La Selección sigue con vida en su camino a Rusia 2018 en gran medida gracias al oportunismo de Arturo Vidal. Sí, un volante disfrazado de delantero, confirmando aquella definición de Claudio Borghi de hace una década, cuando el joven apodado Celia recién aparecía en el primer equipo de Colo Colo: "Puede jugar bien en cualquier posición".

Es cierto que nominalmente sigue siendo un mediocampista. De hecho, es el más adelantado en el triángulo que suele utilizar Pizzi, donde Díaz y Aránguiz completan las otras tres puntas. Su zona designada siempre es recostado sobre la izquierda, aunque tiene libertad para moverse donde se sienta cómodo, aprovechando su dinámica.

Pero más allá de su función natural, su radio de acción sobrepasa cualquier esquema o posición en una pizarra. Vidal hoy es la definición perfecta del todocampista, capaz de aparecer como a ratos como un centrodelantero, como ocurrió en el primer gol ante Perú, o disfrazarse de mediapunta, girar a la salida del área y sacar un zurdazo arrastrado. Es decir, su perfil contrario.

Así deja su sello Vidal, quien por  su actuación ante Perú fue elegido por la FIFA como el mejor jugador de la décima fécha de las Eliminatorias, por sobre Gabriel Jesús, Enner Valencia, Pablo Escobar y Justo Villar, figuras también de la jornada sudamericana. Dos goles que elevan a 20 su producción con la Selección, quedando apenas a dos conquistas de Jorge Aravena, el mediocampista más goleador de la historia de la Roja.

Pero tamaña producción futbolística y sobre todo goleadora del Rey Arturo esconde una falencia que da escalofríos en Juan Pinto Durán. Vidal anotó los últimos cinco tantos de Chile en las actuales Eliminatorias. Sí, ningún otro integrante del plantel rompió redes desde que lo hiciera Pinilla en Barinas, en el 1-2 parcial ante Venezuela. Desde aquella noche, 29 de marzo, no hubo otro dueño de los festejos que el futbolista del Bayern de Múnich.

Poco más de cuatro partidos sin señales de vida en el área rival de los delanteros de la Roja. Una eternidad para dos de los máximos artilleros de la historia de la Selección como Sánchez y Vargas. Claro que para ser más exactos la sequía de ambos en Eliminatorias se extiende a octubre de 2015, cuando en Lima ambos anotadores dos conquistas en la victoria sobre Perú en la segunda fecha del camino a Rusia. Desde esa noche, recordada por el soberbio rayado en el camarín del Nacional limeño, nunca más se inscribieron en el marcados los dos delanteros. Vidal, en cambio, sumó seis anotaciones, las mismas que acumulan el tocopillano y el delantero del Hoffenheim.

Si uno compara con las otras selecciones que están peleando por llegar al próximo Mundial, uno distingue claramente el peso de los delanteros. Cavani y Suárez acumulan entre ambos 10 tantos. Ahí está la principal razón del enorme salto de Uruguay en la tabla en las últimas fechas. Lo mismo pasa con Ecuador, que tiene  al binomio Caicedo y Valencia con 8 tantos. Brasil resucitó en estas Eliminatorias de la mano de Tite, reemplazante de Dunga, pero también de la irrupción de Gabriel Jesús, que ya suma 4 festejos. Neymar y Willian lo escoltan con tres cada uno. Y detrás de ellos hay otros arietes que suman dos. Es decir, un poder de fuego repartido en varios botines.

Argentina vive una situación similar a la de Chile. Salvo Messi, que suma dos tantos, ningún otro delantero convirtió más de una vez. Quizás esto explica la crisis que vive la Albiceleste, que está en zona de repechaje y que ya se quisiera a un jugador como Vidal, que soluciona cualquier problema.