Es una foto histórica y discutida. Algunos dudan de su autenticidad. Pero según Robert Capa (1913 -1954), ni siquiera tuvo tiempo de mirar el visor. El fotógrafo, acostumbrado a desafiar las bombas del campo de batalla, habría conseguido su mejor foto al azar. No había tiempo para detenerse a encuadrar. Tanto para los soldados como para los reporteros, seguir con vida dependía de lo rápido que fueran con el gatillo de sus armas o sus cámaras. Fue lo que al parecer sucedió con Muerte de un miliciano, la imagen más emblemática de la Guerra Civil Española, tomada por Capa en 1936.
A 100 años de su nacimiento, el International Center of Photography (ICP), fundado por su hermano Cornell Capa, saca a la luz una entrevista inédita, de 1947, en la que el fotógrafo relata cómo plasmó la escena. Según Capa, la foto fue tomada en Andalucía, desde las trincheras, mientras unos 20 milicianos hacían fuego cruzado contra las fuerzas de Franco. Hizo varios intentos antes. "A la cuarta vez puse la cámara sobre mi cabeza sin siquiera mirar e hice unos clics por sobre la zanja", dice en la grabación. "Nunca las vi y las mandé con un montón de otras tomas. Me quedé en España por tres meses, y cuando regresé, me había vuelto famoso debido a que mi cámara alcanzó a coger a un hombre en el mismo momento en que le disparaban".
La cinta fue recuperada por el curador del ICP, Brian Wallis, luego de hallar a un coleccionista que la ofrecía por eBay. La compró en dos mil dólares, pero hoy su precio es incalculable, ya que es el único registro de voz de Capa. Y no sólo eso: en la última década, la autenticidad de la foto ha sido cuestionada por estudiosos españoles, quienes aseguran que fue "escenificada" en el cerro Muriano, a varios kilómetros de la zona de conflicto.
La entrevista fue realizada por la cadena de radio NBC, de EE.UU., para publicitar Ligeramente desenfocado, el libro de memorias del fotógrafo: Capa tenía 34 años, pero había vivido como si tuviese 70. Para entonces, el arriesgado fotógrafo había sido testigo de dos de los cinco conflictos bélicos que alcanzaría a cubrir: la Guerra Civil Española y parte de la II Guerra Mundial, registrando la resistencia italiana, en Sicilia, y el Desembarco de Normandía. Luego vendrían la guerra árabe-israelí y la Guerra de Indochina, donde encontró la muerte al pisar un mina terrestre, en 1954.
Mucho más Capa
Nacido como Endre Friedmann en Budapest, en 1913, Capa tuvo una vida agitada más allá de la guerra. Era un vividor glamoroso, que conocería temprano a Ernest Hemingway, con quien compartió su adicción al peligro y las mujeres: fue pareja de la fotógrafa Gerda Taro (muerta en el campo de batalla) y, más tarde, amante de Ingrid Bergman. Entre medio, se las arregló para ir a la guerra y cofundar con Henri Cartier-Bresson la agencia Magnum, que impulsó la labor fotográfica.
Ahora, por su centenario, una serie de exposiciones alrededor del mundo revaloran su obra. Su paso por el frente italiano durante la II Guerra Mundial se exhibe hasta el 5 de enero, en el Palazzo Braschi de Roma, para luego ir a Florencia; fotos tomadas entre 1943 y 1945 estarán en el encuentro Paris Photo, hasta el 17 de noviembre; mientras que sus poco conocidas imágenes a color son reveladas por el ICP de Nueva York hasta mayo de 2014. También hay muestras en Corea, Japón y su natal Hungría.
Se suma la muestra La maleta mexicana, en el Museo San Ildefonso, de Ciudad de México, que da cuenta de otro hallazgo reciente: en 2007 se encontraron 126 rollos perdidos, con fotos de Capa y sus colegas Gerda Taro y David Seymour, que van del 1936 al 1939. Aún se investiga cómo las cajas fueron a parar allí.