En 1994, Michael Schumacher levantaba su primer título mundial de Fórmula Uno en un accidentado y polémico final en Australia. Lejos de ahí, en la ciudad alemana de Heppenheim, un pequeño Sebastian Vettel celebraba el triunfo de uno de sus ídolos, mientras esperaba con ansias su primera carrera en el karting al año siguiente.

Así nacen, de alguna forma, los nexos entre los germanos más exitosos del "Circo". Mientras Schumacher ya escribió su historia, Vettel tiene la juventud a su favor para mejorar los hitos dejados por el heptacampeón. Por ejemplo, ayer en Abu Dhabi, igualó los siete triunfos seguidos que el "Kaiser" obtuvo en 2004.

Por lo logrado a los 26 años, comparar a Vettel con el más grande de la historia no es tan descabellado. La particularidad es que el de Red Bull partió joven, en una época donde ya se acostumbra a ver nombres de menos edad haciendo sus primeras armas.

Mientras Vettel debutó a los 19, "Schumi" inició su carrera a los 22, edad en que el actual monarca de la F1 ya tenía tres temporadas a su haber y ya se perfilaba como un gran piloto.

El mismo camino

Hay varias similitudes entre Vettel y Schumacher. Los dos partieron de pequeños en el karting y mostraron su talento ahí. De ahí, el paso a las categorías mayores era cosa de tiempo.

El infortunio de otros pilotos les permitió debutar en la serie. En 1991, el representante de Schumacher, Willi Weber, recomendó su nombre a Eddie Jordan para reemplazar en el GP de Bélgica al local Bertrand Gachot, arrestado por una pelea con un taxista, en Londres.

En Spa Francorchamps, el novel piloto le sacó rendimiento a la máquina, pero un problema mecánico lo obligó a abandonar. Benetton lo fichó a la carrera siguiente.

Para Vettel, el año de espera como piloto reserva en BMW Sauber terminó con la nominación como reemplazo del polaco Robert Kubica, accidentado en el GP de Canadá. En el GP de Estados Unidos en Indianápolis, el piloto debutó octavo, convirtiéndose a los 19 años en el más joven en lograr puntos. Tres carreras después, pasó a Toro Rosso, filial de Red Bull.

En el cuarto año de carrera para ambos anotaron su primer título mundial y al año siguiente repitieron. La diferencia: en el tercero, Vettel hizo el "tri", pero "Schumi" apenas ganó una prueba y terminó cuarto.

El dominio de ambos en sus épocas permitió que sus equipos armaran sus estructuras alrededor de ellos. Ferrari, con Jean Todt a la cabeza, le dio todo para que el alemán desarrollará su proyecto. Lo mismo sucede hoy en Red Bull.

Así fue como tuvieron por largo tiempo a fieles escuderos, como Rubens Barrichello (seis años con Schumacher) y Mark Webber (cinco con Vettel).

El brasileño aceptó de mejor forma su condición de número dos, a diferencia del australiano, quien se marcha de la máxima categoría peleado a muerte con su coequipo.

¿Y fuera de la F1? A los dos les gusta el fútbol, aunque Schumacher, hincha del Colonia, ha jugado hasta exhibiciones o amistosos a beneficencia. Vettel se limita sólo a apoyar a Eintracht Frankfurt.

Entre tantas similitudes, hay algunas diferencias. "Schumacher ganó muchas carreras por ser inteligente e implacable. Vettel gana sólo con la velocidad bruta", dice el ex piloto Mika Salo.

La amenaza de Vettel a las marcas de Schumacher aumenta en cada carrera y eso lo sabe el "Kaiser". Pero está tranquilo. "Los récords están para romperse. De eso se trata el deporte", le dijo a Bild.