A comienzos de 2009 se realizó una peculiar ceremonia en la cumbre de la recién terminada torre Titanium. Ahí estaban Abraham Senerman, dueño de la inmobiliaria; Andrés Weil, gerente general de la oficina de arquitectura del grupo Senerman, Senarq; los arquitectos del proyecto; el jefe de obras y varios obreros. A simple vista, parecían los tijerales para celebrar el fin de las faenas. Pero, en realidad, se trataba de una ceremonia de feng shui.
¿Qué hacía esta técnica china de 3.000 años de antigüedad protagonizando un ritual en el edificio más alto de Santiago? Quien la practica hace 29 años en la capital, Sylvia Galleguillos, estaba celebrando junto a arquitectos y altos ejecutivos de la Inmobiliaria Titanium S.A. que sus recomendaciones -como la disposición de los accesos y la orientación de la misma torre- se habían regido por los principios de ésta. Por lo mismo, estaba destinada a albergar espacios armónicos y más productivos.
En la ceremonia había una manta de colores dispuesta como un altar y cuatro grandes canastos llenos de naranjas que simbolizaban la prosperidad. También, sonidos de campanas, cuencos y de un gong y granos de arroz, que luego fueron esparcidos alrededor del altar. "Ya habíamos realizado una ceremonia inicial en el hoyo donde se levantaría el edificio, porque una torre tan alta tenía que crecer como un árbol y dar frutos. Y cuando el edificio estuvo listo, hicimos otra más", cuenta Galleguillos, fundadora de la Escuela Chilena de Feng Shui a fines de los 80.
La misión de la técnica milenaria es crear armonía en los espacios, que pueden ir desde escritorios hasta habitaciones, casas, oficinas y terrenos vacíos. A través de una especie de brújula llamada Lopan, un entendido estudia las energías en un espacio acotado para, así, poder interpretar cuál es la orientación correcta que debe tener cada objeto (o pared en el caso del uso que tiene el feng shui en la arquitectura) dentro de un interior.
Es esa capacidad del feng shui lo que ha motivado a distintas empresas de la capital a adoptarla en sus instalaciones.
Javiera Padilla, al igual que Sylvia, es consultora de feng shui y asesora a compañías de distintos rubros. "Hay de todo: colegios, clínicas, estudios de abogados, tiendas y varios más. Un 20% de mis clientes son empresas. Pero a ellos no les gusta que el resto sepa que han aplicado la técnica, porque lo ven como una herramienta para competir. Para algunos, es como el secreto de su éxito, y no quieren que les copien la fórmula", asegura.
La maestra Galleguillos cuenta que antes esto se hacía más en casas particulares, pero desde hace 10 años que las oficinas lo empezaron a incorporar. "Partieron tímidamente, un poco avergonzadas de realizar algo que podría sonar como una locura", dice. Pero explica que hoy, las empresas buscan innovar, y ven al feng shui como algo que genera beneficios, aumenta la productividad o mejora las relaciones entre los empleados.
Según Andrés Weil, gerente general de Senarq, ellos sometieron el proyecto completo -la estructura y las oficinas- de la torre Titanium para que les dijera qué elementos podían ser contradictorios para lograr un ambiente armónico. Y entre varias recomendaciones, les señaló no instalar los accesos principales en el sector sur, porque era una zona despejada, donde podrían dispersarse las energías. Les aconsejó ubicarlos a los costados del edificio, donde están hoy.
Otro dato no menor fue el consejo que les dio sobre dónde ubicar a los ejecutivos de la inmobiliaria. "A los gerentes los puse en sus zonas de prosperidad. Esto se establece según su fecha de nacimiento y su asociación a un agente como tierra, fuego, agua, madera o metal, porque eso determina ciertas habilidades", dice Sylvia.
Hace poco, Sylvia asesoró a una agencia de marketing llamada Di Paola, que acaba de llegar al sector de Alonso de Córdova. Raúl Vargas, gerente general de la empresa, cuenta que ya se había asesorado por la entendida en su anterior oficina, y dado los buenos resultados, decidió reclutarla otra vez para su nuevo lugar.
"El primer diagnóstico fue que entre el personal faltaban personas 'fuego', que representa el reconocimiento. Por eso, hubo que equilibrar esto pintando de rojo ciertas zonas de la casa", dice. Asimismo, en el sector donde se ubican los ejecutivos de cuentas (el área dedicada a las ventas), Sylvia recomendó pintar el muro de verde. "Porque representa a la madera, que es crecimiento. Así se potencian los negocios", explica Sylvia.
Según Raúl, desde que aplicó el feng shui hace tres años, "la empresa ha ido en constante crecimiento. Nos hemos cambiado tres veces de oficina, porque se hacen pequeñas y, quizás es coincidencia, hemos ganado varios premios de marketing".
Marisol Alvarado estudió feng shui con Sylvia. Ella es abogada, pero también es dueña del apart hotel Home&Business, ubicado en calle Roger de Flor, en El Golf. "Aquí llegan ejecutivos que buscan un ambiente más familiar que el de un hotel. Por eso apliqué la técnica milenaria a la decoración de los departamentos", explica. Así, pintó algunas murallas de color verde claro, y en la cocina utilizó tonos rojos, que representan el norte y el reconocimiento. "Lo que se pretende es llevar conciencia a los espacios y darles un sentido simbólico", cuenta.
La misma tendencia también está llegando a los edificios residenciales. La corredora de propiedades Alaluf vendió en 2009 el proyecto Altaterra, en el sector de La Dehesa, que fue diseñado con principios del feng shui. Según Alejandra Alaluf, gerenta comercial de la corredora, "lo que hoy busca el comprador es que las casas, departamentos u oficinas no sólo sean estructuralmente funcionales. Los clientes piden que tengan ciertos valores agregados que permitan mejorar la calidad de vida", finaliza.