El viernes 10 de junio recién pasado, al añoso edificio que tiene la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), ubicado en  plena Alameda, a metros de La Moneda, ingresaron Cristián Cuevas -ex militante del Partido Socialista (PS), del Partido Comunista (PC) y ex presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC)- y Héctor Llaitul -dirigente mapuche, líder de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM)- para reunirse por casi tres horas con el vicepresidente de la multisindical, Nolberto Díaz.

El retorno de Cuevas a la CUT -luego de que renunciara al consejo como representante del PC y asumiera en 2014 el puesto de agregado laboral en España- constituyó uno de los primeros hitos del movimiento de fuerzas que se está dando al interior de la Central, ad portas de las elecciones del próximo 25 de agosto. Ese día se elegirán 45 consejeros, entre quienes se definirá quién conducirá la CUT hasta el año 2020. Por ello, es de suma importancia para los actores en competencia que cada lista consiga la mayor cantidad de cupos que permitan asegurar la presidencia.

Dirigentes de la multisindical afirman que, por el momento, hay cuatro bloques que irán a la contienda, pero dos corrientes claras: los "conservadores" y los "renovadores". Los primeros están encarnados en las listas del PC, que lideraría la actual presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, y del PS, que encabezará el ex presidente de la Central y actual secretario general, Arturo Martínez. De hecho, fuentes al interior de la multisindical afirman que entre ambos bloques estaría en ciernes un acuerdo para que la lista que obtenga mayor votación se quede con la presidencia de la Central, independiente de qué candidato logre individualmente más sufragios. La segunda lista más votada, agregan las mismas fuentes, asumiría la secretaría general, tal como ocurrió en la elección de 2012, donde Martínez -pese a alcanzar mayoría de votos- ocupó dicho cargo, dando paso a Figueroa para la presidencia.

Los "renovadores", en cambio, son críticos tanto a la gestión que Martínez ostentó durante 12 años como a la estrategia que en los últimos cuatro ha mantenido Figueroa, especialmente frente al gobierno en materias como la reforma laboral. En esta ala se instalaba el pacto que lanzarían Cristián Cuevas y Nolberto Díaz para convocar a una mayor autonomía sindical. Sin embargo, y tras negociaciones que se llevaron a cabo hasta entrada esta semana, Cuevas habría declinado participar en el proceso. Sí lo hará Díaz, quien continúa reclutando nombres.

Otra alternativa es la que busca consolidar  la "Agrupación de trabajadores por una mejor reforma laboral", creada hace poco más de un año. Ésta reúne principalmente a sindicatos de empresas privadas, como Ripley, Starbucks Coffee, Aguas Andinas y Entel,  entre otras. "Quienes estuvieron presentes en la tramitación de la reforma laboral no conocen lo que es una negociación colectiva real en la empresa privada", dice Andrés Giordano, presidente del sindicato Starbucks Coffee y vocero de la agrupación.

Pero más allá de los esfuerzos colectivos, para varios de los consultados el resultado ya está claro. "La próxima presidencia de la CUT está clara. Será Arturo o Bárbara y, finalmente, los bloques de cada uno se distribuirán los cargos. Posibilidad de renovación prácticamente no hay", vaticina Carolina Espinoza, dirigenta de la Confederación Nacional de Funcionarios de la Salud Municipal.

El diagnóstico de algunos de los dirigentes es que estas elecciones encuentran a una CUT dividida y debilitada,  tras casi dos años de discusión de una reforma laboral respaldada por la directiva de la multisindical que terminó siendo menos de lo comprometido inicialmente por el gobierno. A esto se  agregan críticas históricas, como falta de transparencia en el proceso electoral y una supuesta intervención de partidos políticos que respaldarían económicamente a algunos sindicatos en el cumplimiento de sus cuotas a cambio de votos. "Miembros de nuestra organización han recibido llamados de dirigentes de la CUT para comprar votos", denuncia Giordano.

Para Espinoza, la CUT "no está a la altura de los trabajadores", y asegura que desde sus bases incluso se ha planteado la opción de desafiliarse. Por todo este ambiente, anticipa una baja participación en estos comicios.

Los cambios del proceso 2016

Al no haber sufragio universal, el voto de los dirigentes es proporcional a la cantidad de trabajadores con cuotas al día de los sindicatos que representan. Buscando mayor transparencia y evitar irregularidades, el colegio electoral de la CUT informó, mediante una circular emitida en mayo, que cada organización "deberá pagar sus cotizaciones presentando el listado de sus organizaciones base por los cuales está pagando y el número de afiliados con el nombre completo". El documento también estipuló que el pago a Tesorería sólo será recepcionado "como plazo máximo el 30 de junio de 2016". Las organizaciones pertenecientes a la CUT deben cotizar por el 0,08% del ingreso mínimo mensual de cada uno de los trabajadores afiliados.

Por eso, sólo después de este jueves se conformará el padrón electoral, el que, según Martínez, se dará a conocer "los primeros 10 días de julio".

De acuerdo a cifras de la secretaría general, actualmente hay cerca de 200 sindicatos, 32 federaciones, 25 confederaciones y 14 gremios  del sector público afiliados a la CUT. En conjunto, sumarían aproximadamente 520 mil trabajadores. Según estimaciones extraoficiales, la mitad de las organizaciones no tendría sus cuotas al día.

Otro de los resguardos que se tomaron para reducir el riesgo de fraude es establecer que sólo tendrán derecho a elegir y ser elegidos consejeros los dirigentes de las organizaciones afiliadas con anterioridad a 90 días a la fecha de la elección (plazo que venció el 25 de mayo), que estén al día en las cotizaciones de la Central y/o ejerzan un cargo nacional o territorial. Finalmente, las listas tienen hasta el 25 de julio para inscribirse.

Una vez cumplidas estas etapas y conformado el padrón, el 25 de agosto los dirigentes votarán para elegir al consejo general que este año se reducirá de 60 a 45 miembros tras la modificación de estatutos aprobada en enero. Por cada tres consejeros que resulten electos en una lista, ésta tendrá derecho a un representante en el comité ejecutivo que componen 15 integrantes. Posteriormente, será el consejo electo el que votará para decidir qué cargo ocupará cada uno de los miembros del comité; entre ellos, el presidente de la Central.

"Esperamos que estas sean las últimas elecciones con voto ponderado y que, tal como se aprobó en el congreso de enero, que la próxima sea con votación directa de los trabajadores del sector privado y público",  plantea Raúl de la Puente, presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef).