Marcelo Salas nunca se propuso seguir una carrera convencional. Jamás se imaginó como médico, abogado o ingeniero. Desde pequeño tuvo claro que dedicaría su vida al fútbol.
El sueño comenzó a forjarse en la población Trapiales. Ahí vivía con su familia. Del sector era el club al que defendía su padre, a quien acompañaba a todos los partidos. Introvertido, como ahora, su conexión con la pelota era absoluta. A cada lugar, la llevaba. Varias veces entró atrasado a clases, porque se demoró en marcar el último gol, el que decidía la pichanga del recreo. Sus padres, Rosemberg y Alicia, jamás se lo reprocharon. Su vocación era clara. "La primera parte de la vida de Marcelo está marcada por el deporte. El que más le gustaba era el fútbol, pero también practicaba básquetbol y le iba bien corriendo. Logró medallas en maratón. Muchas veces se iba corriendo desde la casa al colegio. Le sirvió para prepararse", comenta su orgulloso papá.
Su talento comenzó a moldearse en la escuela de fútbol de Iván Ortiz. Hoy, su primer maestro trabaja en las divisiones inferiores de Deportes Temuco, el club del que Salas es propietario. Ahí busca al nuevo Matador.
Marcelo Salas pudo jugar por Colo Colo. Ese era el objetivo de Leonardo Véliz, el entrenador que lo convocó a la primera Selección de su carrera: la Sub 17, en 1991. El Pollo había recibido la sugerencia y partió a observarlo. "Un auxiliar de buses me comentó que en Temuco que había un jugador que estaba 'pintado' para la Sub 17. Justo en esa época, Manuel Pellegrini, técnico de la Sub 20, me pidió que viajara con esa Selección a Perú. Pensaba recomendar a Marcelo a Colo Colo, pero, como no estaba, Salvador Biondi se adelantó y lo inscribió en la U. Debutó un sábado. Corrió mucho. No era delantero, sino volante creativo. Cuando terminó el partido, le dije que debía presentarse el martes siguiente en Juan Pinto Durán".
El ex alero de Colo Colo '73 se atribuye el cambio de posición que marcó la carrera del temuquense. "Lo puse de '9' por su potencia y fortaleza. Después supe que corría con lluvia. Eso me dejó claro la vocación que sentía por el fútbol. Marcelo era un jugador distinto", dice.
La explosión de Marcelo Salas se produjo en 1993. Debutó por la U el 10 de abril de ese año, frente a Colchagua, por la Copa Chile. En tres temporadas con los azules convirtió 76 goles. Además, dejó como legado los títulos de 1994 y 1995, que rompieron una sequía laica de 25 años. En 1996 llevó a la U hasta la semifinal de la Copa Libertadores, en la que cayó frente a River Plate.
Meses después estaba defendiendo al equipo de la banda sangre, con el que inició su consagración. En su primer ciclo en Núñez marcó 42 goles. En 1998, Lazio pagó US$ 17,5 millones para ficharlo. Ya había sumado otra hazaña: marcó ambos goles de la victoria de Chile en Wembley sobre Inglaterra. Los romanos cerraron el trato que pudo tambalear una oferta de última hora de Manchester United. En el Mundial de 1998, el Matador marcó cuatro goles por la Roja. Años depués se convertiría en el goleador histórico de la Selección con 37 anotaciones en 70 encuentros, entre 1994 y 2007.
En Italia también triunfó. Fue campeón de la Serie A en la temporada 1999-00 y el goleador lacial, con 12 tantos. También sumó las Supercopas italianas de 1998 y 2000, la Recopa europea en 1999 y la Supercopa del mismo año. En 2001, Juventus pagó 25 millones de euros por su pase. Mantuvo su condición de amuleto: la Vecchia Signora obtuvo los scudettos de 2001-02 y 2002-03, además de las Supercopas de 2002 y 2003. En el equipo de Turín sufrió la lesión que marcaría su carrera: el 20 de octubre de 2001, en un duelo frente a Bologna, sufrió la ruptura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha.
No volvió a ser el mismo. En 2003 retornó a River, dirigido por Manuel Pellegrini. El 11 de mayo del año siguiente, marcó el gol 200 de su trayectoria, en la que totalizó 254. En 2005 llevó a los Millonarios hasta las semifinales de la Copa Libertadores. Anotó 17 goles en 42 partidos. Para sus hinchas, quienes volvieron a corearle el "Chileeeno" de su primera época, es uno de los ídolos históricos del club.
En 2005 regresó a Universidad de Chile. Perdió dos finales: frente a Universidad Católica y Colo Colo. Sumó 34 goles en tres años. El 23 de noviembre de 2008 disputó su último partido con la casaquilla laica. De la Selección se despidió un año antes, frente a Paraguay.
El dirigente
El 30 de enero de 2008, Salas funda Unión Temuco. Un año después, el club logra el ingreso al profesionalismo. Paulatinamente, el club le disputaba el protagonismo al histórico Deportes Temuco, que seguía en Tercera División. En marzo de 2013, se anuncia la fusión de las dos entidades.
Hoy, el artillero celebra su cuadragésimo cumpleaños. Dice que se siente realizado. "No soy de contar mis cosas ni lo que pienso. (El cumpleaños) Me pilla en un momento muy bueno, me siento muy bien, realizado en mi vida. Mi carrera fue muy buena. Estoy orgulloso de todo lo que hice. Ahora estoy en otra vereda. Soy dirigente de un club y eso me permite estar cerca del fútbol, pero ya no las 24 horas. Eso me cansó un poco. Estoy disfrutando otras cosas", cierra.