Karin Godoy: la abogada de Cholito
Karin (34) dice que cuando se enteró de la magnitud de los incendios forestales, lo primero que pensó fue en los animales y en las mascotas de los poblados arrasados por el fuego. Quiso subirse a su auto a rescatarlas, pero en su casa ya tiene cuatro perros y un gato, todos recogidos, porque "jamás compraría un animal. No se compra la vida".
Dice que ella no puede "hacerse la loca" con el sufrimiento animal. Al ver el video de la agresión a Cholito, el perro golpeado por una comerciante en Patronato, quedó mal, enrabiada, pero luego esperanzada al ver que la gente protestó en redes sociales y salió a marchar. "Me encantó ver que las personas están siendo más empáticas con los animales", dice la abogada de la U. Central que es una de las querellantes de la causa por maltrato animal al perro, que el jueves pasó el examen de admisibilidad: "Somos uno de los querellantes de la causa por maltrato de Cholito, pedimos diligencias al Ministerio Público y esperamos ahora la decisión que este último tomará respecto a la investigación". Karin explica que los responsables –la mujer que aparece en el video, su pareja y la dueña del local, quien dio la orden– arriesgan penas que van desde presidio menor en grado mínimo hasta tres años, pero si tienen irreprochable conducta anterior y no hay agravantes, lo más probable es que salgan con revisión condicional. "Deberían pasar un tiempo tras las rejas, pero la verdad es que es muy poco probable. Es pésimo, porque le da una mala señal a la sociedad de que si maltratas a un animal no te va a pasar nada". Ella agrega en todo caso que hoy hay una nueva generación de fiscales y jueces que están tomando mucho más en serio los temas animalistas.
En las redes sociales y los medios cada cierto tiempo se arman debates entre animalistas y quienes los critican y acusan de exagerados o extremos. "Es un debate estéril y yo sigo de largo. Que ayudes a una persona o a un perro no quiere decir que no vayas a ayudar al otro. Es mezclar peras con manzanas", dice, y agrega: "Yo no sé qué es ser animalista, sólo sé que tengo empatía por el dolor ajeno, sea humano o animal. Pero no pongo a los animales por sobre las personas ni viceversa. ¿Quién soy yo para poner a una especie por sobre otra?", dice, y da como ejemplo un caso muy personal. Viviana, su hermana padece el Síndrome de Cohen, un trastorno genético caracterizado el retraso madurativo. "Ella es la niña más feliz y maravillosa del planeta, vive en un mundo de fantasía, pero tiene un coeficiente intelectual bajísimo; ¿por eso la voy a considerar menos persona? Ella tiene sensaciones, sufre igual que un animal, igual que tú, igual que yo. Yo me vinculo con ella desde el amor, no desde la inteligencia", explica, y sobre ese punto dice que sería importante cambiar el estatus de los animales en el Código Civil, porque también son seres que sienten.
Como es común en estos casos, la conciencia animal fue parte de su educación, ya que su papá recogía perros en la calle y los llevaba al veterinario. De veinteañera se puso más radical cuando vio videos de animales que tras pasar por el matadero eran servidos en los restaurantes. "Fue impactante. Pensé en cómo podía estar pagándole a una persona para que sea el asesino de un ser viviente. Me sentí cómplice de eso". Por eso, desde hace siete años es vegetariana.
Alma Sánchez: "Mi yegua es como mi hija"
Terminada la jornada laboral, Alma Sánchez (44) cierra la puerta de su oficina en Providencia y parte al Santiago Paperchase Club, en Huechuraba, para montar a su yegua Sixtina, una rutina que repite al menos cuatro veces a la semana desde hace 15 años, cuando empezó a practicar equitación. Es casada con el ingeniero Mauricio Mardones, no tiene hijos y Sixtina es su adoración. "Es como mi hija. Más que mi hija, es mi alter ego", dice, y explica que con los caballos se establece un vínculo especial y cada vez que la monta sabe si está cansada, enferma o se siente mal.
