1. Piñera enfrenta segunda vuelta más competitiva de lo esperado
Un triunfo con sabor amargo. La sorpresa y la incertidumbre se instalaron en el comando de Sebastián Piñera. Contrario a las expectativas internas –y a las encuestas políticas-, el ex Mandatario no logró superar el 40% del electorado que se le atribuía en la totalidad de los pronósticos.
Aunque obtuvo el primer lugar en la carrera presidencial, con un 36,6% de los votos escrutados, el resultado lo aleja del 44,06% que consolidó en la primera vuelta presidencial de 2009, cuando logró imponerse en el balotaje al abanderado de la entonces Concertación, Eduardo Frei, e instaló a la derecha en La Moneda por primera vez desde el retorno de la democracia en 1990.
En esta oportunidad, Piñera logró casi 700 mil votos menos. A ello debe sumar la votación alcanzada por el ex UDI y candidato independiente José Antonio Kast, quien conquistó un inesperado 7,9%. El ex diputado, en todo caso, llegó de inmediato hasta el centro de operaciones de Piñera, que funcionaba en el Hotel Crowne Plaza, y le entregó su respaldo sin condiciones.
Piñera queda a una distancia de casi 14 puntos sobre Alejandro Guillier y debe ir no sólo tras la votación de Kast, sino que también por los sufragios obtenidos por la DC Carolina Goic, instalada en un pobre quinto lugar con menos del 6% de los sufragios. El escenario -en todo caso- se vislumbra altamente competitivo.
2. Guillier gira su mirada a la izquierda
El abanderado de la Fuerza de Mayoría, Alejandro Guillier, terminó disputando voto a voto su paso a la segunda vuelta con la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, quien se transformó en la gran ganadora de la jornada de ayer. Guillier obtuvo el peor desempeño de un candidato oficialista desde 1990, un 22,68%, aunque en esta oportunidad la coalición gobernante por primera vez en su historia se presentó con dos representantes: él y la DC Carolina Goic, quien alcanzó casi 6%.
El senador independiente -con todo- tiene el desafío de sumar el respaldo del resto de los postulantes a La Moneda que -con excepción de José Antonio Kast- se instalan en el espectro de la centroizquierda. Ayer, el primero en entregar su apoyo a Guillier fue el candidato del PRO, Marco Enríquez-Ominami, quien resintió su peor perfomance electoral de tres intentos y se situó en el sexto lugar, con menos del 6%.
Sánchez, por su parte, mantuvo distancia de la carta oficialista, aunque criticó abiertamente a Sebastián Piñera: "Es un retroceso para el país", señaló. Guillier -en todo caso- dijo ser el representante del progresismo en la segunda vuelta y manifestó que "las puertas están abiertas para todos".
3. El Frente Amplio consolida tercera vía
Lo habían dicho muchas veces a quien quisiera oírlo, incluso de la boca de la propia Beatriz Sánchez: el objetivo del Frente Amplio, más que la presidencial, era consolidar una bancada en el Congreso que los erigiera como actores claves en la política.
Y el resultado fue extraordinario: beneficiándose del nuevo sistema electoral, estaban eligiendo 20 diputados y un senador hasta última hora de anoche. Una representación superior al 10% de la Cámara, que le quita la mayoría al actual oficialismo y los sienta en la mesa de cualquier posible negociación futura en el hemiciclo.
Por supuesto, hay cosas que están por verse. Como, por ejemplo, cuál será la consistencia política de una bancada con figuras tan disímiles como Giorgio Jackson o Pamela Jiles. Pero en los últimos meses, el debate al interior del bloque era si debía negociarse antes de la segunda vuelta con Alejandro Guillier para tener una posición de más fuerza. Con los resultados puestos, la postura de hablar antes parece un despropósito: el FA inaugurará su rol clave nada menos que para el balotaje.
4. La renovación del Congreso
Se sabía de antemano que el nuevo Parlamento luciría renovado, pero la elección superó todas las expectativas. Más de la mitad de la Cámara de Diputados será distinto de su composición actual y, debido al nuevo sistema, ingresarán figuras impensadas. Hasta la medianoche de ayer, cerca de 30 diputados ingresaban con menos del 5% de los votos, algo que nunca había ocurrido desde el retorno de la democracia. Y muchos lo hacían por el arrastre de un candidato más votado.
El caso emblemático es el distrito 10, donde la alta votación de Giorgio Jackson permitió que Gonzalo Winter y Natalia Castillo ingresaran al hemiciclo con el 1% de los votos. La fórmula, a su vez, dejó fuera a Alberto Mayol, pese a que tenía el 5% en la misma lista del Frente Amplio.
El modelo, que permite ser electo con menos porcentaje, generó además una verdadera irrupción de famosos en el Congreso: chicos reality, figuras de la farándula, cantantes y deportistas lograron ser electos en numerosos distritos. Algo que también cambiará el rostro del edificio de Valparaíso.
5. La DC en su peor momento
La noche fue una tormenta perfecta para la directiva que encabeza Carolina Goic. Ella perdió con el porcentaje más bajo que ha tenido un candidato presidencial de la DC en la historia; el partido quedó con la más baja representación en la Cámara de Diputados desde su fundación en 1958, y, por si fuera poco, los triunfos emblemáticos en senadores los consiguieron figuras que son oposición al grupo que encabeza el partido, como Yasna Provoste y Ximena Rincón. Un clima nada de pacífico de cara al Consejo Nacional de hoy.
6. La nueva hegemonía en la derecha
En la centroderecha Renovación Nacional, que lidera Cristián Monckeberg, se impuso con holgura a sus socios de la UDI: 36 versus 30 diputados y 6 versus 4 senadores. La colectividad de Jacqueline van Rysselbergue -quien públicamente había señalado que se convertirían en el principal partido del país y aspiraban a ser el "corazón" de un eventual gobierno de Piñera- también debió resentir la pérdida de su secretario general, Pablo Terrazas, en distrito 11. A ello se suma el buen desempeño de Evópoli con 6 diputados y 2 senadores.
7. El tropiezo de las encuestas
"Si las encuestas hubieran dicho la verdad, tal vez sí estaríamos en segunda vuelta". La frase es de Beatriz Sánchez y refleja el sentir con uno de los grandes damnificados de la jornada electoral: el sistema de encuestas en su conjunto. No fueron capaces de predecir correctamente que Piñera estaría bajo el 40% ni que Sánchez pelearía voto a voto con Guillier.
Los encuestadores chilenos no están solos: la tendencia es mundial, con la elección de Trump, el Brexit y el plebiscito sobre las Farc en Colombia como ejemplo. Pero es un golpe duro a la capacidad de los sondeos de medir a los chilenos.
8. Participación estancada
A media tarde, el tema de conversación era obligado: las largas colas en los locales de votación generaban la idea de una alta participación en la jornada electoral. Algo que fue una media verdad.
Esto porque, de acuerdo a las cifras entregadas a la medianoche, cerca de seis millones 650 mil chilenos fueron a votar. Una cifra casi idéntica a la de los comicios de 2013, pero menor en porcentaje respecto del total de la población habilitada para sufragar. Lo interesante es que los sorprendentes números de Piñera y Guillier abren un escenario de participación difícil de predecir para el balotaje.