La opción de dejar el directorio de Blanco y Negro era algo que Arturo Salah venía meditando hace largo rato. El ex delantero sabía que, de cara al final de su contrato con la concesionaria, que expiraba el 24 de abril próximo, era el momento de analizar sus dos años de gestión. Internamente, y así se lo comunicó a sus cercanos durante las últimas semanas, Salah asumía que ya había cumplido un ciclo a la cabeza del cuadro albo.
Por eso, al término de la reunión del directorio realizada ayer, el ex director técnico de Huachipato, estimando que ya no era necesario dilatar más su decisión, pidió la palabra y, mediante la lectura de un comunicado, anunció su renuncia a la testera colocolina.
"He puesto término al proceso que me tocó encabezar como presidente de Colo Colo", dijo después, al salir de la reunión, visiblemente emocionado. Luego, añadió: "Es un honor que un club como Colo Colo me haya encomendado la tarea de venir como presidente a tratar de revertir un partido que, en mi opinión, en esa época (abril de 2013) el equipo estaba perdiendo. Creo que eso ha pasado. Creo que hoy este club está ganando este partido y, a raíz de ese mismo motivo, creo que se ha cumplido una etapa. Hoy (ayer) he terminado mi actuación como presidente y director de Colo Colo".
Además, añadió que "ser presidente de esta institución es una tremenda responsabilidad, pero también un tremendo honor. Me voy muy agradecido, a su vez, de haber podido desempeñarme en este trabajo, que ha sido en equipo, como todas las cosas en el fútbol".
Final anticipado
Desde que Salah asumió la presidencia del directorio albo, la gestión no fue fácil. El equipo de Macul venía, de hecho, sumido en una profunda crisis institucional y futbolística y, además, sus constantes choques con Aníbal Mosa, vicepresidente de la mesa directiva, fueron desgastándolo de manera sostenida.
De hecho, en la previa de la llegada del paraguayo Gustavo Benítez -que se concretó el 31 de mayo de 2013- el ahora ex timonel se vio en la obligación de llamar a una reunión extraordinaria de directorio para dejar de manifiesto su molestia con Mosa, quien, en forma paralela, negociaba con Claudio Borghi, Jorge Pellicer y otros técnicos para hacerse cargo de la banca del club, pasando así por sobre el presidente, quien era el responsable de las gestiones para encontrar un nuevo adiestrador.
Posterior a eso, el ingeniero civil químico debió cargar con el fracaso de Benítez y con el éxito de Héctor Tapia, quien sucedió al paraguayo y quien era la carta de Mosa, y no de Salah.
"Tuvimos de las buenas y también de las malas, pero se agradece el trabajo conjunto", le dijo el sureño a Salah luego de que éste anunciara su salida al final del directorio, relata un miembro del directorio que ayer asistió a la reunión.
Al mismo tiempo, los problemas de salud que aquejan a su esposa, quien se encuentra en tratamiento por cáncer, fue otro de los factores que influyeron de manera directa en su partida. Aunque, de todas maneras, la determinación final la adoptó luego del aumento de patrimonio de Aníbal Mosa al interior de Blanco y Negro. Consciente de las aspiraciones del máximo accionista de llegar a la presidencia, y todos los problemas que, eventualmente, eso podría haberles acarreado (y a pesar de que en el directorio le pidieron que pospusiera su decisión hasta el final del torneo), su determinación fue irrevocable.
"Arturo dijo que se iba porque cumplía una etapa, un ciclo exitoso, y también porque había cambiado la composición de poder al interior del directorio", reconoce Alejandro Zúñiga, vicepresidente de la Corporación y director de ByN.
La gestión de Salah se alargará hasta la próxima semana. A fines de abril, se elegirá a su sucesor. El camino de Mosa hacia la presidencia parece despejado.