Las ganancias de los artistas por la rotación radial de sus canciones -concepto conocido como "ejecución pública"- es uno de los procesos menos conocidos del vínculo entre música y emisoras, pese a convertirse en una de las fuentes de ingreso más relevantes para sus protagonistas. En el caso local, la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) estableció un método en que toma una muestra del 10% de lo emitido por todas las radios del país durante un semestre, según las planillas enviadas por las propias estaciones. A partir de ahí, realiza un pago cada seis meses a los respectivos autores.
Según estimaciones de la propia entidad gremial, vigentes hasta 2012, cada pasada de un tema se paga en cerca de $ 125. Un track histórico, o que esté gozando de su mejor temporada, puede llegar a tener 500 pasadas diarias. Por tanto, un compositor de éxito recibe cerca de $ 187.000 semestrales por alguna de sus creaciones, sin contar los ingresos que vienen desde TV o conciertos.
Por otro lado, la SCD confeccionó un listado en que la canción chilena que más derechos autorales ha ganado entre 2002 y 2012 es Herida (1990), de Myriam Hernández, quien también figura como autora. En segundo lugar aparece otro suceso de la baladista, El hombre que yo amo (1989), aunque escrita por el argentino Gogo Muñoz.
Hoy, el ranking de lo más tocado en el primer semestre de 2014 arroja una mínima presencia chilena: La Ley aparece con Olvidar en el puesto 64 y Los Bunkers en el 88, con Bailando solo. El caso de los penquistas es elocuente: también, con esa misma canción, eran los locales con más rotación durante todo 2013, en el puesto 41. No es raro, entonces, que las plataformas digitales hayan crecido como alternativa: de acuerdo a la compañía de streaming Deezer, el 70% de ese consumo se hace a través de teléfonos; las horas de mayor demanda son durante las noches de viernes y sábados, y la mayor porción de usuarios (el 39%) se ubica entre los 18 y 24 años.