En Estados Unidos, una prolongada disputa legislativa-sindical en el céntrico estado de Wisconsin se ha convertido en un tema de discusión política nacional.
Mientras los trabajadores públicos de Wisconsin mantienen una protesta que ya lleva más de dos semanas, el gobernador republicano Scott Walker insiste con su proyecto de recorte presupuestario y de eliminación de los derechos de negociación colectiva de los empleados estatales.
Con el paso del tiempo, los efectos de ese conflicto se fueron expandiendo hacia otros estados y se transformaron en una pulseada política que repercute en todo Estados Unidos.
El Senado del estado de Ohio, en el que los republicanos tienen mayoría, aprobó este miércoles una ley parecida a la que se debate en Wisconsin. Se espera que la Cámara de Representantes de ese estado la vote la semana que viene.
Desde los sindicatos agrupados en la Federación Americana del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales (AFL- CIO, por sus siglas en inglés) sostienen que la protesta se trata de la defensa del salario, de derechos adquiridos y de la propia supervivencia de las organizaciones gremiales.
En cambio, desde el Partido Republicano —cuyos gobernadores y legisladores impulsan estas medidas— aseguran que se trata de llevar a la práctica las propuestas que fueron avaladas por los votantes en las elecciones de mitad de período de noviembre de 2010.
A poco de iniciado el conflicto en Wisconsin, el presidente Barack Obama respaldó a los manifestantes y calificó la propuesta de eliminación del mecanismo de negociación colectiva como un "asalto a los trabajadores". Sus dichos terminaron por instalar el tema a nivel nacional.
PRUEBAS DE LABORATORIO
Para muchos analistas, lo que sucede en ese estado de más de 5,5 millones de habitantes se transformó en una suerte de laboratorio político donde los ensayos pueden determinar el modelo de país.
De imponerse la propuesta de Walker, otros estados gobernados por republicanos acelerarían reformas similares, a la vez que los sindicatos perderían fuerza ya que, entre otras cosas, se eliminarían las membresías obligatorias y el pago de cuotas sindicales que realizan los afiliados.
Desde las organizaciones que representan a los trabajadores afirman que la discusión que subyace es la situación en la que van a quedar frente "al poder".
Los miembros del Partido Republicano niegan estar en contra de los trabajadores. En cambio, ven la mano demócrata detrás de las protestas. Para ellos, las dos cuadras que separan la sede central de la AFL-CIO de la Casa Blanca son más estrechas aún en términos políticos.
"La realidad es la siguiente, este sindicato (en referencia a las organizaciones de Wisconsin) como muchos sindicatos forman casi parte de la estructura del Partido Demócrata", afirma el analista republicano Adolfo Franco en diálogo con BBC Mundo.
Según Franco, esas estructuras sindicales son utilizadas en todas las elecciones "para votar en bloque, para difundir información y para llevar a la gente a votar".
CON EL OJO EN EL DEFICIT
Desde el sector republicano insisten en la necesidad de resolver los desequilibrios fiscales tanto a nivel de los estados como a nivel nacional.
"Lo importante es tomar en serio el problema del déficit, de los gastos del gobierno, algo que no ha hecho el presidente Obama", sostiene Franco.
El discurso republicano insiste en la comparación entre los trabajadores estatales y los del sector privado, donde "muchas empresas han tenido que realizar sacrificios, han dejado cesante a muchos empleados o se les ha rebajado el sueldo a los trabajadores, como en el caso de las aerolíneas".
Según Franco, "los beneficios y los aumentos casi automáticos (para los empleados públicos) que existen en varios estados han contribuido una barbaridad a aumentar los gastos de los gobiernos".
Los sindicatos relativizan las ventajas comparativas entre empleados privado y públicos y aseguran que estos últimos, en general, tienen un mayor nivel de capacitación.
SENADORES "EXILIADOS"
Mientras tanto, en Wisconsin ambas partes parecen estar paradas casi en el mismo lugar donde estaban al inicio del conflicto.
El gobernador Walker presentó este martes su proyecto que incluye un recorte presupuestario de US$ 1.500 millones, avalado por sus seguidores y los miembros del movimiento conservador Tea Party.
Los trabajadores, por su parte, expresaron su rechazo a viva voz, como lo vienen haciendo desde hace más de dos semanas.
Fuera de los límites de Wisconsin, en tanto, permanecen 14 senadores demócratas que viajaron a otro estado para evitar ser llevados por la fuerza pública y aportar el quórum necesario para que el Senado estatal pueda sesionar y aprobar la controvertida propuesta.