Recibir un Oscar representa el logro máximo para cualquier actor o actriz, pero varios han visto como su carrera se desmorona tras ganar el anhelado Premio de la Academia. Malas decisiones, proyectos descabellados y el afán de lucrar con el repentino éxito son la tónica de estas historias que grafican lo efímero y fugaz que puede ser el éxito.
Whoopi Goldberg: la actriz ganó el Oscar en 1991 gracias a la película "Ghost", en la cual encarnó a una exótica médium venida a menos. Tras aquel triunfo, su carrera tuvo un tranco irregular, ya que si bien convenció a la audiencia y la crítica con su recordada actuación en "Cambio de Hábito", la secuela de ésta fue destrozada por los medios especializados. Desde allí su carrera se fue en picada. Malas decisiones y guiones mediocres prácticamente la hicieron desaparecer del radar hollywoodense e, incluso, obtuvo una nominación a los Premios Razzie, los que eligen a lo peor de lo peor de la industria cinematográfica.
Cuba Gooding Jr.: el actor sorprendió al adjudicarse el Oscar en 1997 por su inolvidable personificación de un pintoresco jugador de fútbol americano en "Jerry Maguire". Al año siguiente se anotó otro gran éxito gracias a su elogiada participación en "Mejor Imposible", junto a Jack Nicholson. Pero entonces todo cambió. Comenzó a alternar entre buenos roles ("Más Allá de los Sueños", "Hombres de Honor") y algunos sencillamente vergonzosos para un actor de su categoría ("Rat Race", "Snow Dogs"). Si bien tuvo un buen desempeño en la cinta "American Gangster", su momento actual dista mucho de lo que los críticos auguraban de él. Ahora se remite a actuar en películas que se lanzan directo en DVD representando roles con nulo valor artístico.
Kim Basinger: si bien la rubia ya había acaparado la atención del público con las películas "9 Semanas y Media" y "Batman", su consagración llegó en 1998 al ganar el Oscar por su rol en "L.A. Confidential". Si bien posteriormente logró cierto éxito con el thriller "Celular" y un pequeño rol en "8 Mile", bodrios como "I Dreamed of Africa" y "Bless the Child" hundieron su carrera. Los últimos años los ha pasado actuando en películas que, sistemáticamente, han sido repudiadas por la crítica ("Los Informantes", "El Centinela"), lo cual da cuenta de que haber ganado un Oscar representó un punto de inflexión negativo en su trayectoria.
Roberto Benigni: el actor italiano logró su consolidación de forma algo tardía, ya que los Premios de la Academia que recibió en 1998 por "La Vida es Bella" (Mejor Película Extranjera y Mejor Actor) le llegaron cuando estaba cerca de cumplir 50 años. Sin embargo, su talento e innegable carisma le auguraban un futuro promisorio. Su próximo proyecto personal llegó cinco años después, dirigiendo y protagonizando "Pinocho", uno de los filmes más caros de la historia del cine italiano. El fracaso de éste fue rotundo e, incluso, la cinta ha aparecido en diversas listas como una de las peores películas de la historia. Posteriormente, en el 2003, participó en la cinta independiente "Coffee and Cigarettes", con críticas dispares, tras lo cual sólo ha participado en una película en los últimos nueve años.
Halle Berry: tras una irregular carrera, la actriz recibió un Oscar el 2002 por su interpretación de la viuda de un reo ejecutado en "Monster's Ball". Posteriormente, participó en una nueva entrega de la saga de James Bond y, con un rol secundario, en X-Men 2, las cuales respondieron en la taquilla. Sin embargo, Berry comenzó paulatinamente a embarcarse en proyectos de dudosa calidad. Protagonizó el thriller "Gothika", el cual fue vapuleado por la crítica, pero lo peor estaba por venir. El 2004 aceptó participar en la cinta de superhéroes "Gatúbela", la que fue un fracaso en las boleterías y fue elegida entre los peores filmes del año. Tras esa amarga experiencia sólo ha participado en seis películas, las cuales no han recibido el visto bueno de la crítica.