. Sólo le falta Orellana.