Las empresas tienen contacto con la investigación a través de la Ley de I+D (ver páginas 2-3), pero además vía los centros de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Economía, los programas de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), y fundaciones.

Nibaldo Inestrosa,  Premio Nacional de Ciencias Naturales, dirige el Centro de Envejecimiento y Regeneración (CARE Chile UC) que se adjudicó recursos del  Programa de Investigación Asociativa de Conicyt. Pese a ello, debe gestionar al menos un 20% de aportes privados, los que en su caso vinieron de la mano de Soquimich.

"Para investigaciones relacionadas con cosas aplicadas, es mucho más fácil conseguir recursos. Hay otros proyectos como ecología, biodiversidad a los que les cuesta más. Nosotros tuvimos la suerte porque estábamos estudiando el litio, no fue complicado", explica (ver nota páginas 2 y 3).

Según Conicyt, las ciencias naturales, ingeniería y tecnología, son las áreas de mayor interés para las empresas.

Andrés Couve, director Instituto Milenio Neurociencia Biomédica (BNI), señala que "si ya la inversión que realiza el Estado es baja, la de los privados es más aún".

En este contexto, Couve agrega que los científicos tienen que generar confianzas en el sector privado, para que sea evidente el alto retorno social y económico de la inversión. "Hay que salir y mostrar los proyectos (...) Hoy en el BNI tenemos un portafolio de tecnologías interesante, estamos siendo pioneros en el trabajo con empresas en el área de la neurociencia, con fuerte énfasis en el patentamiento y la protección de propiedad intelectual", explica.

Dentro Conicyt también está el Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (Fondap). Christián González, dirige Centro Fondap de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, Gero.

En Gero, que todavía no cumple un año de vida, no han tenido acercamientos con privados.  Por ahora, su financiamiento ha sido exclusivamente desde proyectos Fondap, pero tienen un equipo para captar recursos privados, tarea que no es fácil. "En temas de salud humana se requiere un tiempo bastante grande para obtener resultados. En cambio, los dineros del sector privado, no proyectan a tan largo plazo como para esperar por el retorno de esos recursos", dice González.

Claudio Hetz, director y consejero científico de Fundación Neurounión, que ha ejecutado proyectos de Conicyt, explica que recién algunas empresas se están dando cuenta que hacer inversión les ayuda y hay un cambio.  Por ejemplo, la familia Said Handal, dueña de Embotelladora Andina y BBVA, apoyó la construcción de un centro de investigaciones sin fines de lucro para luchar contra el Parkinson. La idea es que el centro privado atienda pacientes y también realice investigación, a través de Neurounión.

"Falta entender cuál es el potencial de los científicos chilenos.  En Chile hay gente inteligente, con buenas ideas que se las arregla como puede con lo que hay", dice.