El gobierno de Bashar Assad se ha visto deteriorado en los últimos meses, siendo el caso más reciente el abandono del Primer Ministro Rijad Hijab, quien escapó el lunes a Jordania. Pero éste es solo el más notorio de una serie de deserciones que al-Assad ha sufrido.
Junto con Hijab, partió el Jefe del Consejo Militar de la provincia de Deraa, Ahmed Neama, y medios locales aseguraron que otros tres ministros de identidad aún no confirmada también habían unido junto a ellos, deteriorando aún más el gabinete de Assad.
En marzo de este año, en tanto, renunció el viceministro del Petróleo, Abdo Houssameddine, denunciando "brutalidad" por parte del régimen.
El mes pasado, renunciaron a sus cargos los embajadores de Siria en Chipre, Bielorrusia y Emiratos Arabes, y habrían partido a Qatar, desligándose del gobierno de su país. Ya habían hecho lo mismo los representantes sirios en Suecia e Irak.
Pero uno de los golpes más duros para el líder sirio fue cuando a comienzos de julio lo abandonó el general Manaf Tlas, comandante de la Guardia Republicana y una de las personas más importantes del círculo íntimo de Assad. Pese a que recientemente abandonó el país en dirección a Francia, había pasado más de un año bajo arresto domiciliario, debido a su oposición al régimen en relación a su respuesta a la sublevación popular.
Otro golpe para el presidente sirio tuvo lugar en julio, cuando un terrorista suicida atacó en el centro del aparato de seguridad del país, los centros de control de la Seguridad Nacional en Damasco, asesinando en medio de la multitud al ministro de Defensa y al yerno de Assad.
Así, el gabinete del mandatario se comienza a desmoronar, mientras que las fuerzas rebeldes pelean con los militares por tomar control de los puntos estratégicos más importantes del país.