La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, reapareció ayer por la tarde luego de 42 días de silencio, pero eso no ayudó a callar a las voces opositoras ya que se le criticó que eludiera hablar sobre la crisis energética o la devaluación del peso argentino.
La mandataria estuvo al margen de la crisis energética por la que pasó Buenos Aires a finales del año pasado e inicios de 2014, que coincidió con sus vacaciones navideñas. Por ello se esperaba que en su reaparición abordara el tema, lo que finalmente no sucedió.
Ante las críticas por la ausencia de temas coyunturales como la misma crisis energética, la inflación o el dólar, el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, tuvo que salir al paso y defender a Fernández.
"Una Presidenta en un discurso no puede hablar de todos los temas", comentó Capitanich al tiempo que destacó otros temas que no abordó Cristina K como "el récord del turismo, de los 29,7 millones de argentinos que pasan sus vacaciones en el país y del de la industria automotriz, en su comercialización de autos nuevos y usados, ni de la incorporación de trenes nuevos para mejorar el sistema ferroviario", según consigna el diario argentino La Nación.
Por otro lado, Clarín publicó un análisis en el que expone que la mandataria transandina tenía una buena noticia para destacar en su primer discurso del año relacionado con un subsidio para los jóvenes que no estudian ni trabajan, pero "eligió mostrarse peleadora, castigando a los medios de comunicación" que informaron de su silencio que duró 42 días.
El diario afirma que Cristina K "Cristina mandó a llenar de militantes los patios de la Casa de Gobierno para poder hablarle a los convencidos de las virtudes de su Gobierno, una base poblacional que, según marcaron las últimas elecciones y las encuestas más recientes, es cada vez más chica".
La publicación se pregunta "si acaso lo hizo como estrategia para lo que viene: asegurar el núcleo duro para convertirse no ya en la líder de una mayoría pero sí al menos en la referente clave de un espacio -hablar de partidos políticos parece un pecado hoy- que conserve alguna influencia luego de 2015. Tal vez fue por eso, o tal vez fue porque esa es la única manera de hacer política que conoce".