Histórico

Las pesadillas de Franz Kafka reaparecen en La metamorfosis

El breve y tenebroso relato que el año pasado cumplió un siglo, se presenta en el Teatro U. Mayor.

Imposible dormir así. Sus manos, inquietas como un cachorro, le ruegan volver a escribir. A mano o tras la máquina, escribirlo todo. En libretas, servilletas o las hojas de roneo que tapizan su habitación. Donde sea. El 21 de octubre de 1913, sin embargo, Franz Kafka, un vendedor ambulante de 30 años, creyó que ese día lo había desperdiciado. Volvió a casa de noche y se puso a teclear: “Día perdido. Visita a la fábrica de Ringhoffer, seminario de Ehrenfels, luego en casa de Weltsch, cena, paseo, y ahora, a las diez aquí. Pienso continuamente en el escarabajo negro, pero no escribiré”.

Un año antes, el 7 de diciembre de 1912, Kafka había puesto punto final al relato que se convertirá en su obra maestra: esa novela corta, como una pesadilla, a la que tituló Die Verwandlung (La transformación), le tomó apenas 21 días. Será publicada tres años más tarde, en octubre de 1915, y traducida como La metamorfosis. El año pasado, la tenebrosa historia de Gregorio Samsa cumplió un siglo, y ayer, en el Teatro U. Mayor, debutó la puesta en escena del texto del Colectivo Arte Matamala.

Tras el éxito de Algernon, la angustia del conocimiento, la obra ganadora del Festival de Teatro Joven de Las Condes en 2015, el director Nicolás Fernandois y el actor Moisés Angulo vuelven al género de la ciencia ficción con un sombrío montaje que fractura el escenario en dos: arriba, donde circula la familia Samsa, y abajo, una suerte de escotilla donde habita Gregorio, el hombre que una mañana cualquiera amanece convertido en un bicho. “Este último representa el mundo interno del personaje, que es también el del autor, pues la dramaturgia toma extractos de los diarios de Kafka para acercarnos los tormentos de su autor”, cuenta Angulo, protagonista del montaje y quien comparte el escenario con Patricia Velasco, Ernesto Gutiérrez, Iván Parra, Eulie Fritis y Timothy Charles Marzullo.

La historia no presenta grandes variaciones con respecto al original, añade el actor, salvo en Grete, hermana de Gregorio, quien en lugar de ser una virtuosa violinista, aquí deslumbra con su voz. “También redujimos a los inquilinos en un científico que intenta reactivar un cerebro. Es lo que venimos haciendo hace ya casi 10 años, cuando decidimos perseguir el género de la ciencia ficción, y que en esta obra posee una doble lectura: cuando Gregorio ya es incapaz de volver al trabajo y sostener económicamente a su familia, la ciencia se impone como un poder déspota”, agrega.

Gregorio -o Kafka- nunca luce como un bicho en escena. “Recurrimos a los artificios del teatro para la transformación, que se resolvió con cinco fresneles -gruesas láminas de plástico o vidrio- que deforman todo lo que tienen en frente. Así, ante los ojos del resto, de los otros, de la sociedad que el mismo Kafka criticó, Gregorio logra verse extraño, grotesco incluso”, dice Angulo. A 100 años de su aparición, La metamorfosis no ha perdido su apática visión sobre el mundo, remata el actor: “Uno de los textos de Kafka que extrajimos de sus diarios lo ilumina todo, pues aunque él vivió el desarrollo industrial, nosotros vemos sus consecuencias en la gente, y no están muy lejos de sus reflexiones. Eso lo hace todo aún más tenebroso”.

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