Por estos días, comienza la temporada de vendimia y, con ella, la zona central del país se impregna de la alegría y el entusiasmo de las fiestas de la cosecha. Pero este año será distinto: las celebraciones estarán marcadas por las dudas sobre el efecto de los graves incendios que afectaron al país durante enero y febrero.
Y aunque la superficie de viñas quemadas fue menor, la industria no tiene claro cómo el humo y las altas temperaturas podrían terminar afectando la producción. De hecho, en varias vitivinícolas esperan la fermentación de los caldos para conocer el real impacto de los incendios.
Según un catastro de Vinos de Chile (todavía en revisión), 117 hectáreas de "vitis vinífera" resultaron quemadas sobre un total de 141.000 hectáreas plantadas que hay a nivel nacional. Se trata, principalmente, de viñas de pequeños viticultores, varios de ellos con producción de cepas centenarias.
A pesar de que la cifra parece exigua, existe incertidumbre en la industria, porque el vino no solo es uno de los productos característicos del país, sino que también una de las principales imágenes de Chile en el exterior. De acuerdo a cifras de Vinos de Chile, el país exportó en 2016 el equivalente a US$ 1.845 millones en litros de vino en todos sus formatos.
Impacto directo
Diversos actores de la industria coinciden en que el impacto de los incendios estuvo muy lejos de ser la hecatombe que, en algún momento, se temió. Rodrigo Fernández, director zonal de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile (Aniae) en Maule Sur, indica que "de acuerdo a lo que he conversado con muchos propietarios de viñedos y enólogos del sector del valle del Maule, la situación después de los incendios que afectaron esta zona y muchas otras del resto del país está lejos de ser una catástrofe en lo que se relaciona a la cantidad de hectáreas quemadas plantadas con viñedos". Recalca que si bien existen viñedos quemados, la superficie afectada no tiene significancia en relación con la producción del sector como un total. Eso sí, advierte que "sin lugar a dudas, hay pequeños parceleros y viñateros que para ellos, como caso personal, verán afectadas sus producciones e ingresos anuales".
Por su parte, Guillermo Pascual, director zonal de la Aniae en Itata, indica que "en el valle, los viñedos afectados directamente por el fuego no superaron el 1% de la superficie plantada". Eso sí, Pascual indica que existieron pérdidas materiales que si bien afectaron a pocos productores, son personas que viven de una agricultura familiar campesina en donde la uva generalmente representa un gran sustento para sus clanes. "Ellos están en una situación difícil para enfrentar la vendimia 2017 y deben tener ayuda de los organismos del Estado", indica.
Ernesto Müller, gerente general de Viñas Undurraga, cuenta que la firma se vio afectada por los incendios en uno de sus campos en Cauquenes. "En cuanto a kilos, estimamos una pérdida para esta vendimia cercana a 200.000, lo que representa menos de 2% de nuestra cosecha estimada para este año", detalla.
Por su parte, Concha y Toro indicó que "nuestros viñedos e instalaciones no fueron mayormente afectados, con la salvedad de un foco en el Fundo Lourdes (Maule), que afectó alrededor de 25 hectáreas, lo que representa en torno a un 0,25% de los viñedos de la compañía".
La incertidumbre del humo
Pese a esto, los incendios generaron un "efecto colateral", cuyo impacto, sobre todo en la calidad de las uvas cosechadas, aún no puede ser cuantificado: el humo. Y es que existe la posibilidad, en las zonas no afectadas directamente, de que las cenizas generadas por el fuego de los alrededores se hayan impregnado a las uvas, afectando con ello su sabor.
Sobre este tema no hay una respuesta definitiva por estos días.
Para Müller, de Undurraga, "el efecto en la calidad de los vinos por la exposición de las uvas al humo está aún por verse. Esto no lo tendremos claro hasta mediados de año, cuando estén los vinos con las fermentaciones a término".
Fernández, por su parte, señala que "mucho se ha hablado del efecto que podría tener en el vino la exposición de la uva al humo por períodos prolongados, pero al momento no hay nada claro y habrá que esperar los resultados de las vinificaciones".