Por el contrario, Alma –abogada de la U. Las Condes, especialista en derecho penal que trabaja para el Consejo de Defensa del Estado y tiene una oficina particular– dice que nunca he tenido feeling con los niños ni la necesidad de ser mamá, a pesar de adorar a sus sobrinas. "No tengo culpa ni rollo con eso. Lo que sí percibo es una falta de aceptación a mi mirada, no sólo respecto a los niños, sino también al tema animalista. No hay respeto por tu opinión, y te descalifican, y yo que tengo el valor de plantearlo abiertamente no permito que no respeten lo que pienso, lo que me gusta o lo que quiero".
Empezó como activista y fue contactada por organizaciones como CEFU y Ecópolis para que las asesorara legalmente. Ella, eso sí, pone condiciones para meterse en un caso. Primero, que exista compromiso hasta el final porque dice que hay organizaciones que dejan botadas las querellas cuando se van las cámaras de televisión. Dos, que busquen soluciones reales, y tres, dejar de lado los egos. "Es lo más difícil. Acá hay muchas ganas de aparecer por una cuestión de moda o por lucrar, y la ayuda tiene que ser desinteresada porque esta es una causa altruista". De hecho, Alma no cobra por sus servicios profesionales. Nada. Ni siquiera cuando tiene que ir fuera de Santiago.
Participó en un caso emblemático: la liberación de la elefanta Ramba, que pasó 14 años haciendo piruetas en el circo de Los Tachuelas donde terminó en pésimas condiciones. Tras un seguimiento de la ONG Ecópolis y un juicio que duró dos años, hoy la elefanta se recupera en el Parque Safari de Rancagua. En ese caso logró acreditarse que había maltrato y daño sicológico.
¿Cómo se acredita ese daño sicológico?
Por conductas. Los etólogos, que son especialistas en conducta animal, dijeron que tenía conductas repetitivas y que dejó de emitir sonidos. Ramba no barritaba y eso es super decidor de cómo se le quiebra el espíritu al animal.
También participó en el cierre de la perrera municipal Benjamín Vicuña Mackenna, caso en el que el director fue condenado por maltrato animal y apropiación indebida. "Él es un ejemplo que gente que lucra con los animales".
Alma explica que una de las principales trabas para litigar en favor de los animales es que el Código Civil los considera bienes muebles. "Cuando vas a un tribunal penal y hablas de un delito de apropiación indebida por un gato o por un perro te miran como diciendo: ¿esto es una broma? O si una persona mató a tu perro, y tú interpones una acción civil porque te causó un daño moral, igual te miran raro. Y no debería ser cuestionable porque el daño moral dice relación con los afectos", explica, agregando que ese cambio legal es clave para que los animales sean sujetos de derechos y que se puedan proteger.
Ahora tiene en mente presentar un proyecto de ley para cambiar la situación de los caballos: "No son domésticos pero tampoco silvestres, están justo al medio, y son animales de trabajo y muy maltratados". Incluso quiere llegar a las carreras de caballos: "Ahí son inyectados, los hacen correr fracturados, los drogan y los tienen mal alimentados", dice. Sabe que son palabras mayores, pero no se desanima. "No te digo que esto vaya a salir ahora, pero los abogados animalistas sabemos que, aunque se avance lento, cada paso es un granito que sirve".
Jimena Gutiérrez: "Hoy este tema es hipster, taquilla y glamoroso"
Jimena (48) es reconocida en el mundo animalista como una de las precursoras en detener las matanzas de perros que hacían las municipalidades para controlar la población de perros vagos. Según ella, esto ocurría por la desidia del Estado para impulsar una política pública seria de esterilizaciones y restricciones a la reproducción con fines comerciales. "El trato a los perros es un reflejo de la sociedad en que vivimos, donde atacamos los problemas cuando ya están instalados y no desde el origen. Lo más fácil es matar al animal cuando está en la calle sin que nadie lo proteja".
