"Es una tragedia grandísima. Durante nuestra experiencia viviendo en Texas, habíamos tenido emergencias con huracanes, pero esto es indescriptible. La lluvia no para, está lloviendo muy fuerte, hay mucho viento. Están las calles cortadas, está todo inundado. Es muy peligroso y es triste a la vez ver en todos lados los botes, bomberos, gente llorando, gente sin zapatos, cargando a sus bebés, saliendo con lo que encuentra a mano". Esa es la dramática situación que describe la chilena Gloria Belmar, al describir lo que está sucediendo en Houston, Texas, epicentro de la tragedia que sacude a Estados Unidos. El viernes la ciudad se vio azotada por Harvey, la tormenta más fuerte que ha golpeado al país en una década.
Harvey, que tocó tierra como huracán de categoría 4 y posteriormente se degradó a tormenta tropical, se ha mantenido con intensidad en la región. Y, según el Centro Nacional de Huracanes, se esperan dos días más de lluvias "catastróficas" en los estados de Texas y en la vecina Louisiana. "La única amenaza mayor continúa siendo la lluvia", señaló Dennis Feltgen portavoz de la institución.
Los habitantes temen estar frente a un nuevo Katrina, el potente huracán que arrasó con Nueva Orleans, Louisiana, en 2005, donde 1.800 personas murieron. Se estima que Harvey, que ha dejado 13 muertos y miles de damnificados, se desplazará hacia el este y se espera que toque tierra nuevamente este miércoles. Los residentes de Nueva Orleans ya fueron advertidos.
Para muchos incluso, esta situación ya es peor que lo sucedido en 2005. A pesar de que son distintos -ya que la rotura de diques en Katrina fue letal para Nueva Orleans- Gloria Belmar, de 54 años, asegura que Harvey es "peor que Katrina" y que las autoridades "no dan abasto". "La NASA dice que es el huracán más grande que ha pasado en la historia. No nos dio tiempo para evacuar. No hubo tiempo. Era una tormenta y en una hora huracán y en dos horas estábamos inundados", señala a La Tercera. Para ella, las medidas que tomaron las autoridades han estado bien. "Si hubieran anunciado la evacuación, morimos. Houston se desborda, accidentes, la gente se trastorna. Más de seis millones de habitantes viven acá", sostiene.
*De rojo, al centro, la chilena Gloria Belmar.
Gloria, junto a su esposo Gonzalo Maza, tuvieron que abandonar su hogar por las inundaciones. "Perdimos todo. Nuestro vecindario está todo bajo el agua (...). Con mi esposo empezamos a ver ayer que estaban subiendo todos los alrededores: lagos, ríos, piscinas. Empezamos a notar que la cosa no venía tan simple. Recorrimos diferentes puntos del barrio y observamos que el río iba subiendo y subiendo. Una hora antes se nos cortó la luz y dijimos 'ya no vamos a tener salida'. Empacamos en una hora lo que pudimos y salimos con lo puesto. Mis animales, mi perro y mi gato y mis tres hijas y mi esposo. Un poco de ropa, remedios, celulares y lo más importante, nuestros papeles personales y certificados. Ahora pensamos que todo está perdido", señala Belmar, que trabaja en un hogar de ancianos.
"Nunca había visto esto"
Desde su casa salieron en camioneta, la que habían resguardado en una zona más alta de la ciudad, donde metieron colchones, sacos de dormir, comida y elementos personales. Ahora, señala Gloria, no saben qué hacer porque los refugios "están full".
Otra de las víctimas del drama de Harvey, Shana Jones había discutido con su marido sólo un día antes de la tragedia qué hacer si se inundaba su casa. Madre de dos gemelos -uno con necesidades especiales, ya que fue sometido a una traqueotomía y se alimenta por sonda- y una hija de 20 meses, Shana, sin embargo, asegura a La Tercera que "nunca había visto algo como esto".
A las 1.30 de la madrugada de este martes, la mujer, que nació en Corpus Christi, donde tocó tierra el huracán, pero que ahora vive en Katy, un suburbio de Texas, salió por la ventana junto con su hijo y fue rescatada por un helicóptero. Ambos fueron trasladados al Texas Children's Hospital, mientras que su esposo y sus hijos fueron rescatados por un bote.
"Estábamos en el segundo piso y vimos cómo entraba el agua en el primero. La última vez que bajé a medir el agua llegaba a dos o tres cuartos de pulgada de profundidad (entre uno a dos centímetros), pero cuando estábamos evacuando ya llegaba a los dos pies (60 centímetros). Cuando llegamos a la calle estaba cerca de mi cintura", cuenta.