Las modistas de La Tirana
Cuando aún faltan tres semanas para la celebración, los encargados de trajes y zapatos ya trabajan a tiempo completo.

Durante todo el año preparan con fe y devoción sus danzas para presentarse ante la Virgen de La Tirana. Esta vez, nuevamente llegarán cerca de 17 mil bailarines al Santuario de la Virgen del Carmen, en Pozo Almonte, Región de Tarapacá, para cumplir con sus mandas y tradiciones religiosas.
Pero los sambos caporales, cuyacas, gitanos, morenadas, tobas y diabladas no sólo exhibirán sus movimientos. También sus trajes, llenos simbolismo religioso.
El 16 de julio de cada año, los 818 habitantes de este poblado ven cómo la cifra aumenta en miles durante esa semana. Y quienes preparan los trajes multicolores ya están trabajando.
Bien lo sabe Michelle Guzmán, quien con su abuela Lucinda Tapia (desde hace 52 años se dedica a la costura) en estos días prácticamente no dan abasto con la demanda para la elaboración de blusas, falsos, capas, puntillas y calzones, entre otras indumentarias, que forman parte de los trajes de los bailarines de la tradicional fiesta religiosa.
Con un puesto instalado en uno de los estrechos pasillos de la Feria Persa de calle Zegers, en pleno corazón de Iquique, Michelle y Lucinda trabajan varias horas al día para entregar los encargos de los bailarines.
“Hemos recibido muchos pedidos de agrupaciones de caporales en estos días. En promedio, nos podemos demorar una semana en confeccionar un traje completo, pues tienen muchos detalles, sobre todo las capas, a las cuales hay que elaborarles diseños y figuras con piedras, perlas y lentejuelas. Eso, además de ajustarnos a los colores y figuras que nos piden, pues son indumentarias muy llamativas, con mucho colorido y brillo”, aseguran.
De hecho, Lucinda Tapia se radicó desde hace unos meses en Quilpué, Valparaíso, pero retornó a Iquique durante esta fecha para atender los requerimientos de sus clientes. “La gente nos busca, conocen nuestro trabajo, el detalle, las aplicaciones y la labor que hacemos, pues en eso está la clave de nuestro éxito”, indica.
Hasta $ 400 mil
Gamusinas, telas de fantasía, lamé, entre otros, forman parte de los materiales básicos que se requieren para la confección de un traje, cuyo valor promedio puede alcanzar entre $ 300 mil y $ 400 mil. La mayoría de los productos los compran en el país y otros los adquieren en Perú o Bolivia.
“La elaboración de los trajes para los danzantes de La Tirana se ha vuelto una tradición familiar y la abordamos con mucho entusiasmo. Es un trabajo que nos gusta mucho y al que ponemos todo nuestro esfuerzo. Aprendí las técnicas con mi abuela y me he dedicado, principalmente, a las capas, puntillas y los adornos, pues requiere de precisión, cuidado y empleo de los materiales exactos, para lograr lo que nos piden los bailarines”, cuenta Michelle Guzmán.
No muy distinto es el panorama en “La Fábrica”, la empresa familiar de Enrique Pérez Opazo. Emplazada en la tradicional calle Amunátegui, esquina de Tarapacá, en el casco antiguo de Iquique. Hace más de 45 años están dedicados a elaborar el calzado de los bailarines de la fiesta religiosa más importante del norte.
Fabricados de cuero, los calzados de los danzantes son, en su mayoría, botas y en algunos casos zapatos modelo reina, con una hebilla. Todos los productos que emplean los adquieren en el sur del país.
“En términos de complejidad, quizás lo más difícil de fabricar son las botas de los sambos caporales y los figurines. Estas últimas básicamente son para mujeres, pues llevan muchos adornos, deben ser llamativos y tienen requerimientos específicos”, indica.
Las botas de los sambos caporales son largas, deben tener un taco estilo mexicano y en cada costado, entre ocho a 10 cascabeles grandes y muy sonoros.
En el caso de las bailarinas que danzan como figurines, las botas deben llegar hasta la rodilla o por sobre ella y estar revestidas de la misma tela del traje principal. Además, muchas veces llevan diseños de diablos, serpientes, bordados o dibujados con lentejuelas. “En el fondo, los diseños deben cumplir los requisitos de ser elegantes, pero muy llamativos. Nos podemos demorar una semana en elaborarlos y los precios fluctúan entre los $ 80 mil y $ 100 mil. Este es un negocio familiar y se ha mantenido la tradición. Lo asumimos como hermosa tarea y con mucha fe, pues todos somos devotos de la Virgen del Carmen”, agrega Pérez.
En cuanto a las máscaras que emplean algunos de los danzantes, la mayoría de ellas son encargadas a Tacna u Oruro. La inversión total en un traje para un danzante puede llegar hasta el millón y medio de pesos.
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