Rodeado de su familia, el pasado 1 de septiembre Eduardo Fernández León celebró su cumpleaños número 79. Al día siguiente partió a Europa junto a su señora Valerie Mac Auliffe, donde permaneció hasta esta semana.
Días después de viajar, el 8 de septiembre, Empresas Banmédica informaba al mercado que sus dos principales accionistas -el grupo Fernández León y Penta, cada uno con un 28,74% de la propiedad- habían firmado un acuerdo no vinculante con la compañía de salud más grande de Estados Unidos, United Health Group, para la venta de sus acciones a través de una OPA que valorizó a la firma de salud en unos US$ 2.800 millones. De concretarse la operación, Eduardo Fernández -a través de Inversiones Santa Valeria- recibiría la no despreciable suma de US$ 800 millones.
La venta de Banmédica viene a coronar 50 años de vida empresarial de Fernández, donde se ha destacado por su "buen olfato" para llevar a cabo sus negocios. "Está totalmente activo, muy presente", cuenta una persona que lo conoce de cerca.
¿Qué hará con estos US$ 800 millones? "Proyectos no le faltan", dicen en su entorno, donde lo describen como un empresario que disfruta desarrollando proyectos y que se entusiasma con los negocios "más por olfato y por las personas que están detrás, que por los números y las rentabilidades esperadas".
Pero lo cierto es que el escenario que enfrentará posventa del holding de salud es inédito en la historia empresarial del "Negro" -como le dicen sus amigos-, pues tal como comenta un cercano suyo, probablemente nunca había enfrentado una situación de tanta liquidez como la que le provocará esta operación. Ingeniero comercial de la Universidad Católica, su patrimonio lo forjó lentamente, "invirtiendo de manera inteligente lo que recibió". De su padre heredó la técnica de comprar en hectáreas y vender en metros cuadrados, cuenta alguien que comparte con él en directorios. "Es un empresario muy pragmático, al precio correcto vende sin darle muchas vueltas al asunto", agrega la misma fuente.
Su círculo cercano
En el mercado reconocen que una de las grandes incógnitas respecto del grupo Fernández León es quién tomará el bastón del patriarca en el liderazgo de sus inversiones. Hoy, y pese a mantenerse muy activo, el destino de sus negocios los discute con un equipo muy cercano, con el que viene trabajando desde hace muchos años, al cual ha ido delegando responsabilidades. De hecho, en sus empresas solo se mantiene en el directorio de Consorcio Financiero, designando en el resto de las compañías donde tiene propiedad a sus más estrechos colaboradores.
Uno de ellos es el presidente de Banmédica, Cristián Arnolds, hombre de confianza y a quien conoce desde la época en que junto a los Hurtado Vicuña eran dueños de Chilquinta. Arnolds es director también en Almendral, matriz en la cual, junto a la familia Matte, controlan Entel, y de Pucobre.
Junto a Arnolds hay un pequeño grupo de ejecutivos liderados por Patricio Lewin y Francisco Achondo, todos con oficinas en el séptimo piso del edificio corporativo de la inmobiliaria de la familia, FFV.
Otros tres reconocidos hombres de su confianza son Gonzalo Ibáñez, que lo representa en los directorios de Banmédica, Almendral y Pucobre; su cuñado Juan José Mac Auliffe, que está en la mesa de Entel y Banmédica, y el gerente general de Consorcio, Patricio Parodi, que también participa en la directiva de Banmédica, Entel y Pucobre.
Eduardo Fernández León tiene dos hijos: Eduardo, quien si bien tiene una formación más humanista -estudió finanzas en la London School of Economics, pero luego se especializó en la investigación de los clásicos en la Universidad de Oxford-, pertenece al directorio de Pucobre; y Tomás, ingeniero comercial de la Universidad Católica, hoy a la cabeza de la inmobiliaria FFV. En el mercado apuestan a que serán ellos los que continúen con los distintos negocios donde ha incursionado su padre.
A ellos -relatan varios cercanos al empresario- habría que sumar a tres sobrinos: Arturo y Rodrigo Fernández -hijos de Arturo y Luis Alberto Fernández León, respectivamente-, quienes están en FFV, y Nicolás Vicuña -hijo de Gloria Fernández León-, que lo acompaña en sus inversiones agrícolas.
Sus amigos más cercanos en el mundo empresarial son Leonidas Vial, José Antonio Garcés y Carlos Alberto Délano, con el que juega golf todos los viernes en el Club Los Leones. Recordada es la escena de marzo de 2015, cuando, a raíz del caso Penta, Délano quedó en prisión preventiva en el centro penitenciario Capitán Yáber. Hasta allí llegaron Garcés, Vial y Fernández para visitar a su amigo (ver foto).
Sus nuevas pasiones
Los negocios en los que participa Eduardo Fernández León son diversos. Tiene un 12,02% de Entel, un 28,74% de Banmédica, un 16,9% de Consorcio Financiero y un 25,6% de Pucobre. Solo por esas inversiones, las utilidades obtenidas -según sus participaciones accionarias- ascendieron a US$ 76 millones en 2016.
