Momento clave para la Selección. Se cierra el 2016 y pese a todos los problemas vividos dentro y fuera de la cancha, lo cierto es que sigue en una situación expectante de cara al gran objetivo: clasificar al Mundial de Rusia. El último obstáculo de este año en el sinuoso camino es Uruguay, rival preciso para medir la confiabilidad y la dureza sicológica de la Roja.
Otra vez el Estadio Nacional como testigo de una rivalidad que subió en temperatura en los últimos años. Pero que más allá de los condimentos externos, tiene en el papel variados aspectos tácticos e individuales para seguir con detenimiento. Aquí las cinco claves a tener en cuenta en el choque de esta noche.
- Finalización versus reordenamiento defensivo
Por sistema, Chile intentará adueñarse del balón. Más allá de los enormes problemas que ha tenido para atacar con fluidez en las Eliminatorias, salvo el primer tiempo con Perú, la Roja se posicionará mayoritariamente en campo rival. El tema es que Uruguay se sentirá cómodo refugiado cerca de su área, agrupando ocho hombres entre el balón y su arquero Muslera. Será una invitación permanente para los hombres de Pizzi a sumar gente en ataque, pero con una intención clara: que Suárez y Cavani tengan más espacios y menos hombres a quienes superar. Ahí entrará a jugar el cómo Chile termina sus jugadas y cómo logra reagruparse en defensa para no quedar mal parado en cada contragolpe charrúa.
- Dominio por las orillas
El 4-3-3 nominal que aplicará Pizzi, a ratos con un solo delantero por el habitual retroceso de Sánchez y Fuenzalida, chocará con el tradicional 4-4-2 del Maestro Tabárez. Un dibujo que prácticamente no cambia de local ni menos de visita, y que se caracteriza por cerrar todos los callejones. Por ello, la Roja tendrá que ser un equipo ancho, ocupando permanentemente los flancos para intentar hacer daño. Ahí los laterales chilenos, en este caso Isla y Beausejour, tendrán que ser una permanente ayuda para los extremos, principalmente para vencer la doble valla que presenta por los costados el técnico charrúa. Por ello, la inclusión del lateral de la U para moverse en la zona de Sánchez, ya que tiene un mejor entendimiento. Así fue ante Perú. Y lo mismo espera Macanudo esta noche.
- Pase y rompimiento
La inclusión de Pablo Hernández en el mediocampo, como reemplazante del suspendio Aránguiz, revela la intención de Pizzi en el mediocampo. Aprovechar la principal característica de juego del Tucu, que es mantener la posesión, además del buen juego aéreo que tiene, factor clave ante los charrúas. Pero Hernández no sólo deben conservar el control del juego. A ello debe sumarle verticalidad y rompimiento en los últimos metros, algo que habitualmente hacía el volante del Leverkusen en la etapa de Sampaoli y que sólo realiza a cuentagotas con Macanudo. Aparecer con diagonales en el área, aprovechar los callejones que deje el puntero cuando abra al lateral, pasar en ataque para otorgarle al equipo superioridad numérica y mayor volumen ofensivo, son algunas de las situaciones de juego que tendrá que mostar Hernández para salir del molde habitual en que ha estado siempre con la camiseta de la Selección. Uruguay presiona siempre sobre el balón en los últimos 30 metros, por ello su rol sin balón en ataque, asomando por sorpresa, puede ser determinante.
- La condición física de Sánchez y Vidal
No es un tema menor la situación médica de los dos baluartes de la Roja. Más allá de las ganas que ambos tienen de jugar, tienen una condicionante física que no se puede soslayar. Ambos son quienes quiebran el ritmo del equipo. Sánchez en los últimos metros y Vidal en la transición y recuperación. En la medida que se mantengan sanos y sin molestias, Chile jugará de una determinada forma, ahogando a Uruguay. Pero también le darán a un plus a sus compañeros, que como quedó demostrado en Barranquilla, sin ellos en la cancha sólo atinaron a resistir el partido cerca de su área, sin un líder que les mostrara el camino del arco rival.
- Antídoto para Suárez y Cavani
En la última semana, los analistas del cuerpo técnico de Chile han hecho un minucioso estudio sobre los movimientos de Suárez y Cavani. En esa revisión todos concordaron en que el hombre del PSG ha ido dejando de lado su rol de delantero, para asomar más como un volante con llegada, sometido al sistema de Tabárez de privilegiar el cero en su arco como visitante. En ese nuevo rol, el pelilargo delantero es quien sirve de pívot para el goleador de Barcelona, quien en definitiva es el que va a la lucha con los centrales, en este caso Jara y Medel. Por ello, Pizzi ha dispuesto un sistema defensivo que intente primero aislar al Pistolero con dos y hasta tres hombres pendientes de sus movimientos. Y en caso de recibir, evitar los giros hacia al arco. Por ello, tanto Medel como Jara tendrán la colaboración permanente de Díaz, como un tercer central, para anticipar y achicarlo los espacios de movimiento.