La organización de los Juegos Olímpicos es desde hoy la tarea capital de Tokio, a la que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha concedido la edición de 2020 tras descartar las opciones alternativas de Madrid y Estambul.

No es una nueva experiencia para los nipones, pues será la segunda vez que los Juegos se organicen en la capital japonesa, que también fue sede de la edición de 1964.

"Es un gran honor ser la ciudad anfitriona. Nosotros creímos en este proyecto desde que lo presentamos, Fuimos superando una a una las adversidades y tuvimos nuestra recompensa", comentó Tsunekazu Taked, presidente de la candidatura.

Al igual que en la versión de 1964, se apostará por enseñar un país avanzado y moderno, basado en el boom urbanístico y de transporte que transformó Tokio a partir de esa época

La urbe más poblada del mundo sigue ahora disfrutando de un red de transporte imbatible y, con sus más de 34 millones de habitantes, deberá gastar 4380 millones de dólares en infraestructura, pues tendrá que construir el 60% de las instalaciones. El nuevo estadio olímpico, que se levantaría sobre el de los Juegos de 1964, costará 1.000 millones, y la Villa Olímpica, en la isla artificial de Harumi, más de 800.

Si la versión de 1964 fueron la muestra del denominado milagro económico japonés de la posguerra, los de 2020 pretenden también ser emblema y motor del resurgir de la tercera economía del mundo, que ahora parece que empieza a revivir después de años de estancamiento.

"Tenemos confianza en que organizarán unos Juegos excelentes", afirmó el presidente del COI Jacques Rogge tras firmar el contrato para 2020 con la candidatura japonesa. "La base de su propuesta" y "la experiencia de candidaturas anteriores" fueron, en su opinión, el fundamento de la victoria. 

Las razones de las derrotas

La felicidad que produjo en los orientales la decisión del COI contrastó profundamente con lo que se vivió en Madrid y Estambul. Ambas ciudades completaban la terna de candidatos a anfitriones.

Por tercera vez consecutiva, la capital española quedó fuera de la carrera por organizar unos Juegos Olí­mpicos, pero esta nueva desilusión ha tenido mayor impacto, pues el ánimo español ya viene golpeado por una de las peores crisis económicas de su historia.

Precisamente, la inestabilidad económica en la que está sumida España habría sido uno de los principales detractores de su candidatura. El proyecto habí­a vendido un modelo de austeridad con casi el 80% de las instalaciones construidas, que sin embargo no tuvo el eco esperado en la asamblea del COI.

Por otro lado, Turquía partió como favorita pero comenzó a tambalearse cuando el gobierno se enfrentó violentamente con manifestantes. La candidatura de Estambul también fue golpeada también por una serie de escándalos de dopaje de atletas turcos y la incertidumbre por la guerra civil en la vecina Siria.