La complicidad que muestran fuera de la cancha es la misma que se observa en ella. Basta que aparezca el primero de los balones que se utilizarán en las fotografías que ilustran esta nota para que Andrés Vilches, Brayan Véjar, Martín Rodríguez y Leonardo Povea comiencen a jugar con él. También a intercambiar bromas. Se molestan por las poses e intentan distraer al compañero de turno.
Los cuatro son las joyas de Huachipato, auténticas joyas de acero. Todos fueron piezas clave en la campaña del equipo de Mario Salas en la Copa Sudamericana y hoy tendrán una tarea dura: intentarán revertir la primera caída ante Palestino en el CAP, que puso en serio riesgo la opción de volver a ese torneo, en el que este año fueron eliminados en octavos de final por Sao Paulo, o de ir a la Libertadores, en la cual participaron en 2013.
Vilches es el mayor y, hoy, la figura del cuadro. En el Apertura suma 11 tantos y en la Sudamericana fue el goleador del certamen, con cinco. También el más tímido. "Llegué al club a los 12 años. Me trajo Luis Castro, quien ha descubierto a gran cantidad de jugadores. El 2013 estuve cuatro meses en Barnechea. Volví y me mandaron a Valdivia. Ese proceso me sirvió mucho para valorar lo que tenía en el club. Cuando uno es joven y recibe un sueldo se conforma con ser citado, nada más. Mario Salas me integró al plantel cuando se fue David Llanos. Me dijo que seguir dependía de mí, que tenía su confianza. El puesto me lo gané en la pretemporada, cuando les marqué a la U y a la UC".
Rodríguez ya alcanzó su sueño: fue nominado a la Selección por Jorge Sampaoli. Sin embargo, el volante admite que su consagración no llegó antes debido a algunos errores. "Ir a la Roja era una aspiración que se veía muy lejana. Vengo de Diego de Almagro (Tercera Región). Era casi imposible llegar a compartir con jugadores como Alexis (Sánchez), Vidal, Bravo o Medel, por nombrar a algunos, pero todos me trataron de gran forma. Sánchez me aconsejó mucho. Me dijo que en todos los partidos debía dar el máximo y que fuera un niño en la cancha. Que nunca dejara de divertirme", explica. Este estímulo se contrapone con un pasado que quiere olvidar. "Pasé por un momento duro. Me sentí ahogado por las lesiones. Llegué un par de veces atrasado a las prácticas y le respondí mal al 'profe'' Salas. Eso me afectó. Tengo una hija y me debo a ella. Decidí tomar el camino correcto", admite.
El lateral Véjar es el menor del grupo y también ha coqueteado con la Roja. En el Mundial de Brasil integró el grupo de sparrings que se encargaba de mostrarle los movimientos tácticos al equipo titular. "Ser sparring me sirvió mucho. Las primeras veces estaba ansioso. Es un gran nivel de exigencia. Ir al Mundial es una experiencia que no se olvida. Lo viví como uno más del plantel. El cuerpo técnico nos decía que debíamos exigir al máximo a los que jugaban. Con los que más hablaba era con (Gonzalo) Jara, porque se formó acá, y con (Mauricio) Isla, quien juega en mi puesto. Es un espejo, porque me gusta ser ofensivo. Me gustaría volver a la Selección como adulto", dice el carrilero, seleccionado Sub 20 con Hugo Tocalli.
El volante Leonardo Povea fue detectado en un Nacional Juvenil. Su crecimiento no se detuvo. Dice que la cohesión entre ellos es clave. "Andrés y Martín fuimos compañeros en Juvenil. Brayan es un poco más chico. Sin dudas, nos conocemos de memoria y eso influye bastante. Es más cómodo jugar entre amigos. Hemos crecido juntos", dice el volante, quien se inspira en Marcelo Díaz: "Me gusta mucho su juego. Es dinámico, trata bien al balón y remata al arco. Lo vi desde chico e intento sacar algunas cosas para mi estilo".