LOS GESTOS DEL PAPA

El Papa Francisco predica más con los gestos que con las palabras. El mundo lo aprendió a sólo 15 días de su elección. En la tarde del jueves santo, el Pontífice acudió a la cárcel de menores de Casal del Marmo, en las afueras de Roma, para celebrar la misa que recuerda la Última Cena y el lavado de pies a los apóstoles. Se arrodilló y enjuagó los pies a 12 presos, entre ellos musulmanes y dos mujeres. Un gesto inédito y nunca visto en la bimilenaria historia de la Iglesia.

Ese día, en Radio Vaticana se podía seguir el sonido de la misa, sin verla. Se escuchaba cantar a los detenidos, acompañados por una guitarra, y las voces de los que entre ellos proclamaron la Biblia y los salmos: una lectura tímida, con muchos tropiezos y acentos extranjeros. Mientras el Papa les comentaba el Evangelio, el silencio era total. "Esto es conmovedor: ¡Jesús que lava los pies a sus discípulos!", dijo el sacerdote. Y siguió explicando sin leer y siendo lo más concreto posible: "Esto no significa que debemos estar lavándonos los pies todos los días el uno al otro. Significa que tenemos que ayudarnos recíprocamente. Este gesto es mi deber, pero se trata de un deber que amo, que hago de corazón. Ahora que hacemos esta ceremonia, que cada uno se pregunte: '¿De verdad estoy dispuesto a servir, a ayudar al prójimo?'"

Una homilía breve y sencilla, luego de la cual se agachó, mojó, secó y besó los pies a los jóvenes encarcelados.

El Papa de los gestos proporcionó ese mismo 28 de marzo el marco teórico de su histórica iniciativa. En la misa celebrada en San Pedro ante cardenales, obispos, presbíteros y religiosos, les habló de los últimos, de los humildes, de los excluidos: "El Señor lo dirá claramente: su unción es para los pobres, los cautivos, los enfermos, los que están tristes y solos. La unción no es para perfumarnos a nosotros mismos".

El novedoso sello de su gestión vino precedido de una situación inédita en la Iglesia en los últimos 598 años: la renuncia del Papa Benedicto.

Francisco I fue elegido por Revista Time  el personaje del 2013 y The New Yorker le dio su última portada, en una ilustración titulada "Snow Angel".

ADIOS A MANDELA

ALEXIS Y EL MUNDIAL
TROPIEZO PRESIDENCIAL
EL TORREON DE HERMOGENES
LOS COMPAÑEROS DE ALTAMIRANO
UN PAJARICO CHIQUITICO
RECUERDOS DEL FUEGO
DESPUES DEL TIFON
EL SELFIE DEL AÑO

Era la ceremonia en honor a Nelson Mandela. Miles de periodistas y fotógrafos acreditados, una centena de líderes mundiales, discursos, bailes y tambores africanos sobre el escenario. Pero la foto que dio la vuelta al mundo más rápido ese 10 de diciembre fue el selfie -o autorretrato- del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con los primeros ministros de Dinamarca, Helle Thorning Schmidt, y de Inglaterra, David Cameron.

La actitud festiva, casi adolescente de estos tres personajes fue portada de los principales diarios británicos y estadounidenses. Los comentarios en redes sociales se centraron en la crítica por la falta de solemnidad ante la ceremonia y, también, por el rostro tenso y mirada molesta de Michelle Obama.

ABDUK HAJI, NAIROBI
CARLOS ARREDONDO, BOSTON

Una parte de Boston reventaba frente a sus ojos, pero la mente de Carlos Arredondo (53) no estaba ahí. Atrapado en su memoria, estaba pensando en la ciudad de Najaf, imaginando que para Alexander también debió ser así. Que antes que su hijo mayor muriera como soldado en Irak, debe haber sentido lo mismo: el zumbido de la explosión, el fuego, el humo. Por eso, dijo en el Boston Globe, "sintió miedo".

