Refugio en el bacheletismo

Bachelet consagró un diseño que utilizó durante el inicio de su gobierno: mantener en su entorno a un equipo de confianza. Tal como partió en 2014 con la presencia de estrechos colaboradores, como Rodrigo Peñailillo (Interior), Paula Narváez (jefa de gabinete) y Paula Walker (Secom), la Mandataria mantuvo a Nicolás Eyzaguirre en la Segpres y nombró a Narváez como vocera. Además, continuará con Ana Lya Uriarte como su jefa de gabinete. Ella, Narváez y el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, cuentan con un perfil similar: militantes del PS que integran el sector de la Nueva Izquierda socialista, cercanos al ex senador Camilo Escalona.

El quiebre final con los partidos

Había sido una constante: las colectividades oficialistas habían pedido, en público y en privado, que se concretara un cambio profundo en el gabinete. La solicitud se incrementó desde octubre, cuando el quiebre entre la Nueva Mayoría y La Moneda comenzaba a tomar forma. Las críticas apuntaban a la gestión del comité político y de varias carteras sectoriales. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Bachelet se concentró en un ajuste únicamente sobre aquellos que postularán al Congreso, consolidando la señal de divorcio entre su administración y el conglomerado que la apoyó en la campaña y que retornó al poder gracias a su popularidad. La Presidenta resintió en privado esa presión oficialista y optó, derechamente, por ignorarla.

El triunfo del comité político

Eran el objetivo de la Nueva Mayoría y los sindicados como los principales culpables de la crisis que vive el oficialismo. Los ministros del comité político fueron apuntados recurrentemente por las colectividades, que pidieron cambios en ese equipo para la recta final. Pero, salvo la salida de Marcelo Díaz de la Segegob -por una probable postulación al Congreso-, la Presidenta mantuvo en sus puestos a los titulares de Interior, Mario Fernández, y de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre. A este último lo había defendido en privado hace días, en conversaciones en las que la Mandataria transmitió que no cedería a la pretensión del conglomerado. Y lo mismo sucedió en el caso del jefe de Hacienda, Rodrigo Valdés, cuya permanencia también va a contrapelo de quienes lo criticaron por la negociación del reajuste.

El PC se mantiene en La Moneda

Una de las mayores interrogantes sobre el esperado cambio de gabinete era la salida o permanencia de los dos secretarios de Estado comunistas: Claudia Pascual (Ministerio de la Mujer) y Marcos Barraza (Desarrollo Social). En medio de la fractura en la Nueva Mayoría, que se profundizó con la ofensiva de seis partidos contra el PC tras su rechazo en bloque al reajuste, una retirada de esos ministros pudo haber sido leída como una señal de distancia. Pero ambos -según dicen en la colectividad- habían transmitido a la dirigencia del partido que querían permanecer en el gabinete hasta que finalice el gobierno, pese a que fueron sondeados como cartas al Parlamento.

El devenir de la hoja de ruta

La búsqueda de un "nuevo trato" al interior del oficialismo, luego de numerosos episodios de enfrentamiento interno entre los partidos y el gobierno, fracasó. Con ello, se entrampó también la priorización de una agenda legislativa para la etapa final. Con este ajuste ministerial, la gran duda que queda en el sector es si esa recomposición de relaciones se podrá lograr y, además, si la agenda de proyectos será coincidente con los intereses que cada sector tiene en juego. En La Moneda dicen que la próxima semana se buscará concretar la conversación con la Nueva Mayoría para establecer ese postergado plan de trabajo y de coordinación interna.