El mundo entero vio uno de los goles del Mundial de fútbol de Sudáfrica que pasó desapercibido a los ojos que más importaban: el disparo del centrocampista inglés Frank Lampard entró claramente en la portería alemana, pero no fue admitido por el árbitro.
La ola de quejas por ese y otros errores que se produjeron durante el mayor torneo de fútbol del mundo avivó el debate sobre si la tecnología, que permite la repetición instantánea de imágenes, mejora los partidos o los convierte en sucesos sin alma dirigidos por una serie de luces parpadeantes.
Los científicos que estudian el cerebro humano señalan que es sorprendente que los errores no se produzcan más a menudo.
"Pese a toda la aparente sorpresa en torno a que los árbitros pueden equivocarse, especialmente en momentos cruciales, desde un punto de vista psicológico esto es lo que esperaríamos", comentó el director del Laboratorio de Acción, Cognición y Cerebro de la Universidad de Michigan a la agencia Reuters.
Las dudas sobre la capacidad del cerebro humano para juzgar las acciones en la cancha no se limitan a conversaciones en el bar local y son examinadas por neurobiólogos y psicólogos utilizando conceptos como "latencia del relevo", "fluidez perceptual" y "curva de compensación de cálculo de velocidad".
Aunque para los seguidores es fácil llevarse las manos a la cabeza y maldecir al árbitro en protesta por un error, tienen que darse cuenta de que los jueces están decidiendo sobre acciones que se producen en fracciones de segundo, señalan expertos.
"Los seres humanos nunca van a ser perfectos arbitrando (...) Nuestras memorias sencillamente no están hechas para permitirnos ser los árbitros perfectos", afirmó a la agencia de noticias Gary Marcus, profesor de psicología de la Universidad de Nueva York.
"Nuestros ojos funcionan de forma bastante parecida a cámaras, pero nuestras memorias no funcionan para nada como una tarjeta SD (un tipo de tarjeta muy utilizada en cámaras de
fotos)", apuntó Marcus.
EXPERIENCIAS PASADAS
La rapidez de las jugadas deportivas lo complica aún más, señaló Emilio Salinas, profesor asistente de neurobiología en el Centro Médico Baptista de la Universidad de Wake Forest, y que participó en el estudio "Toma de decisiones perceptual en menos de 30 milisegundos".
Salinas y sus colegas descubrieron en su estudio que la diferencia entre acertar o no si una luz se había vuelto roja o verde estaba en ver 30 milisegundos más de imágenes.
"Treinta milisegundos es en cierto modo el umbral de lo rápido que puedes hacer esa clase de distinción", indicó el experto.
Por otro lado está el hecho de que los árbitros, sencillamente, no pueden verlo todo. Meyer señaló que cuatro es el número máximo de jugadores que una sola persona puede vigilar de cerca, lo que implica que algo pasará desapercibido aunque haya varios árbitros.
Cuando los jueces se pierden algo crucial, su cerebro llenará los huecos utilizando experiencias pasadas para ayudarles a tomar la decisión.
"Completar (los huecos) es una parte profundamente integrada de la conciencia humana", señaló Marcus. Del mismo modo que el cerebro de un conductor le dice que hay un vehículo en su punto ciego aunque no pueda verlo, los cerebros de los árbitros rellenarán lo que falta, explicó.