A primera hora de ayer, la Presidenta Michelle Bachelet se trasladó hasta la Región de La Araucanía, específicamente al lago Caburgua, para iniciar de manera oficial sus vacaciones. De acuerdo a la información confirmada por la ministra vocera de gobierno, Paula Narváez, la jefa de Estado permanecerá en ese lugar hasta el domingo, día en que volverá a Santiago para participar, junto con el Presidente de Argentina, Mauricio Macri, de la conmemoración de los 200 años de la Batalla de Chacabuco. Y después retornará al sur para continuar con sus días de descanso.
Pese a que la Mandataria inicia siempre sus vacaciones los primeros días de febrero, esta vez su descanso legal demoró un poco más producto de la emergencia generada por los incendios forestales que han afectado al país.
Así, desde Palacio explicaron que la jefa de Estado se mantendrá en permanente comunicación con el ministro del Interior, hoy vicepresidente, Mario Fernández, para monitorear la evolución de algunos siniestros que aún permanecen activos.
Tal como esta vez, los veranos de la Presidenta durante este gobierno han sido complejos. En febrero de 2015, en sus primeras vacaciones desde su retorno a Palacio, Bachelet debió enfrentar la que es considerada como la peor crisis de su administración: el caso Caval. Desde Caburgua, donde en un principio se aseguró que no había buena señal ni comunicación con la capital, la jefa de Estado debió lidiar con un problema que devino en la renuncia de su hijo, Sebastián Dávalos, al cargo de director sociocultural de La Moneda, el distanciamiento de su núcleo familiar y la caída más importante en los índices de aprobación de su gestión.
En paralelo, ese mismo verano la Presidenta fue centro de una serie de críticas y cuestionamientos a su decisión de veranear en La Araucanía, pese a que durante todo su primer año de gobierno nunca realizó una visita de trabajo a esa región, marcada por el conflicto mapuche.
Al año siguiente, en febrero de 2016, a Bachelet le tocó enfrentar la polémica salida de Cristián Riquelme como administrador de La Moneda. El ex militante PPD estaba cuestionado en ese entonces por sus vínculos con Giorgio Martelli durante la campaña presidencial, así como también por haber ordenado el formateo del computador de Dávalos. Esto, junto con revelarse una serie de contratos de una empresa ligada a su familia con reparticiones del Estado por más de $400 millones. Pese a que en un primer momento, desde Caburgua, la jefa de Estado se negó a pedirle la renuncia, el 18 de febrero de 2016 -tras una conversación con el entonces ministro del Interior, Jorge Burgos- se concretó la salida de Riquelme.
Pero los problemas durante el verano para Bachelet no sólo se han registrado en este gobierno. Durante su primera administración también debió interrumpir su descanso para hacer frente a una serie de crisis. La primera, en febrero de 2007, fue la implementación del Transantiago, considerado como el mayor conflicto de su primer período.
En ese momento, tres días antes de lo planificado, Bachelet regresó a Santiago y convocó a una reunión de emergencia en La Moneda para enfrentar la situación.
En 2008, en tanto, la Mandataria se mantuvo pendiente de la entrega de un informe de Contraloría en el que se detectaron una serie de irregularidades en el Ministerio de Educación, lo que luego generó la acusación constitucional y posterior salida de la entonces ministra de la cartera, Yasna Provoste.
Posteriormente, pese a que ya se encontraba de vuelta en sus funciones como Presidenta, Bachelet le tocó enfrentar el terremoto y posterior maremoto del 27 de febrero de 2010, una de las mayores catástrofes de nuestro país y que generó, incluso, un juicio contra personeros de su administración por el actuar del gobierno durante las primeras horas de la emergencia.