LOS FANTASMAS DE FUKUSHIMA

Lo que había ahí eran don rieles que parecían perderse y desaparecer, sin llevar a ninguna parte, porque la tierra y las plantas se los habían comido. A los costados se veían casas, un barrio residencial y la civilización abandonada que servía para creer que antes ahí, en Namie, prefectura de Fukushima, vivieron más de 223 mil personas. Porque ahora no quedaba nadie.

El golpe vino el 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto de magnitud 9.0 sacudió la costa noreste japonesa, donde estaba la central nuclear de Fukushima, con olas posteriores de hasta 15 metros que superaron las barreras de contención, dando como resultado el peor accidente nuclear desde Chernobyl.

Esa vez, después de la lluvia radiactiva, se liberó suficiente radiación como para que se evacuara a todos en un radio de hasta 20 km de la central, ubicada en la ciudad de Okuma. En esa zona está Namie. Habían pasado dos años de eso cuando Tomás Munita llegó a fotografiar lo que quedó después de la tragedia, en septiembre de 2013, cuando la población ya había arrancado. Del día en que sacó esta foto, recuerda "el calor, que el Geiger counter -que se usa para medir la radiación- subía y bajaba constantemente. Sólo se veía a la policía patrullando las calles y, en ocasiones, alguien que iba a su casa en busca de algún objeto que debía luego escanear para ver si lo podía sacar de la zona de exclusión".

EL MAQUINISTA

Han pasado cinco meses del accidente de tren de Santiago de Compostela, España, en el que murieron 79 personas y 146 resultaron heridas. La tragedia ha dejado de consignarse en los periódicos y a la ardua tarea de afrontar las ausencias ha seguido el tiempo lento de la justicia, que debe esclarecer quién tuvo responsabilidad en el siniestro ferroviario más grave del país en 40 años.

Frente a ella, hasta ahora, sólo se sienta Francisco José Garzón, quien esa tarde del 24 de julio conducía el Alvia 04155. Al maquinista Garzón, que ha vivido en la más absoluta discreción estos meses, el juez le atribuye delitos de homicidio imprudente y lesiones. Este trabajador veterano de la empresa pública de ferrocarriles -30 años como empleado, 10 como maquinista sin percance alguno- es el único imputado. Nacido en una localidad gallega de raigambre ferroviaria, Monforte de Lemos, el hombre está inhabilitado para ejercer su profesión. Su libertad con cargos le obligó en un primer momento a presentarse cada semana ante el juez, que también le ha confiscado el pasaporte, pero ahora sólo debe ir si es llamado.

Hasta el accidente vivía junto a su madre anciana en La Coruña, y hoy nadie sabe dónde reside. El sindicato de ferroviarios, que se encarga de su defensa, no da información sobre él, salvo que está yendo a terapia sicológica. Garzón carga solo con un accidente todavía en curso de investigación.

En septiembre, el juez del caso citó a 27 directivos y técnicos de Adif, la empresa ferroviaria, para que explicaran por qué el tramo en el que se produjo el accidente no cuenta con un sistema de frenado que entre en funcionamiento ante un exceso de velocidad o un despiste del conductor. Pero a principios de noviembre, la Audiencia Provincial de La Coruña anulaba las imputaciones. La investigación interna de Adif considera el exceso de velocidad y la distracción del maquinista, reconocida por él mismo, como único desencadenante del accidente, aunque las pesquisas del juez continúan más allá de ese error humano.

DEL SOBRINO AL TIO

Ignacio Santa Cruz buscó la manera difícil de parecerse a su tío Jaime Guzmán Errázuriz, el asesinado fundador de la UDI. El actor caracterizó al hermano de su mamá en 2011, en su obra de teatro "Guzmán, 20 años", y lo volvió a hacer para la cinta "El tío", que se estrenó el pasado 17 de octubre en medio de debates y no poca polémica.

El sobrino buscó material fotográfico y audiovisual, y se sentó horas a observar las particularidades físicas de su tío, su manera de moverse, de hablar. En esa búsqueda, se dio cuenta de que lo que hacía único corporalmente a Guzmán era su mirada miope. Eso sería lo más doloroso del trabajo de maquillaje: se debía poner lentes de contacto que el oftalmólogo de la familia y del propio Guzmán le recomendó.