A ellos hay que sumar FFV, holding inmobiliario que, sin duda, es la gran pasión empresarial para Eduardo Fernández. Se trata del negocio que comenzó su padre y que él ha impulsado con fuerza. "El Negro es un desarrollador de proyectos y, por eso, el mundo de la gestión inmobiliaria le fascina", dice un compañero suyo de directorio.
Pero hoy quienes lo conocen aseguran que son otros los temas que más lo apasionan: la Universidad de los Andes y el Parque Tricao.
Y es que si bien Eduardo Fernández es descrito como una persona sumamente austera en sus gastos, sus aportes al mundo de la educación y de la conservación de la naturaleza delatan su versión más filantrópica.
Es así como sus inversiones en la V Región concentran gran parte de su agenda y dedicación. Todas las semanas, sin falta, Fernández León se traslada a Las Brisas de Santo Domingo, proyecto inmobiliario de segunda vivienda al lado del cual está desarrollando el que quizás hoy es su proyecto más ambicioso: dar vida al Parque Tricao.
"Es un gran amante de la naturaleza, está dispuesto a invertir mucho por salvar un solo árbol", cuenta un amigo suyo. Su origen empresarial está arraigado en el campo. Su padre explotaba los fundos San Diego, en Puangue; La Leonera, en Graneros, y Las Brisas, en Santo Domingo.
En Tricao, reserva ecológica fundada en 2006, existen más de 40 mil árboles nativos plantados en gran parte de las 750 hectáreas con que cuenta, donde se ha buscado rescatar la flora y fauna de las quebradas. Además, tiene un tranque que se extiende por 14 hectáreas y zonas para hacer asados y trekking. Es en este escenario donde Fernández León quiere desarrollar su última gran apuesta: construir un aviario gigante, uno de los más grandes de Sudamérica, de dos hectáreas de extensión.
Quienes han escuchado de la iniciativa aseguran que su idea es montar un reservorio de aves, ubicado en medio de las quebradas del bosque nativo, donde espera liberar cientos de especies exóticas que serán traídas de otras partes del mundo.
En ese entorno también pretende construir un hotel boutique cinco estrellas, proyecto que ha sido mencionado en varias ocasiones por el empresario, pero que aún no es más que una idea.
"Hoy, Tricao es su gran pasión. Va todas las semanas. Una de las cosas que lo hacen feliz es mostrarle a la gente la naturaleza, que pueda disfrutar de senderos, lagunas y todo el entorno natural", recalca un cercano suyo. La misma fuente agrega: "Quizás la característica que más lo define es que en cada cosa que emprende, ya sea como negocio o con un fin social, busca la perfección hasta en el más mínimo detalle".
Su rol filantrópico también lo destaca el alcalde de la comuna de Santo Domingo, Fernando Rodríguez. "Eduardo es un empresario importante en la zona y es un gran filántropo, porque mantener los parques que abre a la comunidad requiere de un gran esfuerzo tanto personal como monetario. El tema social es algo que lo motiva y eso se nota", recalca el edil.
La universidad
El otro proyecto que lo entusiasma es la educación. Su padre, por ejemplo, fundó el colegio particular subvencionado Fernández León, ubicado en las cercanías de Santo Domingo. "Este colegio es muy importante para la comuna y la educación que entrega es de muy buena calidad", enfatiza el alcalde.
Esta preocupación la heredó Eduardo Fernández León, quien se ha transformado en uno de los principales aportantes de la Universidad de los Andes, ligada al Opus Dei, prelatura de la cual el empresario forma parte.
"Este, sin duda, será su gran legado", cuenta un miembro de la universidad. Según información de prensa, la casa de estudios recibió en 2013 aportes por $ 7.774 millones y en 2014, de $ 7.892 millones, de los cuales $ 4.939 millones fueron aportados solamente por la familia Fernández León. No por nada en el frontis de la biblioteca de la universidad está tallada la siguiente frase: "Que las palabras grabadas en esta dura piedra sean testimonio de la gratitud de la Universidad de los Andes a Eduardo Fernández León y la familia Fernández Mac Auliffe".
Un cercano suyo agrega: "Eduardo es un empresario de muy bajo perfil. Pero, objetivamente, con sus aportes a la Universidad de los Andes debe ser de los mayores filántropos en materia educacional de Latinoamérica".
Fernández León integra la junta directiva y ejerce como vicepresidente en la Asociación de Amigos de la Universidad de los Andes. Es en esas instancias donde el establecimiento aprovecha su conocimiento en el negocio inmobiliario.
Un integrante de la Asociación de Amigos detalla que en las reuniones suele aportar ideas respecto de la construcción del inmueble y el master plan del establecimiento, el que constantemente se está revisando. De hecho, ya se analiza el futuro, pues en tres años más habrá facultades que quedarán con poco espacio. "Todo lo relacionado con el avance de la universidad y su construcción él lo hizo como algo muy suyo", cuenta la fuente.