"Para nosotros, todo lo que se hace en la banca son servicios mínimos, porque hay una interconexión. No somos una tienda que vende ropa. Nosotros transferimos de una cuenta a otra, esta es una industria completamente interconectada", enfatiza el CEO y country head de Scotiabank en Chile, Francisco Sardón, respecto de la determinación de las operaciones necesarias para que el sector siga funcionando en caso de huelga, según lo establecido en la reforma laboral que comienza a regir en su totalidad el próximo 1 de abril.

De acuerdo a esta norma, la empresa y sus sindicatos deberán definir qué es lo estrictamente clave para que todo siga funcionando en caso de una paralización, pero la Dirección del Trabajo puede limitar o incluso restringir esa lista, materia que preocupa al sistema financiero. "Este es un tema que debiese estar definido ya y sobre la base del sentido común", añade el ejecutivo, y explica que adelantaron las negociaciones colectivas con todos sus sindicatos.

Está en el salón del directorio de la entidad, en pleno centro de Santiago, mientras en la Plaza de la Constitución se desarrolla una protesta de profesores y abajo en las calles que circundan a La Moneda los vendedores ambulantes se confunden con la gente que camina apurada al mediodía. Es un día soleado y Sardón no está muy optimista con la economía chilena. Se queja de las reformas del gobierno y sus efectos, pero reconoce que el país tiene la capacidad para volver a crecer fuerte. "Conociendo a la sociedad chilena y a Chile como país y lo que han logrado los chilenos, se pueden poner metas de crecimientos del 4 o 5% fácilmente. Este es un país que tiene todas la herramientas para ponerse a ese nivel", sostiene.

Cuenta que los primeros meses de este año estuvieron muy malos para el sector, que las empresas apenas están invirtiendo y que la gente sigue muy cauta para endeudarse, porque teme perder el empleo. Por lo mismo, asegura que probablemente el país no se expandirá más del 1,7% este año, pero reitera la decisión de los controladores de la entidad de seguir en Chile y muestra las cifras del banco en 2016, que hablan de una expansión del 14,4% en consumo y 15,4% en hipotecario, los que sumados a los incrementos en los depósitos muestran un crecimiento sólido.

Sardón se entusiasma cuando habla del proyecto de fábrica digital que lanzó la entidad el año pasado, cuenta que tras la compra del negocio financiero de Cencosud se convirtieron en el tercer mayor operador de tarjetas de crédito del país y revela que hoy en el Scotiabank de Chile, casi un tercio de todas las operaciones ya se hacen de manera electrónica. Por eso mismo, asegura que fue acertado cerrar sucursales. "El 2013, Scotiabank tenía 155 sucursales y hoy tiene 107. Este es el primer banco en Chile que ha reducido su infraestructura en un tercio", afirma.

¿A qué se debió que las utilidades del banco crecieran 44% en 2016?

En general, los resultados del banco fueron muy positivos en 2016. Reportamos una utilidad cercana a los $ 116 mil millones, que representa un 44% de incremento respecto de 2015. Y diría que se debe a un enfoque en el negocio principal del banco, que tiene que ver con la banca retail y mayorista. Hoy, Scotiabank está con un 6,5% de participación de mercado, cuando hace tres años teníamos un 4,9%.

Desde 2010, nosotros entramos a un proceso de mejorar la productividad, especialmente en banca retail, donde multiplicamos la productividad por cinco con la misma gente. Es más, en algunos segmentos como pyme hoy día tenemos menos gente, prácticamente la mitad, y vendemos cinco veces lo que vendíamos al mes en 2010, entonces el crecimiento ha sido exponencial. Hoy, un ejecutivo de negocios vende 25 productos semanales. Antes eran cinco.

Usted dijo hace algunos meses que querían llegar al 10% del mercado. ¿Esa meta se mantiene vigente?

Sí. La banca es un negocio de escala, tiene que tener ciertas escalas para ser atractivo. Si uno quiere levantar la rentabilidad para alcanzar el retorno sobre patrimonio de 18% que tienen bancos del tamaño del Chile o Santander, hay que tener una escala mayor, pero como dije antes, el Scotiabank es un inversionista de largo plazo que siempre va a estar buscando oportunidades.

¿Por qué optaron por no tener una marca diferente para la división de consumo?

Decidimos romper el paradigma de que la banca de consumo se debe llevar con una marca distinta a la de banca personas. Teníamos Banco del Desarrollo de Scotiabank y lo que hicimos fue juntar las sucursales de Scotiabank y del Banco del Desarrollo de manera tal que fuera más conveniente para el cliente tener un solo modelo de atención. Tampoco perdimos clientela, juntamos dos marcas.

¿Cuánto aportó al crecimiento del banco la compra de la tarjeta Cencosud?

