El Gobierno argentino atraviesa su peor momento desde la muerte del fiscal Alberto Nisman la semana pasada, al reflejarse las primeras divisiones frente a qué postura tomar ante el tema.
La cambiante posición de la presidenta Cristina Fernández al momento de dar a conocer su parecer, ha creado un desconcierto frente a la verdadera opinión del Gobierno en torno a la muerte del fiscal.
Durante esta semana se espera una aparición pública de la Presidenta que podría "mejorar la imagen del Gobierno", como señaló un alto funcionario al diario argentino, Clarín.
Las diferencias que persisten en la política del kirchnerismo, se aprecian desde que el Partido Justicialista (PJ) realizó un comunicado en defensa de Cristina. El texto del PJ acusaba que la muerte del fiscal era una "conspiración" contra el Gobierno, de parte de jueces y los medios de comunicación. Por otro lado, hubo un sector que reaccionó de manera "más moderada". Con ministros que preferían "no generar más enojo social, para que no dañe a futuro las candidaturas" señaló un dirigente a Clarín.
Una de las importantes disputas, fue el rol mediático de Sergio Berni debido a sus declaraciones, como explica una fuente oficial del gobierno a Clarín: "La clave es que hablen pocos para no dar lugar a confusiones".
En contraposición a la polémica de Berni, la completa ausencia del ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo a la luz pública fue criticada por integrantes del Gabinete. "Parece que se guarda para la campaña", dijo una fuente de jefatura de Gabinete al diario argentino. Sin embargo, Randazzo fue el único, junto al titular de titular de economía, Axel Kicillof, que en medio de la crisis estuvo con la Presidenta.
En cuanto al discurso de Cristina K, la polémica persiste. Según contó una fuente allegada a la Presidencia al diario Clarín, Carlos Zannini, el secretario Legal y Técnico, es quién "revisa con Cristina el paso a paso" de sus palabras. Pero en interior del Gobierno hay sectores que temen que por culpa del consejo de Zannini, la Presidenta elija un tono más "duro que genere más rechazo en la sociedad".
Mientras que algunos funcionarios que no tienen sus despachos en Balcarce 50 (sede del palacio de gobierno), señalaron a Clarín que se encuentran confusos ante esta situación: "Nunca se sabe qué van a decidir o cambiar, y quedamos todos sorprendidos y desconcertados", dijo un ministro ante el giro abrupto que dio la defensa oficial en 48 horas.