Marcelo Toro, director zonal de la Aniae en Curicó, explica que "la producción no se vio afectada mayormente por los incendios forestales (fuego directo en plantas), sino más bien la principal preocupación es el efecto del humo sobre las bayas (uvas) que, sin duda, cambia las características organolépticas de la mismas y que puede afectar la calidad del vino". Frente a este escenario, Toro detalla que algunas viñas realizaron microvinificaciones de los cuarteles que se vieron afectados, para atenuar este posible efecto.
Lo único claro es que no hay nada claro. Eduardo Jordán, director zonal de la Aniae en Maipo, explica que "en Chile tenemos poca experiencia y pocos estudios al respecto. Lo que dicen los estudios externos de países que han sufrido gran cantidad de incendios y han estudiado el efecto del humo es que es muy relevante el estado fonológico. El efecto previo a la pinta (cambio de coloración de las bayas) sería mínimo, mientras que pasados unos días pospinta el efecto es mucho mayor. En este aspecto, puedo decir que gran parte de los viñedos que fueron afectados estaban en estado previo a la pinta, por lo que se espera que el efecto sea leve, si es que lo hay". En todo caso, aclara que en su experiencia personal, "estamos cosechando recién las uvas que provienen de las zonas más afectadas, como por ejemplo en el Maule, cerca de Hualañé. Al probarlas no se siente nada, pero veremos en unas semanas más cómo están una vez que terminen de fermentar".
A su vez, los representantes de otra viña indican que están "en pleno proceso de evaluación y análisis de muestras en laboratorios que identificarán compuestos como guayacol, methylguayacol y cresoles".
Señalan que, "hasta el momento, vemos que los sectores cercanos a zonas quemadas, en donde hubo contacto directo con el humo, podrían estar más comprometidos con presencia de guayacoles en las uvas, y en sectores con humo más difuso debieran estar menos comprometidas". Aclaran que, en su caso, no hay adelantamiento de madurez debido a los incendios, pero que "seguramente las uvas que sufrieron el efecto del humo darán origen a vinos de menor calidad".
Con todo, Vinos de Chile está trabajando junto a las investigadoras australianas Renata Ristic y Lieke van der Hult, del Instituto de Enología de la Universidad Adelaida, en Australia.
La idea es compartir el resultado de sus investigaciones sobre los efectos del humo en las uvas y el vino, y posibles soluciones y experiencias en la recuperación de viñedos afectados por los incendios, considerando la experiencia que tiene Australia en temas de incendios y su calidad de productor vitivinícola.
Otro factor: las heladas
Con todo, los expertos anticipan que esta vendimia podría registrar igualmente un menor rendimiento. Pero no por los incendios, sino por las heladas registradas durante 2016.
Eduardo Jordán señala que la temporada 2016-2017 partió con un final de invierno frío y primavera con eventos de heladas tardías que afectaron a algunas zonas de Chile. Las primeras heladas llegaron a Casablanca y algunas áreas del norte, con varios días consecutivos de temperaturas menores a 0 grado, lo cual afectó, principalmente, a variedades de brotación más temprana, como el chardonnay y pinot noir. "Pienso que en estas variedades se verán disminuciones importantes, sobre todo en Casablanca", indica.
Luego, en octubre hubo otra helada fuerte que afectó viñedos desde Curicó a Chillán, centrándose en algunos lugares más que otros, tales como: San Javier, Pencahue, varias zonas de Cauquenes y sitios cercanos a Chillán y Bulnes. "En resumen, las heladas de primavera y la sequía, sobre todo en las zonas de secano, son las que han generado disminución de los rendimientos y no los incendios, bajo mi punto de vista", apunta.
"En este inicio de temporada se registra disminución en rendimientos de alrededor de 20% en variedades blancas y tintoreras. Aún es muy prematuro señalar como una tendencia de la temporada. Habría que esperar el desarrollo de la vendimia para ver si esta condición persiste", resalta Marcelo Toro.
Desde Viña Undurraga, en cambio, sostienen que "nuestro resultado a la fecha es que llevamos un avance significativo en vinos blancos, alineado con nuestras expectativas. No obstante, conversando con productores y otras viñas vemos que la tendencia que se observa es a la baja. Pero aún es demasiado prematuro para hacer estimaciones, ya que los vinos tintos que representan más del 70% de la vendimia aún no comienzan a ser cosechados".