Los dos países emplearon los canales telemáticos situados en la aldea de Panmunjom, en la militarizada frontera entre ambos, para debatir e intercambiar documentos sobre la composición de las respectivas delegaciones que participarán en la reunión, según detalló un portavoz del Ministerio de Unificación del Sur.
El mismo portavoz indicó, en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap, que la composición final de estas delegaciones podría quedar concluida hoy mismo.
Seúl ha propuesto enviar a cinco representantes con el ministro de Unificación, Cho Myong-gyon, al frente, mientras que se espera que Pyongyang proponga a Ri Son-gwon, que lidera el Comité para la entidad que gestiona los asuntos intercoreanos en el Norte, para encabezar su delegación.
Corea del Norte aceptó el viernes la propuesta del Sur de celebrar una reunión en Panmunjom el 9 de enero para tratar el envío de una delegación norcoreana a los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran a partir de febrero en el condado surcoreano de PyeongChang, así como una mejora de lazos en términos generales.
Se espera que durante el encuentro ambas partes conversen sobre el modo en que los norcoreanos viajarían al Sur (si es por tierra se requerirá un acuerdo militar) o sobre la posibilidad de que ambos países desfilen bajo una bandera unificada en las ceremonias de apertura y clausura como ya se ha hecho en otros Juegos.
La decisión llegó a raíz de que el pasado 1 de enero el líder norcoreano, Kim Jong-un, expresara su deseo de mejorar lazos y enviar una delegación a PyeongChang.
La reunión se acordó también después de que Seúl y Washington anunciaran el jueves que retrasarán el inicio de sus maniobras militares anuales, que el régimen considera un ensayo para la invasión, para que no coincidan con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que arrancan el 9 de febrero.
La participación norcoreana en PyeongChang y un mayor entendimiento entre los dos países, que técnicamente se mantienen en guerra, podría contribuir a aliviar la tensión regional después de un 2017 marcado por las continuas pruebas de armas norcoreanas y el tono beligerante del presidente estadounidense, Donald Trump.