Entró a nuestros libros en mayo del 2015 y traía 2,5 millones de clientes, de los cuales 700 mil utilizaban su tarjeta por lo menos una vez al mes. Hicimos dos cosas: primero, una estrategia de profundización de los 700 mil que usaban la tarjeta y a los 1,8 millones que estaban inactivos los seguimos contactando para que reactiven sus tarjetas a través de una oferta atractiva. Trabajamos mucho de la mano de Cencosud. Hay un trabajo enorme y una posibilidad de crecimiento que explica por qué esta tarjeta ha crecido a tasas de 15% a 16 % en últimos 12 meses, cuando la industria en los últimos 12 meses está creciendo a la mitad. Hoy somos el tercer banco en tarjetas de crédito, después de Santander y CMR Falabella.

¿Han pensado en ampliar esta alianza a los otros mercados, donde Scotiabank y Cencosud coinciden?

Ya tenemos una asociación en Colombia, que se renovó en 2016, y estamos abiertos a mirar otros países.

Sobresaltos en banca corporativa

¿Cómo les está pegando la desaceleración?

Algunas preocupaciones que hemos tenido vienen por el incremento del desempleo que pueda impactar la cartera de consumo y de personas. La cartera hipotecaria no nos preocupa tanto, porque tiene una garantía, y los bancos mantienen el financiamiento de hasta un 80% del valor de la propiedad. La otra cartera que ha tenido algunos sobresaltos es la de banca corporativa, por los problemas de empresas como Masvida y Fernández Wood.

¿Hay algún sector que estén mirando con mayor atención?

Hasta hace cinco meses, la minería y todas las empresas relacionadas a ese sector estaban en observación. Cuando le da gripe a una minera, le viene pulmonía a la pyme proveedora. El otro sector que nos preocupa es el salmonero y agro en el centro-norte del país, donde la sequía ha hecho desaparecer el patrimonio de mucha gente. También estamos viendo una desaceleración de la construcción.

¿Y el riesgo ha subido?

Yo conozco la banca chilena desde los años 90 y es un sistema muy sólido, con índices de solvencia tremendamente altos y cuya operación, además, le permite mantener consistentemente esa solidez. Hoy día, las provisiones están alrededor del 2%, lo cual muestra una buena administración del riesgo. No veo un problema potencial en la banca.

¿Y cuál es el caso de ustedes?

La tercera razón que explica nuestros resultados es la administración correcta del riesgo. Dijimos: "Chile se está desacelerando económicamente", lo vamos a ver tarde o temprano en las cifras de desempleo, tenemos una cartera importante de créditos hipotecarios, tenemos una cartera importante de créditos que se puede ver afectada, así que decidimos, a partir del año 2015 y 2016, seguir otorgando créditos, pero de forma bastante más cautelosa y selectiva. Eso nos ayudó a generar menores provisiones.

En materia económica, el primer trimestre ya está jugado. ¿Lo que queda del año será igual de débil?

Nosotros estimamos que el alza del precio del cobre es, sin duda alguna, una muy buena noticia, pero debido al letargo de 2015 y 2016, la economía y las empresas mantienen esa dinámica de menor inversión. Y lo vemos en el requerimiento de capital de trabajo y de capital de largo plazo para inversiones en maquinarias, terrenos, nuevos activos, etc. Creemos que el 2017 es un año de continuación de lo que ha pasado el 2016, creemos que podría haber medidas que faciliten el proceso de inversión en el país. Me imagino que el gobierno va a estar activo en inversión pública.

Ni Pitágoras podría entender la reforma tributaria

¿Las reformas tienen la culpa?

Las reformas han tenido un impacto. Son medidas que indudablemente han impactado. Todavía no estamos seguros cuáles van a ser los impactos de la reforma laboral, pero si estamos creciendo al 1,6%, lo que hay que hacer es flexibilizar el empleo, porque una empresa necesita tener flexibilidad para poder contratar y despedir según su evolución. Hace poco salió en la prensa que se habían perdido 68 mil puestos formales que han sido reemplazados por empleos esporádicos, entonces ¿cómo regresas a esas 68 mil personas al sistema formal, con contratos laborales, si no les simplificas la vida a las empresas? Pero a mí, como inversionista extranjero y a ninguno en la corporación nos escandaliza una tasa de impuesto del 27%, lo que nos preocupa es que el mecanismo para administrar la reforma tributaria sea difícil y complicado para las empresas.

¿Para la banca es aún más complicado?

Sí, porque hay que contratar más gente. Ni Pitágoras podría entender la reforma tributaria. Es súper compleja, entonces ese es el tema, era más práctico subir el impuesto a la renta a todos por igual. Y el otro gran tema importante es el FUT, porque era un formador de ahorro al interior de las empresas, lo cual evitaba endeudamientos.

¿Les interesa entrar al negocio previsional en caso de que el aumento de la cotización pueda ser manejado por la banca?

No, nosotros hemos visto el negocio de pensiones como un negocio que ha sido difícil de administrar. Es un negocio que ha ido pasando a una baja rentabilidad por problemas de administración, regulatorios, así que creemos que no es un negocio interesante para nosotros.