El pasado 27 de mayo, una veintena de familias debieron ser evacuadas desde un edificio en el condominio La Tortuga, en Alto Hospicio, producto de un socavón generado por una filtración de agua. El tema no es nuevo en esa comuna de la Región de Tarapacá, donde existen casi mil viviendas afectadas por esta problemática.
La presencia de suelos salinos, sumado a filtraciones generadas por fugas de agua, ha provocado el colapso de numerosas viviendas, focalizándose el mayor número en los sectores de La Pampa, Santa Teresa, El Boro y en la zona céntrica. El tema quedó al descubierto después de los terremotos que afectaron a la región en abril de 2014. “En mi población deben ser demolidas 138 casas por daños tras el terremoto. De esas, más de un 80% tiene problemas con socavones desde antes. Los sismos sólo terminaron de destruir el sueño de la casa propia y el esfuerzo de años”, indica Leonor Rodríguez, presidenta de la junta vecinal Cerro Tarapacá III.
Según el urbanista Jorge Orellana, se trata de una ciudad completa construida sobre suelos salinos. “Los porcentajes de salinidad varían entre 15% y 40%. Pero hay que tener en cuenta que el enemigo no es el suelo salino, sino el agua que los disuelve, por lo tanto, los grupos asentados sobre los terrenos deben buscar mecanismos para evitar los riesgos y que las instalaciones sanitarias subterráneas no filtren agua”, subrayó.
El profesional explicó que, de acuerdo a los diagnósticos, un 4% del agua que abastece a la ciudad se filtra al suelo salino y se desconoce su destino. “Lo más preocupante es que Alto Hospicio tiene unas 25 mil edificaciones y un 4% de ellas se encuentra afectada por filtraciones, es decir, hay cerca de mil inmuebles con socavones”, subrayó.
Estudio de suelos
El Ministerio de Vivienda reconoce el problema. De hecho, a las casas dañadas por el terremoto, y que presentan socavones, se les entregó un subsidio adicional de 100 UF para mejorar las conexiones y las cámaras.
Además, uno de los compromisos fue la contratación de un estudio de suelos salinos para Alto Hospicio, para el cual se asignaron $ 180 millones, el que ya se encuentra licitado y adjudicado. “Una de las medidas importantes será este diagnóstico. Posteriormente se harán calicatas para determinar los niveles de salinidad de los diversos sectores, lo que nos arrojará importantes herramientas para continuar trabajando en el futuro. De hecho, ya se han cambiado las especificaciones en las nuevas construcciones para las instalaciones sanitarias”, aseguró el seremi de esa cartera, Ricardo Carvajal.
En esa misma línea, el delegado presidencial para la reconstrucción, Julio Ruiz, argumentó que la existencia de suelo salino en Alto Hospicio “fue uno de los elementos gravitantes al momento de elaborar el diseño de los subsidios de reconstrucción en la comuna”.
Bajo ese escenario, el municipio elaboró un catastro de acuerdo a los casos pesquisados, denuncias y sobre los cuales se han realizado informes técnicos. El alcalde Ramón Galleguillos, explicó que “hemos tenido situaciones realmente dramáticas, gente que ha perdido sus casas y, aunque inicialmente teníamos un registro de unos 500 inmuebles afectados, tras los terremotos esa cifra subió abruptamente a cerca de mil. Hemos encontrado en poblaciones socavones de hasta 10 metros de profundidad”.
Según el edil, la existencia de suelos salinos plantea varios desafíos, los que no sólo pasan por un estudio de suelos, sino un cambio de la política habitacional, que involucre mejorar las fundaciones de las casas y un recambio global de la infraestructura sanitaria.