En las alturas también hay diferencias y bien lo saben los directivos de Cobreloa y Cobresal, los clubes chilenos identificados hasta nominalmente con la actividad cuprífera.
La historia, salvo temporadas excepcionales, siempre marcó una tendencia: el club de Calama siempre peleó los campeonatos chilenos y brilló a nivel internacional. Así, ha sumado ocho coronas nacionales y dos subcampeonatos de la Copa Libertadores. En contraste, Cobresal nunca ha obtenido una estrella y sólo registra dos participaciones sin mayor éxito en torneos continentales. Su destino recurrente ha sido pelear sólo para no perder la categoría y 11 temporadas las ha vivido en la serie B.
Hoy, esa historia se ha volcado de modo absoluto: mientras los salvadoreños están al borde de lograr su primer título, los Zorros del Desierto están al borde de un inédito descenso.
Ambos, en todo caso, tenían un modelo relativamente parecido en sus inicios: apoyo irrestricto de Codelco, que aportaba el doble de las cuotas sociales pagadas por los trabajadores de ambas divisiones, según explica Pablo Hoffmann, ex directivo de Cobresal y actual gerente de O'Higgins.
"Ese mismo factor explicó las diferencias que desde el inicio hubo entre ambos clubes; nosotros representábamos a un campamento minero, con una masa de socios que siempre fue infinitamente menor a la de Cobreloa", afirma Hoffmann.
Lo ratifica Sebastián Vivaldi, presidente de la Comisión de Fútbol de Cobreloa: "Calama es una capital provincial, con 150 mil habitantes. Es una ciudad hecha y derecha, mientras que El Salvador es un campamento y el día que se cierre la mina, todo desaparecerá".
Por lo mismo, Vivaldi matiza que "el mérito de Cobresal es absoluto, porque sus recursos siempre han sido mucho menores que los de Cobreloa".
Hoffmann coincide al afirmar que "es impresionante que Cobresal esté luchando por el título, porque ahora debe tener un presupuesto, en términos relativos, mucho menor al que manejaba hace 10 ó 20 años, cuando El Salvador tenía una actividad mucho más intensa".
Igualmente, se apresura en aclarar su actual situación y evita emitir mayores juicios sobre la forma en que han sido manejados Cobreloa y Cobresal.
"Yo le tengo mucho cariño a ese club, pero hoy no tengo un segundo de duda: mañana (hoy) ganaremos nosotros, O'Higgins, porque tenemos una muy buena opción de pelear un cupo en la Copa Sudamericana", explica.
En la otra vereda, Vivaldi afirma que los problemas que enfrentan los loínos en este campeonato se produjeron debido a las malas decisiones tomadas en las anteriores administraciones. "Hay gente que puede tener las mejores intenciones y ser muy honesta, pero cuando no se sabe nada de fútbol todo se complica; sólo con un plantel mal estructurado se pueden sumar 11 de 51 puntos, ¡11 de 51! Ahora se ha hecho lo que hemos podido y si esta misma campaña la hubiéramos tenido en los torneos previos, ahora estaríamos muertos de la risa, mirando como otros tratan de salvarse del descenso".
Sobre el futuro, las preguntas están abiertas. Codelco ha presentado planes para mantener activo El Salvador por los próximos 15 años, aunque los aportes a Cobresal y Cobreloa han disminuido muchísimo, todos sujetos a la presentación de proyectores o convenios auditables. Vivaldi afirma: "No conozco el monto exacto, pero Codelco debe estar entregándole poco más de US$ 300 mil dólares anuales a Cobresal (el promedio histórico era de US$ 900 mil)". El directivo afirma que, en el caso de su propia institución, el presupuesto original llegaba a cero en 2016. "Estamos conversando, en todo caso, para que se vuelva a millón y medio de dólares que nos entregaba la empresa hasta hace poco; es difícil lograrlo, pero confiamos en que se podrá volver a esa cifra", concluye.