"Llegué de Perú hace tres años y cuando entré a estudiar mis compañeras me recibieron muy bien. Me han hecho sentir muy cómoda. Acá no hay discriminación, ni rechazo", comentó Lisette Meneses, alumna de segundo medio de Administración del liceo Sara Blinder.
La joven de 15 años es una de las mejores estudiantes de su curso. Su caso es similar a las de las otras 20 hijas de inmigrantes que cumplen su enseñanza media en el establecimiento. "Todas están muy comprometidas con sus materias y se sacan buenas notas", dijo Paola Rosales, rectora del establecimiento.
El bienestar que sienten, las menores extranjeras, provenientes de Perú, Ecuador y Colombia, tiene que ver con una política de integración que lleva 12 años, implementándose en el liceo, emplazado en pleno centro de Santiago. "Acá incentivamos a las chicas para que se respeten unas a otras y sean solidarias entre ellas. Ha sido un trabajo a largo plazo que ha tenido buenos resultados. Nuestras cifras de bullying o maltrato escolar son casi nulas", sostuvo la mandamás de la institución, dependiente de la Fundación de Escuelas Católicas de Santo Tomás de Aquino.
Los académicos del recinto comentan que de las 850 alumnas que estudian disciplinas técnicas de atención de párvulos, secretariado, administración y enfermería, tuvo un cambio cuando eliminaron el puesto de inspector general. "En ese tiempo era la disciplina por la disciplina. Ahora tiene sentido y busca corregir la mala conducta", señalaron.
Otro punto que destacan en la institución es la inclusión de mujeres con discapacidad auditiva. Más de 20 estudiantes están desarrollando su currículum de enseñanza media, a la par con sus compañeras. "Hemos logrado importantes avances con ellas y no hemos tenido problemas. Además, de los 45 docentes que se desempeñan acá, más de la mitad posee dominio de lenguaje de señas, lo que es un gran punto a favor. Yo misma tengo problemas de audición, lo que ha generado una cercanía con ellas", dijo la rectora Rosales.
Apunta que una de las metodologías que ha tenido éxito es el proyecto Mi Estrella. Esta se aplica cuatro veces al año y consta de un autoevaluación en unidades relacionadas al respeto, solidaridad, honestidad y compromiso.
"Los profesores y los padres les escriben un mensaje acerca de lo que tienen que mejorar. Luego, en una reunión privada se les conversa y hacen un compromiso. Realmente lo han cumplido", aseguró.