Jimena es abogada de la UC, trabaja en la Subtel –su especialidad son la regulación de servicios de telecomunicaciones–, y tiene dos hijos con los que vive en un departamento donde además tiene dos gatos. Creció rodeada de ellos porque sus papás los recogían de la calle y los ponían en cajas de cartón debajo de las camas con guateros para que no pasaran frío. Recuerda que desde siempre ha tenido más empatía con el mundo animal que con las personas. "Yo rezaba y le decía a Dios que le ofrecía mi vida si evitaba el sufrimiento animal en el mundo", cuenta. Jimena era una niña solitaria que se refugiaba en los libros, en la historia y en los animales. "Era una nerd, porque ser animalista no era una moda como ahora. Hoy es hipster, taquilla y glamoroso. Y me alegro de que sea así. Genuino o no, este interés por los animales posicionó el tema".
Ya siendo abogada, a comienzos de los 2000 escribió una carta al diario criticando la frivolidad de los discursos medioambientales que no decían nada con respecto al abandono animal. "Los ambientalistas despreciaban a los animalistas por rascas", dice. Tras la publicación, la contactó Pamela Alfaro, de la Red Informativa del Movimiento Animal (RIMA) para que se hiciera cargo del caso de un perro eliminado en Ñuñoa. Según ella, en ese momento se usaba arbitrariamente la reglamentación sanitaria de la rabia para matar a quiltros sanos que andaban en la calle o que habían sido abandonados. Jimena encontró un dictamen de la Contraloría que decía que el Código Sanitario no autorizaba esa situación y desde entonces se especializó en defender a los perros usando y estrujando al máximo las mínimas normas que existían y que los municipios no respetaban. Por esos años esperaba a su primer hijo y trasnochaba escribiendo los recursos, pero tiene buenos recuerdos de esa época. "No había otros haciendo ese trabajo, que era genuino, desinteresado y por amor". También conoció a otras personas que estaban involucradas en su misma pelea animalista que pertenecían a organizaciones del tema, como Pamela Alfaro (RIMA), Florencia Trujillo (Ecópolis), Alejandra Cassino (CEFU), la bióloga marina Miriam Fernández y la abogada Alma Sánchez. "¿Por qué somos puras mujeres? Porque los hombres son más exitistas. Hay gente que cree que brillar es tener más visibilidad. Yo no pienso así".
Jimena dice que hoy es más empática con las personas gracias a la maternidad y un cáncer mamario, dos experiencias que la hicieron replantearse. "Aprendí que no puedes tener empatía con los animales si no la tienes con las personas", dice, y recuerda que cuando la operaron de cáncer fueron a visitarla todas sus amigas animalistas.
Carolina Leiva, empujando leyes para los animales
Desde hace tiempo en la política local se escucha hablar de un grupo de parlamentarios de distintos sectores que se han unido bajo una causa común: defender a los animales: Ellos han empezado a ser denominados como la "bancada animalista". Detrás está Carolina Leiva (36), fundadora y coordinadora legislativa del grupo PARDA (Parlamentarios por la Defensa Animal) y que se compone por Vlado Mirosevic, Giorgio Jackson, Karol Cariola, Camila Vallejo, Cristina Girardi, Karla Rubilar, Alberto Robles, Maya Fernández, Ramón Farías y Raúl Saldívar. El trabajo de esta abogada de la Universidad Católica del Norte y magíster en Derecho Animal de la U. Autónoma de Barcelona no se ha limitado a reclutar políticos para su causa, sino también junto a ellos ha impulsado diferentes proyectos en la Cámara y uno de ellos, la Ley de Tenencia Responsable (la que sigue trabada en el Congreso), este año debería brillar. "Producto de lo que sucedió con Cholito, la semana pasada comenzó a sesionar la comisión mixta, que es el último trámite constitucional, por lo que podría haber humo blanco pronto. A pesar de que el Proyecto no es de nuestra autoría, logramos incorporar indicaciones que mejoran de manera importante la persecución y sanción del maltrato animal", comenta.
