Claudio Narea no cae en afirmaciones tibias. "Esta es la biografía definitiva de Los Prisioneros", advierte al principio de su nuevo libro, Biografía de una amistad, mientras que la línea final dice: "Sin duda, la historia (de Los Prisioneros) es la más delirante y misteriosa que haya tenido una banda de rock". Ambas frases contextualizan la versión extendida de Mi vida como Prisionero, su biografía lanzada en 2009, la que está disponible desde hoy en tiendas y la web (ver dato) y que incluye una serie de tramos que fueron eliminados del texto original. De algún modo, se trata de la obra que siempre quiso mostrar.
Además, suma un prólogo de Cristián Galaz, fotos y dibujos inéditos y, sobre todo, extensos capítulos y reflexiones de lo sucedido en su vida en los últimos cuatro años. Todas, como gran parte de las 320 páginas que integran Biografía..., concentradas en una sola tesis del autor: la persistente y, a momentos, retorcida obsesión personal de Jorge González con su figura. La misma que, según el texto, explica la tormentosa disolución del trío y las distintas complicaciones con las que ha debido batallar Narea. Para ello, el guitarrista incluye correos electrónicos, conversaciones privadas, entrevistas realizadas por él mismo y un pormenorizado análisis de las letras de su ex camarada. Una dinámica visceral que tuvo su impulso definitivo en 2007, cuando, según especifica en la autobiografía, el líder de Profetas y Frenéticos advirtió las primeras señales de la presencia fantasmal de González, pese a que las huellas asomaron mucho antes.
"Los inspectores se paseaban poniendo orden y nosotros lucíamos tenida deportiva (...). De pronto, y sin ningún motivo, Jorge -que estaba detrás mío- comenzó a golpearme el brazo. Muy agresivo, pero sin escándalo, cuidando que los profesores no lo vieran. (...). Esa historia, casi olvidada, fue la primera vez que él me agredió. En ese momento, no imaginé qué podrían significar esos golpes, ni tampoco que ese amigo sería capaz de hacerme tanto daño en el futuro", relata uno de los párrafos.
En otros, el instrumentista detalla: "Habían pasado algunos años desde que me incomodó con esos extraños comentarios respecto a mi 'belleza'. Debíamos estar en segun- do medio cuando Jorge me dijo 'tú eres bonito y yo soy feo'. En 1984 me dijo que quería conversar conmigo, que no sabía como decírmelo, que era importante para él. Se produjo un silencio y me dijo: 'Lo que pasa es que me gusta tu hermana'. Yo pensé, ¿qué extraño? ¿por qué no se lo dice a ella? (...) Cuando se casó con Jacqueline Fresard, el día antes de la celebración, fue donde mi hermana y le dijo: 'me voy a casar con Jacqueline, pero en realidad estoy enamorado de ti'".
Incluso, el artista extrapola las obsesiones de González al disco Corazones (1990), facturado en el período del triángulo amoroso que los involucró con su esposa, Claudia Carvajal. "La cabeza me daba vueltas y a estas alturas todo se podía esperar de mi ex amigo. Me puse a pensar en el momento en que se involucró con Claudia y compuso Corazones. ¿Realmente los temas fueron escritos por un hombre enamorado de una mujer? ¿acaso no terminó ese episodio pidiendo que nos acostáramos los tres?".
En el capítulo titulado Confesiones de una estrella de rock, profundiza en la aparición de un misterioso personaje llamado Karolina Jolie y que, a través del mail, empieza a acosar en duros términos a su segunda pareja, Nadia Stambuk. Después de varios correos -los que son reproducidos en forma íntegra- y de comparar algunas frases con el léxico ocupado por González en los 80, Stambuk se lanza a encararlo por su nombre. "Eres muy inteligente", es la respuesta, mientras que le sigue enviando textos con pasajes como "ojalá sus hijos (de Narea) fueran los míos".
El autor recoge varias conclusiones. "De a poco me fui dando cuenta que la historia de Los Prisioneros, y de Jorge en particular, está atada a asuntos muy dolorosos y tristes. Tanta pelea entre nosotros, tanta furia, debía tener una explicación. Una banda que llegó a ser tan importante y que nació de un grupo de amigos tan unidos se acabó por razones muy poco claras. A la luz de los hechos, y si hubiese estado más atento a lo que estaba sucediendo, debí enterarme a tiempo que mi relación con Jorge no era una relación normal de amigos. Toda esa rabia contra mí solamente puede significar despecho".
Sobre el final, agrega: "González es un hombre solitario que vive en un mundo de secretos. Es genial, sin duda. Y cómo no va a ser, si nos ha engañado a todos. Es un mago, un actor de talento. Diseñó una estrategia para separar a Los Prisioneros, para ocultar su gran verdad. Mantuvo relaciones y se casó varias veces, logrando ocultar su condición, pero se fue enfermando debido a lo mismo. ¿Cómo es posible que quien en dictadura dijo lo que nadie se atrevió callara lo más importante? Al no hacerlo me hizo daño a mí, a mis seres queridos". Por otro lado, Narea cuenta que hace unos meses envío a su ex aliado parte del texto, pero éste se mostró indiferente
Finalmente, el libro también lanza dardos contra la serie Sudamerican Rockers, de CHV: ahí cuenta que los productores fueron a visitar sin permiso a su mamá y que tuvo ofrecimientos para que este libro no fuera editado este año, sino que en 2015.