Claudio Bravo iba a ser clave para la pretensión de Chile de sumar al menos un punto en Barranquilla. Y el arquero del Manchester City había respondido a la obligación de darle soporte al sistema defensivo que definió Juan Antonio Pizzi. El golero tuvo dos atajadas clave. La primera frente a un cabezazo de Óscar Murillo, en los 37', cuando desvió el balón con pocos contratiempos y mucha solidez. Y la segunda, en el cierre del primer tiempo, cuando fue exigido por Miguel Borja y respondió de forma notable.
El vilucano vivía un partido especial en Barranquilla, donde debutó por las Eliminatorias, el 8 de octubre de 2005. Ahora se convierte en el jugador con más partidos en esta instancia por la Roja, con 42 encuentros. Supera los 41 de su antecesor en el arco, Nelson Tapia.
Sin embargo, en los 60', sufrió un infortunio. Tras un choque con el colombiano Santiago Arias, el guardameta sintió un fuerte dolor en la pierna derecha. Pese a que el cuerpo médico intentó recuperarlo durante cinco minutos, finalmente ingresó Johnny Herrera.
"De momento me molesta mucho, pero creo que también hay que apelar a la inteligencia y ver que tenemos un próximo partido", manifestó el cancerbero del Manchester City al término del duelo, antes de agregar: "Y tengo compañeros muy buenos".
También se refirió el capitán de la Roja a la extrema temperatura padecida en Barranquilla: "Para dimensionarlo hay que estar acá. Es fuerte el calor y el esfuerzo fue grande. Creo que hay que aprender de esto, no hay que venir acá y volverse locos. Es difícil jugar con esta temperatura. Hay deshidratación de por medio. Por eso nos vamos felices. Esa es la sensación del grupo", indicó.
Bravo, que es duda para el enfrentamiento ante Uruguay, culminó, en relación al resultado cosechado en colombia: "Es un punto valioso. Felicitar a todos mis compañeros porque nos vamos con un punto en una cancha difícil y ante una buena selección. Nos vamos felices por dar la cara de esta manera. No nos vimos sobrepasados".