La semana pasada obtuvieron una pequeña victoria: lograron incluir una indicación para modificar el artículo 291 bis del Código Penal (que sanciona el maltrato animal y fue impuesto en 1989 por Rodolfo Stange, en ese entonces general director de Carabineros) porque aunque hasta ahora "habla de actos de maltrato o crueldad, no dice qué debemos entender por eso. Allí podríamos considerar desde no proveer de atención veterinaria hasta el caso de Cholito, que es violencia extrema. Entre ambos polos hay una diversidad de posibilidades y una de esas es el abuso sexual. En Chile sucede, y mucho, y es bastante transversal, no es una cosa que suceda únicamente en el campo".
Además del trabajo legislativo, los incendios la han empujado a coordinar cuadrillas de ayuda para los animales mayores, como caballos y vacas, pues a diferencia de los silvestres o las mascotas, "es muy difícil que arranquen o los salven".
Ella dice que actualmente dedica cerca del 80 por ciento de su tiempo a la causa animalista. "Como todo trabajo, este también genera niveles de estrés. Entro a Facebook y es trabajo. Veo las noticias y es trabajo. Es imposible desconectarse. Si algún día me voy a la montaña, donde no tenga señal y pueda desaparecer, probablemente encuentre alguna situación que tenga que ver con animales y voy a tratar de solucionarla. Al meterse en estos temas te terminas involucrando emocionalmente, aunque no quieras".
Catalina Zaror, dejar las victorias atrás
Catalina (29) es vegetariana (no consume carnes) desde hace tres años y ahora avanza hacia el veganismo (no consumir productos y derivados de procedencia animal). Tras dejar de comerme animales, esta abogada de la Universidad Adolfo Ibáñez se dispuso a representarlos: "Siento la necesidad de defenderlos porque son los seres más vulnerables, incluso más que un niño, que podrá ser indefenso pero sigue siendo un sujeto de derecho, mientras que los animales son considerados bienes muebles", cuenta. Por esto, la abogada quiere acabar con un ícono de Viña del Mar: las victorias, los carros tirados por caballos que circulan por las avenidas principales de la Ciudad Jardín y que a su parecer causan más lástima que orgullo. "Iniciamos la investigación a raíz de diversos hechos que alertaron a la gente, como casos de caídas y sobreexplotación de los caballos", comenta. Ella es parte de la organización Derecho y Defensa Animal, de la Universidad de Chile, y junto a ellos y otros grupos comenzaron a investigar sobre las ordenanzas que poseen estos carros y notaron que existían reiteradas infracciones.
Viendo el estado de los caballos, interpuso una querella, la que está siendo investigada. Reconoce que lo más complejo es que las autoridades, el Ministerio Público e instituciones como la Bidema (Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medio Ambiente) las tomen en cuenta: "Ponen trabas para todo. Afortunadamente contamos con el apoyo de médicos veterinarios especialistas en equinos, lo que es muy valioso porque ellos tienen una mirada objetiva y científica. Se llevó a cabo un peritaje privado donde estos fueron acompañados por la PDI y Bidema y periciaron 15 caballos y todos tenían algo". Había signos de deshidratación, anemia, bronquitis aguda, lesiones y otros malestares. Todos tenían hongos. "Ellos descansan en lugares que no son aptos, donde están expuestos a elementos cortopunzantes, no hay agua potable ni ventilación, duermen sobre el barro y su orina", agrega. Aunque han tenido reuniones con el municipio, Catalina acusa que "siempre se tiran la pelota entre ellos".
Esta no es la primera causa de este tipo que Catalina ve en la Quinta Región. Antes interpuso una querella criminal en el Juzgado de Garantía de Valparaíso por situaciones bastante macabras: la aparición reiterada de perros acuchillados: "Las imágenes son bien cruentas. Algunos de ellos tienen cruces en la frente, les sacan la piel, les cortan las orejas… Detrás de esto hay un grupo de personas o un individuo cometiendo actos de maltrato".
¿En qué va esa causa?
Todavía está en etapa de investigación. Tengo entendido que la municipalidad también podría querellarse, pero aun o pasa nada. Hay varios testigos y tenemos un sospechoso, pero no damos con el responsable. De hecho, el fin de semana antepasado hubo un nuevo ataque con el mismo proceder: tres puñaladas en el tórax, lo que es un ataque humano. Hay un sádico suelto en Valparaíso que anda acuchillando perros.