Hace décadas que California no se encontraba en el centro de la atención de las primarias. Como bien describió el diario de Sacramento, Capitol Weekly, California está acostumbrada a ser la dama de honor, pero "no la novia". La última vez que las internas demócratas fueron tan atractivas para los votantes fue en 1972, cuando el candidato contrario a la guerra de Vietnam, George McGovern, derrotó al ex Vicepresidente Hubert Humphrey y logró conseguir la nominación del partido. Sin embargo, terminó perdiendo la Presidencia contra Richard Nixon.
Pero desde entonces, el "estado dorado" se ha mantenido en un segundo plano, debido a que, en la mayoría de los casos, los candidatos de cada partido están prácticamente definidos a esta altura de la carrera. En 1996, California adelantó a febrero sus primarias para ganar más influencia, sin éxito. Después de cuatro elecciones, volvieron a junio, su mes de origen. Pero mañana, el estado podría cambiar el curso de la carrera demócrata.
Hillary Clinton necesita un triunfo. La ex secretaria de Estado busca quedarse con la mayoría de los 475 delegados que reparte California. Actualmente, Clinton tiene 1.769 delegados y 544 superdelegados (miembros del partido que no tienen un voto "atado "a un candidato para la Convención). Su rival, el senador por Vermont, Bernie Sanders, posee 1.501 y 45, respectivamente. A pesar de que la ex primera dama ya se considera la candidata presidencial demócrata y esta última semana ha criticado al candidato republicano Donald Trump, Hillary espera darle el golpe final a Sanders, para que, de una vez por todas, abandone la carrera. Sin embargo, están cabeza a cabeza. Según un sondeo de USC Dornsife publicado por el diario Los Angeles Times, el senador tiene 44% de apoyo, un punto menos que la ex primera dama.
Asimismo, de acuerdo a una encuesta realizada por la cadena NBC y Wall Street Journal, un 49% respaldaría a la precandidata, mientras que un 47% votaría por el senador.
Durante este tiempo, Clinton ha estado luchando en dos frentes: dentro de su partido y de cara a la elección general de noviembre. Pero este martes busca llegar al "número mágico", a los 2.383 delegados que necesita para ser la abanderada de su partido. Ese día, también se llevarán a cabo internas en Montana (21 delegados), Nueva Jersey (126), Nuevo México (34), Dakota del Sur (20) y Dakota del Norte (18).
Participación
En las últimas semanas, Hillary ha visto cómo su campaña ha ido cediendo terreno a Sanders. El senador por Vermont ha organizado una serie de eventos en distintos lugares del estado, atrayendo a grandes masas de adherentes. Según su equipo, ha reunido a más de 130 mil personas en las últimas semanas.
Y se espera una abrumadora participación. En los primeros seis meses de 2016, 1,8 millones de nuevos votantes californianos se registraron para las internas. Entre los latinos, el registro subió un 123% comparado al mismo período en 2012, destaca el diario The Washington Post.
El electorado de California ha cambiado desde que Clinton compitió y ganó en las internas de 2008 contra Barack Obama. O desde que Bill Clinton triunfó en la elección presidencial en ese estado en 1992. Según una encuesta de Los Angeles Times, Sanders tiene un gran apoyo dentro de los más jóvenes. Dentro de los votantes latinos menores a 50 años, Sanders supera a Hillary por 58% contra 31%. Además, 62% de los votantes jóvenes blancos lo apoyan a él versus un 27% a la ex secretaria de Estado.
El fuerte de Hillary esta sobre los 50 años. En ese rango, ella lidera: un 56% de los votantes blancos la prefiere frente a un 32% del senador; un 69% de los latinos la apoya contra 16% de Sanders; y un 64% de las minorías la respalda.
Se espera que la batalla por California sea reñida. Clinton sabe que podría ser derrotada, tal como cuando el senador dio la sorpresa en Indiana y Michigan, a pesar de que las encuestas mostraban lo contrario. De acuerdo a The New York Times, si es derrotada, sería un bochorno que haría que los demócratas dudaran de su posibilidad de enfrentar a Trump. Algo que busca provocar Sanders: convencer a los superdelegados que él es el candidato con más posibilidades de vencer a Trump.
Sanders apuesta por mantener su momentum hasta la Convención Demócrata de julio, para "empujar sus políticas y evitar que Hillary mueva el partido hacia el centro", asegura ABC News.