Con ellos ve igual que su tío: con una miopía de -6,5. "Cada vez que me los pongo, siento que mis ojos van a explotar", confiesa. Luego se instala los "anteojos poto de botella". Los marcos setenteros los buscó en Franklin, en el persa Bío Bío y en varias ópticas hasta dar con los correctos. Otra particularidad de su tío eran los dientes superiores chuecos.

Por suerte, cuenta, la dentadura postiza superior que usó es fácil de instalar. Para la película, la rutina de su metamorfosis "podía durar hasta 40 minutos y el orden partía con el maquillaje, a cargo de Michelle Tornquist; luego la cabellera postiza (que emula la calvicie del tío); después, la dentadura, y, finalmente, la postura de los lentes de contacto y los anteojos". El maquillaje, junto con la obsesiva búsqueda del tono de voz y de los movimientos, llevó a Ignacio a convertirse en Jaime. El resto fue la sangre.

EL RETRATISTA INESPERADO

NOCHE TRISTE EN SANTA MARIA

Marko es gitano, de Sao Paulo. Marko no quiere decir su apellido, pero dice que está ahí para "orar por esos muchachos". Son las 10.50 de la noche del 29 de enero en Santa María, en el estado de Río Grande do Sul, al sur de Brasil. Hace dos noches exactas, a las 2.30 de la madrugada del domingo 27 hubo un incendio en una discoteca llamada Kiss. Marko está ahí, justo frente a la entrada del lugar donde ocurrió todo. La calle está cerrada y en la fachada de la discoteca hay marcas negras causadas por el fuego y boquerones que hicieron con picotas los bomberos para la evacuación de los asistentes. También, sobre la vereda, hay cientos de ramos de flores y collages de fotos de algunas víctimas. El sitio de la tragedia está cargado de emotividad. Marko, el gitano, no escapa al ambiente espeso, pesado. Se arrodilla en el pavimento y empieza una oración con los brazos abiertos al cielo.

La noche del 27 de enero el grupo musical Gurizada Fandangueira lanzó varias bengalas en el espacio cerrado de la discoteca. Una de ellas se alojó en el entretecho de la disco y prendió el material aislante. El humo que salió de allí era lo suficientemente tóxico para que cientos de personas tuvieran un paro respiratorio en cuestión de minutos. Fueron 10 minutos en que 1.200 personas lucharon para llegar a la salida del local. Las que no alcanzaron y fallecieron en el intento, quedaron apiladas unas sobre otras, en una imagen macabra. La gran mayoría de las víctimas eran estudiantes de la Universidad de Santa María.

Cuando Marko se arrodilla en la Rua dos Andradas dos días después de la tragedia, todavía no había certeza sobre el número de fallecidos: si 233, 234 o 235...

EL MORDISCO

Ese día, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) había convocado nuevamente a una manifestación por la educación pública, gratuita y de calidad. Resultado: 80 mil estudiantes marcharon de la Alameda al Parque de Los Reyes, donde estaba el escenario en el cual cantaba Inti Illimani.

Hacia el medio día empezaron los disturbios: encapuchados, bombas lacrimógenas, carros lanza aguas. En medio del alboroto, se escucharon unos gritos más fuertes que el resto. Se trataba de una pareja que, abrazados, oponían resistencia a los carabineros.

Cerca de ellos estaba el fotógrafo Iván Alvarado (41), quien escuchó los gritos. Tomó su cámara, una Mark X, y puso un lente 1635, que tiene la particularidad de alejar las imágenes cuando están demasiado cerca. Alvarado ajustó el angular, puso la cámara sobre su cabeza, y se puso a disparar, sin mirar por el obturador.

LAS ZAPATOS DE MICHELLE

Durante una actividad en la plaza de armas, las suelas de las sandalias japonesas de Michelle Bachelet están despegadas en sus puntas.

Rodrigo Sáenz, el fotógrafo que captó esta imagen, recuerda que al día siguiente, esta vez en un evento con la comunidad evangélica en un hotel de Providencia, Bachelet ocuparía las mismas sandalias. Igual de despegadas que el día anterior.

LA MANO DE EVELYN